(RAMÓN SOTOMAYOR)
Como es tradición, el sexto concierto de la temporada Primavera-Verano, a cargo de la Camerata de Coahuila, se efectuó la noche de este viernes sobre el escenario del Teatro Isauro Martínez (TIM). Bajo el título Danzas Húngaras, se ofreció un repertorio nutrido por obras de Johannes Brahms, Carl Maria von Weber y Felix Mendelssohn.
Cabe señalar que este concierto contó con la participación del joven cornista Uriel Ortiz, quien fungió como solista, y estuvo dirigido por la batuta del maestro Ramón Shade.
Fue en punto de las 20:30 horas cuando el escenario abrió su cortina de sonidos. La música de Weber se encargó de inaugurar la noche. En primera instancia, los músicos de Camerata interpretaron la Obertura a Oberon o El juramento al rey de los elfos (1825). Como dato curioso, esta pieza fue compuesta tres días antes de que se estrenara la ópera a la cual pertenece.
Enseguida, Uriel Ortiz salió a escenario con su corno francés, instrumento que aprendió a ejecutar gracias a la herencia musical que transita por sus venas. El joven de apenas 16 años tomó aire, se llevó la boquilla del corno a sus labios, colocó su mano derecha en el interior de la campana e interpretó el Concertino para corno y orquesta en Mi menor, Op. 45 (1815), cuya autoría también responde a una partitura de Weber. Al terminar, fue aplaudido por el público y decidió compartir una pieza más.
Tras el intermedio, la orquesta continuó el concierto con las piezas Obertura Las Hébridas, de Mendelssohn y las cinco primeras piezas de Las danzas húngaras, de Brahms.
