Luego que durante la semana pasada, cientos de migrantes tomaran las calles y banquetas de la colonia Santa Rosa de Gómez Palacio como su hogar, en la espera de poder subir a un tren que los llevara a la frontera norte con Estados Unidos, ayer lucieron completamente vacías.
Y es que el "punto de ayuda humanitaria" se mantiene en las inmediaciones del sector por parte del personal del Instituto Nacional de Migración (INM), en coordinación con la Guardia Nacional, el cual no les ha permitido a esas familias que buscan llegar al país vecino, poder acercarse siquiera a las vías del ferrocarril.
Pero la presencia del personal de Migración se ha internado en el sector Santa Rosa con el fin de "inhibir" la presencia de los migrantes.
Tan sólo ayer lunes, se pudo observar a una unidad tipo Van con rótulos del INM y Gobernación, en la esquina de Juárez y Auza del citado sector habitacional, con dos mujeres a bordo.
Su presencia ha impedido que los migrantes se puedan acercar a este sector. Ayer también se pudo observar a un grupo de por lo menos 10 migrantes, rondando por la zona con la intención de esperar el paso el tren, pero continuaron con su camino.
De acuerdo con vecinos del sector, fue el domingo que el numeroso grupo de migrantes que se encontraban acampanado en las calles y banquetas, logró subir al tren como lo habían esperado por días, espera que incluso les costó un enfrentamiento contra personal de Migración.
Según los vecinos, cada día eran más y más los grupos de migrantes que llegaban, la mayoría procedentes de Torreón, en donde los patios de maniobra de Ferromex se mantienen cerrados y custodiados en los alrededores por personal del INM, así como de la Guardia Nacional y de la Sedena.
Al menos el 50 por ciento de los migrantes que viajan, en gran parte en familia, son menores, desde los cero hasta los ocho años de edad. También viajan mujeres con varios meses de gestación.
Algunos de los vecinos, reconocieron que si bien, les abrieron las puertas de sus hogares, sobre todo a mujeres y niños, temían que el problema se volviera incontrolable, debido a que el número de migrantes durmiendo, comiendo y haciendo sus necesidades a las afueras de sus casas, era cada vez mayor.
Las calles de la colonia Santa Rosa 'volvieron a la normalidad' después de albergar a cientos de migrantes.