Eternos buscadores
Buscar es una acción inherente a la vida, somos eternos buscadores con consciencia y sin ella. Cuando nacemos buscamos a nuestra madre para que nos alimente, buscamos su regazo para tranquilizarnos. Cuando crecemos buscamos conocer el mundo, primero a través de la oralidad y después a través de los sentidos. Los ojos se abren grandes y, poco a poco, de una manera primaria vamos en la búsqueda descubriendo que somos individuos con gustos, emociones, sensaciones y que somos capaces de crear.
Más tarde buscamos la identificación, sin saberlo, con nuestros padres, luego con los pares que pueden o no convertirse en amigos. Buscamos que nos acepten, que nos quieran y con base a ello forjar vínculos que nos hacen tener sentido de pertenencia.
Buscamos saber qué pasa a nuestro alrededor, cuáles son nuestros talentos, por qué nacimos donde nacimos y somos lo que somos.
Al ganar años, la búsqueda es por la identidad y por la propia definición que tenemos de nosotros mismos, eso nos empuja a buscar el futuro en el presente, a caminar por la ruta de la preparación profesional, buscamos saber que queremos de la vida y también que no queremos. Ahora está de moda indagar sobre el pasado familiar para poder contestar miles de preguntas sobre lo que nos antecedió y ahí descubrir que la genética y las decisiones tienen una relación muy fuerte con la manera en que vivieron quienes nos antecedieron.
Luego también buscamos no equivocarnos, por ejemplo, la elección de la profesión o del quehacer productivo. También vamos tratando de descubrir la compatibilidad con quienes nos acompañaremos, la pareja, sobre todo. Buscamos ser los mejores padres cuando llega el momento, los mejores hijos.
Todos los días nos levantamos buscando, vamos y abrimos el refrigerador para saciar nuestra hambre, localizamos el celular que perdimos en algún rincón de la casa, también procuramos el orden para poder tener paz mental. Buscamos luego incrementar nuestros conocimientos o saber qué nos hace felices.
No sé si te habías dado cuenta la cantidad de veces que utilizamos el verbo buscar, no exagero cuando te planteo que acudimos a él todos los días, o dime ¿cuántas búsquedas haces en el celular, en la computadora o en cualquier otro gadget? Perdemos la cuenta, de ahí que la super especialización de las compañías de tecnología tenga como propósito mejorar y si se quiere hasta perfeccionar la búsqueda.
Creo que la curiosidad y más aún la necesidad de respuestas nos conducen a ese terreno de la investigación, que es otra forma de búsqueda. Si acudimos al diccionario para que la definición nos ayude respecto al tema, ya realizamos una búsqueda, luego lo que encontramos en él es lo siguiente: búsqueda significa, hacer algo para encontrar o hacer lo necesario para obtener algo.
Queremos encontrar lo que no tenemos, lo que tenemos y lo que perdimos, lo que aún nadie sabe que existe, la ruta para descubrir, para hacer, para obtener un resultado determinado. En el terreno de las emociones queremos saber quiénes somos, el porqué de nuestros enojos o alegrías.
Encontrar es una victoria, de hecho, en algunas lenguas indoeuropeas el significado es ganar o vencer. Y sólo encuentra el que busca.
Tenemos muchos sinónimos del concepto: indagar, inquirir, investigar, examinar, explorar, rastrear, escudriñar, registrar, husmear, averiguar, preguntar, ubicar, por eso te afirmaba desde el inicio que los seres humanos somos eternos buscadores.
Claro, dime qué buscas y te diré quién eres. Hay búsquedas en medio del dolor, por ejemplo, la respuesta a una enfermedad, la localización de un ser amado, la ubicación de algún lugar que dejó una mala experiencia; pero también hay búsquedas alegres, llenas de inquietud por aprender, por documentar o por recordar.
Cuando buscamos el álbum familiar para revisar las fotografías de los abuelos o de un pasado en el que no estuvimos presentes, en el fondo lo que buscamos es la memoria, que nos permita reconstruir ciertos hechos. Cuando buscamos tener los encuentros con los compañeros de aula lo que intentamos es recrear los momentos compartidos. El sentido de la búsqueda es individual, pero por eso, debemos estar atentos a qué, a quién, dónde, cuándo y cómo buscamos. Seguramente al final de la vida buscaremos irnos en paz.