Desde el presidente Andrés Manuel López Obrador en México hasta Alberto Fernández en Argentina, Pedro Castillo en Perú y Gabriel Boric en Chile, la región de América Latina ha elegido a líderes de izquierda; el más reciente, el exguerrillero Gustavo Petro en Colombia.
Si bien la presencia de gobernantes de ideología de derecha se ha mantenido con índices de popularidad de moderados a elevados, como son el caso de Jair Bolsonaro en Brasil, Guillermo Lasso en Ecuador o Lacalle Pou en Uruguay, las tendencias electorales en Latinoamérica han buscado una alternancia a lo que históricamente se ha presentado.
De acuerdo con analistas del The New York Times, el cambio se ha dado por el hartazgo derivado de la precariedad económica, el aumento de la desigualdad, el ferviente descontento con los gobernantes y la mala gestión de la pandemia de COVID-19.
Actualmente, los líderes de izquierda de la región han lanzado una campaña basada en una distribución equitativa de la riqueza, mejores servicios públicos y seguridad social ampliada, sin embargo, las condiciones sociopolíticas actuales tras limitaciones importantes, principalmente por factores como son la guerra en Ucrania, la inflación y la crisis alimentaria complican su propuesta.
Tras la celebración de la última Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, California, la principal preocupación del Gobierno de Estados Unidos es la falta de apertura de los mercados de la región a la inversión, así como que China obtuviera una mayor influencia política y comercial en la región.
Líderes como Alberto Fernández, Gabriel Boric y López Obrador han sostenido que se necesita de una región unida para atender las crecientes problemáticas como lo son la migración y el narcotráfico.
En ese sentido, el presidente López Obrador, quien se ausentó en la Cumbre de la Américas y no presentó personalmente el proyecto faraónico, ha propuesto la integración de la región en un bloque comunitario que emule a la Unión Europea, con la finalidad de atender las diversas crisis del continente.
Las dispares ideologías políticas entre los mandatarios, así como los señalamiento de regímenes absolutos hacia Nicaragua, Cuba y Venezuela, principalmente por Estados Unidos y Canadá, obstaculizan un posicionamiento común debido a señalamientos de injerencia por parte de Gobiernos amigos como lo son México, Argentina y China, entre otros.
Por ahora, con los votantes enfrentados a tanta agitación, los candidatos moderados están ganando poca influencia, evidenciando un electorado dispuesto a apostar a los que prometen la atención y erradicación de las problemáticas históricas de la región.
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