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VISTA DE CLARIVIDENTE

ALEJANDRO TOVAR

Para Neruda, uno debe permanecer en un estado de alerta y cambiar los hábitos para romper con todos los esquemas de una vida siempre igual, dejar de contemplar o redescubrir el pasado y ducharse en una realidad absoluta, eludiendo de esa forma las acciones cotidianas del diablo, que actúa en nosotros con un extraño pero implacable tesón, de acuerdo a su papel sustancial. Hoy resulta sencillo hacerlo, si nos sumergimos en las virtudes de los atletas olímpicos, como Noah Lyles (USA) que superó al jamaiquino Thompson por cinco milésimas, que viene a ser como un abrir y cerrar de ojos.

Ambos parecían máquinas humanas en los 100 metros. Dos virtuosos que inundaron la pista con su talento, como si los dos poseyeran el espacio de un animal territorial. En París, las ilusiones y la pasión integran tanto la emoción como el padecimiento y nos dejó ver las lágrimas del fenomenal Djokovic cuando se vio triunfador ante el terrible hispano Alcaraz. Con eso, Nole igualó las marcas de Steffi Graff, Andrea Agassi, Rafa Nadal y Serena Williams que antes de ganar su medalla olímpica habían disfrutado de cuatro slams. Un grupo de inmortales. 

Pero los héroes son como granizo de felicidad que nos cae encima. Es un desfile que va desde Marco Verde, Paola Moreno y Andrés Azcárraga, que sueña con nosotros en revivir a Mariles y su no menos famoso corcel tuerto “Arete” que voló en Londres 1948. Y junto a ellos, otros chicos que han mostrado su calidad pero doblados por seres superiores, por razones que disgustan a todos. 

Cuando ya pertenecíamos al club de fans de Simone Biles, con su amplia sonrisa y tres medallas, con su estilo desafiante, talento desbordante y exceso de energía, de pronto apareció, como de la nada, como descubierta y puesta en acción por el detective de las tinieblas, la brasileña Rebeca Andrade (25) de las favelas de Sao Paolo, cuya madre era empleada doméstica y su tía, Rebeca Cida, cocinera del gimnasio atlético la recomendó a la maestra Mónica Das Arjas, porque saltaba todo el tiempo en casa y lo hacía sobre los muebles.

Mónica quedó deslumbrada al verla. Viene de ganar tres preseas, dos de plata y bronce pero encontró de nuevo a Simone Biles en la gimnasia artística y la superó con su actitud explosiva. Su técnico actual Chico Parath, ambos del Club Flamengo, la describe con potencia física, equilibrio mental y carisma. 

Simone resbaló en la viga pero Rebeca fue irresistible. En ella, la realidad se ajustó a sus grandes sueños y fantasías. Regresando de Francia (aunque sólo sea viaje imaginativo) uno mira que la Leagues Cup es una ensalada insabora e incolora, donde Santos Laguna sacó algo con penales pero eso no le borra sus sufrimientos y carencias. Igual también la marea se llevó al Tano Ortíz de Rayados que nunca pudo acomodar a su nutrido grupo de tan alta nómina.

Otros como Gago y Osorio retornan vacíos. El cambio no es una parte de la vida, sino que es la vida misma y en esos procesos se fue Rubén Maturano (79) que ganó simpatías por su carisma y apertura pero que en la cancha era ejemplar. Como preparador desfilaba como primero en el grupo y hacía los ejercicios y movimientos mejor que algunos jugadores. Como DT dejó un legado en varios que luego figuraron. Sus virtudes fueron el entusiasmo y la fé. Y de nuevo se evoca a Neruda (1904-1973) “Cuando se abusa en exceso de la ilusión, hasta los corazones más certeros pierden su magia.

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Escrito en: Al Larguero

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