“Nada es tan difícil de limpiar como la sangre”. Cuando la sangre mancha un tejido, es muy difícil que salga de él. Las palabras del escritor lagunero Vicente Alfonso también se han impregnado con este simbolismo de vida y muerte. La sangre desconocida (Alfaguara, 2022) es su reciente novela, misma que fue acreedora al Premio Nacional de Novela Élmer Mendoza 2021, convocado por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
“Lo dice uno de los personajes: tenemos una obsesión con la sangre a nivel de civilización. Como bien lo has señalado, hay muchísimos elementos, una tradición larguísima o varias tradiciones que se entrelazan, que han tomado la sangre como motivo, no solo literario, incluso es un motivo, un símbolo religioso importante, un símbolo político. Probablemente, se debe a la estrecha relación que hay entre la sangre y la vida”, comenta el escritor en entrevista con El Siglo de Torreón, diario donde también es colaborador.
Vicente Alfonso presentó la novela por primera vez en la Feria Internacional del Libro de Monterrey 2022, celebrada en octubre pasado. Desde entonces ha atendido entrevistas y trasladado sus glóbulos narrativos por distintas ciudades del país. Sus 264 páginas revelan tres historias acontecidas en tres lugares distintos (una ciudad estadounidense llamada Camel City, Sinaloa y Guerrero), unidas a través de hilos de sangre, como dijera el título de una novela de Eusebio Ruvalcaba. El autor es gustoso de concebir sus obras a través de estructuras complejas y este volumen no es la excepción.
Mediante su vena literaria, la metáfora del tejido se traslada al tejido social, donde la sangre derramada tampoco puede borrarse. El tejido propone un sistema de relaciones, avanza a través de la escritura de Vicente Alfonso y sus tres historias: una chica que es secuestrada en un internado para señoritas, un profesor sinaloense que se ha enterado de que sus alumnos planean unirse a la guerrilla y una historia que se debate entre el presente y los años setenta en la montaña de Guerrero.
En ocasiones, La sangre desconocida gotea puntos de unión en distintas escenas. Sobre el papel marca las pistas para que el lector pueda anticipar conclusiones, pues se trata de un texto que exige la participación del mismo. “La sangre no se quita”, comenta un personaje femenino a Fabián, uno de los protagonistas. La lectura ha de absorber frases, suturar lapsos de tiempo que renuncian a la narración lineal y muestran la ficción como un mosaico hilado por la realidad.
“Pensé: ‘si tienes un tejido narrativo, si nuestras vidas están interconectadas...’ incluso un discurso que se ha repetido mucho en las últimas décadas es que la violencia viene y desgarra el tejido social, y se habla de la restauración del mismo. Entonces decimos, cuando tienes un tejido, pero no uno físico, sino simbólico, a nivel de sociedades o de relaciones humanas, y ese tejido también se mancha de sangre, también es imposible sacar la mancha”.
En la narrativa, los papeles más importantes recaen en mujeres. Vicente Alfonso trató de escribir sobre personajes con los que no tuviera cercanía. Fue un ejercicio de quitarse los zapatos y preguntarse cómo ponerse en los de otra persona, cómo aproximarse a ver el mundo desde otros ojos.
“Sabemos que es imposible ponerse del todo en los zapatos de otro, pero sí se tiene que hacer ese ejercicio de empatía. La literatura permite eso, es lo mejor que se ha inventado para ponerse en los zapatos del otro, pero a la hora en que estás construyendo ese rompecabezas, también demanda muchísimo”.
Forma y ritmo
Se nutrió con lecturas sobre la tradición de la sangre e investigó sobre movimientos sociales del pasado. El escritor Saúl Rosales resaltó que el autor incluyera a la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S) en La sangre desconocida. Vicente Alfonso tiene aptitudes periodísticas que transitan por su sistema circulatorio, raíces que le han permitido derramar la tinta, pero sabe de sobra que las novelas deben escribirse a otro ritmo.
Lecturas y vivencias personales transformadas por la literatura, constituyen el ADN de esta entrega. ¿La ficción se alimenta de la realidad o la realidad se deforma por la ficción? El escritor responde citando las ideas de Juan José Saer y Tomás Eloy Martínez: “La ficción no es la antípoda de la realidad, no es la contraparte, sino el complemento. La ficción nos sirve para profundizar en aspectos de la realidad que no podemos abordar desde herramientas de la no ficción, como lo es el periodismo”.
El patchwork que se emplea en Estados Unidos para recolectar retazos de ropa y crear una prenda nueva, así como la tradición telar en las comunidades de Guerrero para hablar sobre su historia a través de sus vestidos, tejieron la forma que el autor habría de encontrar para su texto.
“Me quedó claro que la manera de contar la historia tenía que ser a partir de esta práctica, como de montaje. Cuando uno trabaja en un telar (y me tuve que meter también a entender cómo ocurría), es a través de dos grandes hilos que se cruzan: la trama u la urdimbre. Estuve viendo cómo se hacía y traté de hacer un equivalente literario”.
En esta explicación, el lagunero recurre a sus maestros: Vicente Leñero decía que cada historia pide su forma, mientras que Federico Campbell consideraba que la forma tiene que calzar con la historia de la misma manera que un guante en la mano. La estrategia de contar incluye ya un alto porcentaje de la historia, aunque las dudas siempre están al asecho del escritor. La sangre desconocida fue reescrita once veces antes de ser publicada. “Es frustrante volver una y otra vez, pero es un trabajo que se tiene que hacer”.
Vicente Alfonso rehúye de las moralejas literarias, pero le agrada que el lector enfrente sus textos desde una perspectiva crítica. La publicación de esta novela, que ya puede encontrarse en las principales librerías y plataformas digitales, le ha dejado muchas satisfacciones.
“Cada vez tiene uno más inquietudes, descubre uno más nuevas áreas de conocimiento a las que se quiere acercar. Entonces, entre más avanza en el camino, se da cuenta de que más le falta. Pero qué bueno, porque el día en que uno ya no tenga preguntas, ya no escribe”.
La sangre desconocida cierra con la frase: “Y nada es tan difícil de limpiar como la sangre”. Si cuando la sangre mancha un tejido, es muy difícil que salga de él, la redacción de esta entrevista agregaría: cuando un libro marca la vida de un lector, es muy difícil que el libro pueda salir de él.
Vicente Alfonso publica un tejido narrativo en La sangre desconocida, su reciente novela