El planeta Saturno con sus anillos y la Tierra. (NASA/ARCHIVO)
Un artículo científico publicado apenas este septiembre apunta a que el planeta Tierra, nuestro hogar, tuvo un anillo de asteroides como el de Saturno en el pasado.
Los investigadores Andrew G. Tomkins, Erin L, Martin y Peter A. Cawood de la Monash University en Australia son los autores del estudio donde plantean que si todos los grandes planetas del Sistema Solar tienen anillos y se ha sugerido que Marte también tuvo uno, queda preguntarse si la Tierra también.
El estudio parte luego de analizar 21 impactos de asteroides desde lo que se reconstruye el casi fallido encuentro de un asteroide con la Tierra hace 466 millones de años, causando que se rompiera mientras pasaba por el planeta. Esto explicaría porque rocas sedimentarias contienen el material del asteroide en una abundancia mayor.
El estudio sugiere que los fragmentos resultantes formaron un anillo de “escombros” que fue decayendo a lo largo de decenas de millones de años, resultando en un pico anómalo en el ratio de impactos que formaron cráteres. Esta hipótesis explicaría porque las estructuras de impacto de ese periodo están localizadas próximas al Ecuador, cuando los impactos de un cinturón de asteroides se espera que tengan una distribución al azar a lo largo del globo.
Este anillo, señalan los investigadores, pudo causar el evento de enfriamiento global más intenso en los últimos 540 millones de años.
El periodo se llama Edad de Hielo Hirnantiana, que se presentó, según el portal Plant Evolution & Paleobotany, cuando el clima de la Tierra era caliente y los niveles del mar eran “substancialmente” más altos que hoy. Los mares estaban habitados por una diversa fauna.
Esto entre hace 445.2 millones de años y 443.8 millones de años.
Aunque se indica que muchas de estas especies ya tenían problemas y la diversidad biológica estaba decayendo.
Con la Edad de Hielo, el clima se enfrió y se formaron glaciares provocando que los niveles del mar se redujeran. A nivel mundial se estima que cayó 80 metros, causando la extinción de numerosas especies que dependían de ambientes de agua poco profundos.
Las que sobrevivieron vieron reducirse sus números, teniendo que adaptarse. El artículo aclara que mientras las especies cambiaban el clima cambió de nuevo, las temperaturas se elevaron, los glaciares se derritieron y el nivel del mar subió incluso más que antes de la glaciación produciendo una nueva extinción.