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500 años

JULIO FAESLER

Los años que han transcurrido desde las primeras expresiones de nacionalidad propia que inspiraron al conquistador Hernán Cortés y lo llevó a emprender una ruta nueva para la Colonia que soñó en fundar, han sido la sucesión de episodios que produjeron la peculiar personalidad de nuestra Nación.

La promisión de México y la del continente entero colonizado por España, se asomó desde el Siglo XVI como una sociedad mestiza con creatividad propia. Hernán Cortés proyectó su visión hacía una sociedad enteramente distinta a lo que había dejado en la Península Ibérica.

El proceso de fusión de la España post medieval con la ceja disciplina mística amalgama al principio, que habría de unir los dos mundos tan diferentes amasó una personalidad enteramente distinta. No fue el caso que se dio al norte de América donde los sajones simplemente trasplantaron las estructuras de las comunidades que habían dejado atrás. Aquí se formó una sociedad enteramente nueva enlazando dos mundos en un auténtico mestizaje.

México aparece en el escenario mundial con la cultura implantada por los frailes misioneros que sembraron por doquier escuelas y universidades que producen obras y ambiciones propias. En los trescientos años de Colonia se creó una sociedad de personalidad que recogió en vivo las tradiciones indígenas en escritos y gráficas mientras inspiró una nueva literatura que se extendería por todo el continente para tocar otras culturas autóctonas que apenas tenían noción de sus existencias.

El siglo XIX deja resuelta la personalidad liberal con que México recibe la época de revoluciones socioeconómicas que marcaran los nuevos regímenes que terminan con monarquías e instauran repúblicas que emplean democracias con fines de transformación.

En el siglo XX ensayamos fórmulas de liberalismo, recetas socialistas, izquierdas moderadas para luego al final asentarnos en la fácil estabilidad de capitalismo que equilibra fuerzas internas que son resueltas por la política. El que el nuevo milenio amanezca en nuestro país sin que ninguna dichas fórmulas haya surtido los remedios requeridos es señal de que la tarea está lejos de cumplirse.

Más que nunca nos rebasan los problemas de salud, vivienda, educación, tranquilidad y oportunidades para todos, y el ingente aumento de la corrupción en todos los ángulos de la sociedad.

En el largo caminar de México de cinco siglos debe servirnos para revisar con ánimos prácticos, experiencias para no caer de nuevo en los problemas que no hemos resuelto. Con 2024 se cierran 500 años de la vida de nuestro país que ha atravesado, como es el caso de muchos otros, muchos esquemas de gobierno.

La coyuntura que en unos pocos días se acerca para cerca de 100 millones de mexicanos es clara para muchos. No todos los credencializados están conscientes de la importancia de decidir entre las diversas intenciones que tienen los candidatos presidenciales así como de los demás que buscan cargos oficiales.

La razón que mejor explica esta desatención es que no se perciben los efectos en la vida cotidiana de los actos de gobierno. No parece entenderse que las condiciones más pequeñas dependen de ellos.

Los regímenes personalistas han sido los más injustos y dañinos. Hoy la disyuntiva es clara. La administración de Morena ha sido desastrosa hasta para los propios programas en que ha basado sus metas. Los proyectos que han sido mal diseñados y peor administrados dejan una estela de desastres y de privaciones económicas que tendremos que pagar durante años.

Pertenecemos a un pueblo con medio milenio de experiencias de toda clase. No se equivocará en repetir el error de 2018.

juliofelioefaesler@yahoo.com

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