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Reportaje

Ozempic, la controvertida solución 'mágica' para la obesidad

Este fármaco se desarrolló inicialmente como un tratamiento para la diabetes, sin embargo, su demanda se ha disparado recientemente por su eficacia para propiciar la pérdida de peso.

Foto: Adobe Stock

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RICARDO OROZCO ROSALES

Cuando pensamos en escenarios futuristas que representen beneficios para la humanidad, solemos imaginar autos voladores o robots que cocinan y limpian por nosotros. Sin embargo, con frecuencia dejamos en segundo plano los avances médicos que podrían acabar con enfermedades que afectan a millones de personas cada año, como la diabetes y la obesidad. 

Ozempic, el fármaco más popular para perder peso, ha generado furor en redes sociales, donde los usuarios lo han bautizado como un “medicamento mágico”, mostrando cómo se utiliza —se administra a través de una inyección similar a un EpiPen— y destacando los resultados inmediatos. 

Su elevado costo ha desatado una conversación en torno a quienes lo usan, generalmente celebridades y personas de alto poder adquisitivo. Aunque no existen pruebas concluyentes, usuarios de redes sociales señalan que es evidente que artistas como Christina Aguilera o Lana del Rey lo han consumido. Esta última, por ejemplo, apareció —en cuestión de semanas— con una nueva figura en su presentación estelar en el Festival Coachella 2024.

La frase “Ozempic ha tomado a otro ángel” se ha vuelto común entre los cibernautas, refiriéndose a estas estrellas que parecen haber cambiado radicalmente su apariencia en poco tiempo. 

Pero, ¿qué es exactamente Ozempic y cómo funciona? Ozempic fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) en 2017, inicialmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Su eficacia en la pérdida de peso amplió su uso para combatir la obesidad, bajo la marca Wegovy. 

Desarrollados por la farmacéutica danesa Novo Nordisk, ambas modalidades contienen el mismo ingrediente activo, semaglutida, pero están formuladas para diferentes propósitos y en dosis distintas. Ozempic está indicado principalmente para tratar la diabetes tipo 2, ayudando a controlar los niveles de azúcar en la sangre. Por otro lado, Wegovy está diseñado específicamente para la pérdida de peso en personas con obesidad, con una dosis más alta de semaglutida, lo que lo hace más efectivo para bajar tallas sostenidamente. Con el lanzamiento de esta segunda modalidad, Novo Nordisk ofrece una opción para quienes buscan específicamente adelgazar.

En el programa 60 Minutes, en un segmento titulado “Doctors explain how Wegovy and Ozempic work” (disponible en YouTube), la doctora Caroline Apovian, especialista en manejo del peso en el Hospital Brigham and Women’s de Boston, Massachusetts, aborda un error común: “La mayor idea equivocada sobre el peso y la obesidad es que, de alguna manera, el control de tu peso está en tus manos. La obesidad es una enfermedad de los mecanismos que regulan el equilibrio energético en el cuerpo”, explica. 

El peso de una persona no necesariamente determina su nivel de salud ni mucho menos su valor humano. Foto: Freepik
El peso de una persona no necesariamente determina su nivel de salud ni mucho menos su valor humano. Foto: Freepik

La doctora Apovian detalla cómo funcionan medicamentos como Ozempic y Wegovy: “Estos nuevos fármacos son análogos de las hormonas que el cuerpo produce de forma natural cuando la comida pasa por los intestinos. Las células intestinales fabrican estas hormonas, que luego viajan al cerebro y le indican que ya estás lleno. Eso es lo que estamos inyectando a los pacientes: un poco más de esa hormona de saciedad”. Esta señal de plenitud les permite sentirse satisfechos con menos cantidad de comida. 

Ozempic actúa principalmente sobre el sistema endocrino. El principio activo, semaglutida, imita a una hormona secretada por el intestino llamada GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1), que regula el apetito y el metabolismo. Al aumentar la cantidad de esta sustancia disponible en el cuerpo, disminuye el apetito y se promueve la pérdida de peso. 

Sin embargo, lo que en un principio fue presentado como la promesa para erradicar la diabetes y la obesidad se ha convertido en un fenómeno superficial que encubre un problema más profundo: su exorbitante precio, que lo hace inaccesible para muchas personas que realmente lo necesitan para mejorar su salud y no para lucir bien en alfombras rojas. 

EL CULTO A LA DELGADEZ 

La supermodelo Kate Moss pronunció una frase icónica que incluso tiene su propia página en Wikipedia: “Nothing tastes as good as skinny feels” (Nada sabe mejor que estar delgada). La declaración fue hecha en una entrevista para Women’s Wear Daily en 2009, evocando de inmediato la mística que la rodeaba en los años noventa, cuando era un ícono de las pasarelas. Esa década estuvo marcada por revistas de moda que mostraban a modelos extremadamente delgadas, una tendencia que impuso estándares de belleza casi inalcanzables para muchas mujeres, lo que trajo consigo una oleada de anorexia y bulimia.

En ese contexto, surgieron incluso movimientos pro-anorexia, donde el look heroin chic —caracterizado por delgadez extrema, piel pálida y ojeras— era la base, y Kate Moss se convirtió en una de sus figuras centrales. Estos movimientos, conocidos como Pro-Ana y Pro-Mia, comenzaron en los noventa y se vieron potenciados con el auge de Internet. En la red aparecieron comunidades y foros dedicados a compartir dietas, laxantes y consejos extremos para perder peso, presentando los trastornos alimentarios como un estilo de vida. 

En 2022, la revista ELLE publicó un artículo titulado El regreso del cuerpo ‘Heroin Chic’ y por qué nos preocupa, un eco de las viejas ideas, donde el mantra Nothing tastes as good as skinny feels parecía volver a resonar. Hoy en día, con el auge de las redes sociales, los estándares de belleza hegemónica continúan siendo inalcanzables para muchas personas, impulsando una cultura obsesionada con la apariencia que, en lugar de mejorar, sigue perpetuando una peligrosa relación con el cuerpo. 

El look heroin chic, muy popular en los noventa, se caracteriza por la extrema delgadez, palidez y aspecto desaliñado. Foto: Adobe Stock
El look heroin chic, muy popular en los noventa, se caracteriza por la extrema delgadez, palidez y aspecto desaliñado. Foto: Adobe Stock

Para las redes sociales nada es suficiente y también recurren a la discriminación en diversas formas, como la llamada gordofobia. 

En 2023, la BBC publicó un artículo sobre la actriz mexicana Michelle Rodríguez titulado “Mi cuerpo es una revolución”: el desafiante mensaje de la actriz tras las críticas a la portada de revista en la que salió en México, donde narraba su experiencia tras su aparición en Marie Claire. En esa entrevista, Rodríguez habló sobre haber sido víctima de gordofobia. Sus palabras fueron: “Dicen que no me veo bien, que estoy gorda y que esto no debe pasar; que estamos romantizando la obesidad; que qué asco; que por qué yo estoy en una revista si me veo como me veo”. 

Meses después de la portada en Marie Claire, la actriz apareció con un cambio de imagen (no relacionado exactamente con el uso de Ozempic), mostrando una notable pérdida de peso. Sin embargo, esto no detuvo los comentarios en su contra: la acusaron de ser una falsa por haber promovido antes la aceptación de diferentes tipos de belleza y, después, haber cedido a la presión social para adelgazar. Algunos incluso dejaron de seguirla, argumentando que ya no sería graciosa ahora que no estaba gorda. 

Con todo este caos y confusión propagado en redes sociales, no es difícil descifrar por qué Ozempic se ha vuelto tan popular, con una demanda inmensa y un sinfín de imitadores. 

LUCHA CONTRA LA OBESIDAD 

Con el boom mediático que ha catapultado a Ozempic al centro de la cultura pop, es fácil perder de vista su propósito original: tratar la diabetes tipo 2. Además de controlar los niveles de glucosa, se ha recetado para la pérdida de peso en personas con obesidad, especialmente aquellas con problemas metabólicos. Este medicamento debe ser abordado desde ambas perspectivas. 

En su canal de YouTube, el usuario César Montes comparte su testimonio sobre este fármaco, subrayando su experiencia como diabético y ofreciendo una advertencia clara: si no tienes diabetes, Ozempic podría causarte más problemas que beneficios. Montes enfatiza la importancia de una alimentación adecuada y de la actividad física —como caminar diariamente— como componentes esenciales del tratamiento, destacando que el medicamento no puede hacer todo el trabajo por sí solo. 

Es crucial considerar el testimonio de quienes dependen de Ozempic para mejorar su salud, pero también es necesario mostrar empatía hacia aquellos que, a pesar de realizar cambios en su estilo de vida, como seguir una dieta balanceada y hacer ejercicio regularmente, han encontrado extremadamente difícil perder peso. Aunque el uso responsable del medicamento es lo correcto, no debemos ignorar los motivos de quienes lo ven como una última opción tras años de lucha contra la obesidad, entendiendo que el deseo de verse bien a menudo se acompaña de problemas emocionales y psicológicos.

El sobrepeso y la obesidad no siempre pueden combatirse con dieta y ejercicio, pues a veces la causa son problemas metabólicos u hormonales. Foto: Freepik
El sobrepeso y la obesidad no siempre pueden combatirse con dieta y ejercicio, pues a veces la causa son problemas metabólicos u hormonales. Foto: Freepik

Es revelador cómo la frustración por no poder bajar de peso lleva a muchas personas a aceptar los efectos secundarios de Ozempic, considerándolos un mal menor que están dispuestas a sobrellevar para alcanzar sus objetivos. 

Como cualquier fármaco, sus reacciones adversas no siempre se discuten abiertamente. Estas incluyen náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal. En casos más graves, puede aumentar el riesgo de problemas renales o pancreatitis, lo que refuerza la importancia de su uso bajo prescripción médica.

Es necesario desmitificar Ozempic, especialmente en el contexto de su uso no prescrito, ya que los efectos secundarios no siempre se abordan con suficiente claridad. The New Yorker advierte que, en quienes no padecen condiciones de salud crónicas, su uso podría compararse con inyectarse un trastorno alimentario. 

Es crucial recordar que la pérdida rápida de peso conlleva riesgos. Mejor con salud advierte que “puede desencadenar problemas, como afecciones cardíacas, pérdida de masa muscular y ralentización del metabolismo”. Entre los usuarios de Ozempic, también se reporta la caída de cabello como un efecto secundario común. 

Aunque muchas personas asocian la caída de cabello con medicamentos como Ozempic, Wegovy o Mounjaro, los expertos explican que no es un efecto directo de estos fármacos. La dermatóloga Susan Massick señala que esto suele ocurrir unos tres meses después de un gran estresor físico, como una pérdida drástica de peso, ya que esta genera efluvio telógeno (TE) —una alteración del ciclo de crecimiento del pelo—. 

Sea o no un efecto directo, está claro que adelgazar abruptamente es un riesgo que muchos están dispuestos a tomar. Un informe de CNN, escrito por Deidre McPhillips, revela que aproximadamente uno de cada ocho adultos en Estados Unidos ha utilizado medicamentos GLP-1. Según una encuesta reciente de KFF, más del seis por ciento de los adultos —más de 15 millones de personas— están utilizando actualmente estos tratamientos.

Es fundamental entender que Ozempic no debe ser tratado como algo mágico, pero tampoco satanizado en el caso de aquellos que no padecen diabetes. Para muchas personas que han intentado múltiples métodos para bajar de peso sin éxito, este fármaco representa una opción legítima. Criticar su consumo como una herramienta para mejorar la apariencia ignora el dolor y la lucha emocional que muchos pacientes enfrentan en su búsqueda de una mejor salud. 

Daniel Drucker, Jeffrey Friedman, Joel Habener, Jens Juul Holst y Svetlana Mojson ganaron el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2024 por sus aportaciones en el desarrollo de Ozempic. Foto: J.L. Cereijido
Daniel Drucker, Jeffrey Friedman, Joel Habener, Jens Juul Holst y Svetlana Mojson ganaron el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2024 por sus aportaciones en el desarrollo de Ozempic. Foto: J.L. Cereijido

En un mundo ideal, Ozempic se consideraría lo que realmente es: un medicamento diseñado para tratar la diabetes, sin olvidar que también puede beneficiar a otras personas, siempre que se mantenga un enfoque en una alimentación saludable y en el ejercicio. A medida que se comienza a entender su impacto en la salud pública, será fundamental observar cómo influye en la cultura de la pérdida de peso en los próximos años, especialmente dado su elevado precio. 

En México, se podría esperar que su uso siga la misma tendencia ascendente que en Estados Unidos, en parte debido a su menor precio. Un reportaje de Bloomberg confirma que en nuestro país se puede adquirir una pluma de un miligramo por alrededor de 5 mil 100 pesos (aproximadamente 300 dólares), mientras que en Estados Unidos el precio mensual puede alcanzar los mil 350 dólares. 

LA CONTROVERSIA EN TORNO A OZEMPIC 

En The Ozempic Diaries (Los diarios de Ozempic), la dietista registrada Abbey Sharp invita a una amiga cercana a documentar su proceso con Ozempic, presentando los resultados en su canal de YouTube. A lo largo de varios meses, ambas mantienen conversaciones sobre nuevas dietas, la importancia de la hidratación y el impacto del medicamento en su relación con la comida. Durante más de nueve meses, los videos muestran cambios notables en el aspecto físico de la amiga de Abbey, quien describe la experiencia como un “cambio radical” para su bienestar mental. “Siempre me despertaba pensando en comida”, expresa, una frase que resalta lo complejo que puede ser alcanzar un peso sano para quienes luchan con pensamientos intrusivos sobre la alimentación. 

Abbey Sharp, una voz destacada en el campo de la nutrición y la salud, es conocida por sus contenidos educativos sobre alimentación equilibrada y mitos nutricionales. En su canal de YouTube, Abbey’s Kitchen, que atrae a miles de seguidores, combina recetas sanas con discusiones sobre temas actuales de salud. 

Aunque se siente satisfecha por los avances de su amiga, la nutrióloga no es ajena a las controversias. Los comentarios de sus seguidores en los videos reflejan el creciente dilema que enfrenta el medicamento: mientras algunas personas lo utilizan por razones estéticas, quienes realmente lo necesitan para tratar enfermedades encuentran dificultades para acceder a él debido a la creciente demanda. 

Según un estudio publicado en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, la popularidad de Ozempic ha crecido un 300 por ciento en el último año, lo que ha llevado a su escasez y a dificultades de acceso para los pacientes que dependen de él para controlar la diabetes tipo 2. 

La nutrióloga Abbey Sharp dio seguimiento durante meses a una usuaria de Ozempic. Foto: YouTube/ Abbey Sharp
La nutrióloga Abbey Sharp dio seguimiento durante meses a una usuaria de Ozempic. Foto: YouTube/ Abbey Sharp

La sensación que deja Los diarios de ozempic es compleja y ambivalente: por un lado, se aplaude a alguien que ha logrado una transformación significativa en su vida; por otro, persiste la inquietud de que estas dosis podrían ser más adecuadas para quienes padecen diabetes severa. 

Tanto si se utiliza por motivos de salud como por razones estéticas, los beneficiarios de Ozempic enfrentan una dura batalla contra los estigmas que la sociedad impone en torno al peso. La presión por cumplir con estándares de delgadez a menudo se ve intensificada por la gordofobia, lo que lleva a muchas personas a apresurarse a perder peso, independientemente de su bienestar emocional o físico. 

El panorama que presenta el medicamento para quienes buscan urgentemente un cambio no parece tan negativo: aunque algunos consumidores reportan efectos secundarios gastrointestinales, esta opción resulta más tolerable en comparación con otras alternativas que no ofrecen los mismos resultados. Sin embargo, observar desde fuera el culto a Ozempic puede parecer irreal. Un usuario lo expresa de manera contundente en uno de los Diarios de Ozempic: “Cómo llegamos a un punto en el que la gente se priva públicamente de comida en general me supera. Y luego venderlo como un medicamento milagroso es la cereza del pastel. Como si la muerte fuera solo un efecto secundario de tratar de encajar en el ideal actual”. 

Sólo con el tiempo será posible determinar si se exageró el impacto de este fármaco adelgazante o si realmente significó un cambio en la salud pública. Entre un mar de testimonios, es difícil establecer una experiencia universal con Ozempic; cada cuerpo es diferente y las vivencias de cada individuo son únicas. Lo que agrava la situación es el juicio inmediato de los demás, que perpetúan una cultura popular cada vez más peligrosa para la autenticidad y la vulnerabilidad.

EL CONTEXTO SOCIOECONÓMICO DE LA OBESIDAD 

En un país como México, donde la oferta de comida es abundante y deliciosa, y donde incluso el pan o los tamales llegan a domicilio, seguir una dieta puede resultar difícil. Esta realidad se complica aún más para aquellas mujeres que, al cambiar de país, enfrentan nuevos desafíos en su búsqueda por mantener un estilo de vida saludable. 

Según un estudio publicado por la National Library of Medicine, titulado El contexto cultural de la obesidad: explorando las percepciones sobre la obesidad y la pérdida de peso entre mujeres latinas inmigrantes, las participantes asociaron el aumento de peso con diversos factores; entre ellos destacan el embarazo, el estrés y los cambios en la dieta y la actividad física tras mudarse a Estados Unidos. Además, las entrevistadas mencionaron el consumo de alimentos procesados por conveniencia, así como el impacto negativo de la depresión y el aislamiento social en su bienestar. A pesar de ser conscientes de los riesgos para la salud relacionados con la obesidad, su motivación para perder peso se centraba más en “sentirse bien” que en evitar enfermedades crónicas. 

Las inmigrantes latinas en Estados Unidos reportan aumento de peso debido a factores como los cambios alimenticios de país a país, el estrés o el aislamiento social. Foto: Reuters
Las inmigrantes latinas en Estados Unidos reportan aumento de peso debido a factores como los cambios alimenticios de país a país, el estrés o el aislamiento social. Foto: Reuters

Tampoco hay que olvidar que la disponibilidad de recursos económicos puede marcar una gran diferencia al momento de mantener una dieta saludable. Como se explica en un artículo de opinión de Psychology Today, titulado How Your Culture Affects Your Weight (Cómo la cultura afecta tu peso): 

“Los ingresos también afectan los hábitos de alimentación y ejercicio; las estadísticas muestran que las mujeres de mayores ingresos tienden a ser más delgadas que las de menores ingresos. El dinero otorga más control sobre la vida y proporciona recursos como membresías de gimnasios, entrenadores personales, asesoría nutricional, visitas a spas y alimentos especialmente preparados, todos los cuales pueden ayudar con el control del peso”. 

Ozempic parece haber sido diseñado para una élite. En una entrevista para NBC News en agosto de este año, la periodista Meagan Fitzgerald cuestionó al CEO de Novo Nordisk, Lars Jorgensen, sobre los elevados precios de sus productos y cómo afectan a los pacientes que dependen de ellos para tratar enfermedades crónicas. Jorgensen defendió los precios, argumentando que reflejan la inversión en investigación y desarrollo, así como los costos asociados con la innovación de tratamientos efectivos. 

Aunque se considera necesario que Ozempic esté al alcance de todos, su carácter futurista y revolucionario parece justificar su alto precio para algunos, quienes lo ven como un avance digno de esta era tecnológica. 

Si Ozempic ha sido posible, ¿qué otros medicamentos “mágicos” podrían aparecer en el mercado? 

En la entrevista para NBC, Lars Jorgensen también habló sobre los planes de la compañía de invertir más de cuatro mil millones de dólares para hacer frente a la alta demanda de sus productos estrella: Ozempic y Wegovy. 

En tiempos donde el exceso de información está al alcance de la mano y los testimonios sobre productos como Ozempic nos llegan desde todas partes del mundo, es crucial mantener la calma. Aunque los casos de éxito pueden resultar tentadores, especialmente cuando los vemos en redes sociales como TikTok o Instagram, es esencial no dejarse llevar por impulsos ni el poder adquisitivo. Debemos tomar decisiones informadas, evitando seguir tendencias solo por su popularidad. 

Esto no es un fenómeno nuevo. Cada vez que un producto innovador llega al mercado prometiendo revolucionar una industria, el público lo adopta de manera entusiasta, a menudo sin considerar las posibles repercusiones. Un ejemplo claro es el de los vapeadores, que en su momento se promocionaron como una alternativa más saludable al tabaco, pero terminaron siendo tan dañinos como el mismo cigarro. 

El CEO de Novo Nordisk, Lars Jorgensen, testificó en septiembre de este año ante el senado estadounidense respecto a los inaccesibles precios de Ozempic. Foto: EFE/ Shawn Thew
El CEO de Novo Nordisk, Lars Jorgensen, testificó en septiembre de este año ante el senado estadounidense respecto a los inaccesibles precios de Ozempic. Foto: EFE/ Shawn Thew

En un mundo cada vez más globalizado, productos virales como Ozempic no sólo impactan diversas culturas, sino que homogenizan la percepción de la imagen corporal, alimentando una preocupación por el físico que parece haberse vuelto universal. 

El culto a la imagen, los influencers de las dietas, el placer de los likes y los comentarios de odio forman un combo que caracteriza la vida moderna, un fenómeno que nos advierte sobre un hecho más profundo: las nuevas tecnologías ya nos han lanzado a una era que antes imaginábamos como el futuro de las películas. 

Ozempic se une a los Teslas que se manejan solos y a los drones que entregan cualquier cosa, formando parte de un paisaje futurista en el que el ser humano se inyecta, pierde peso y no necesita mover ni un músculo para alimentarse o viajar. 

A pesar de los efectos secundarios y los altos costos, Ozempic se ha convertido en una opción atractiva, especialmente en una sociedad obsesionada con la pérdida de peso. Sin embargo, más allá de la estética, su verdadero valor podría estar en su capacidad para combatir una de las enfermedades más devastadoras del siglo: la diabetes. 

En un mundo donde la esperanza es cada vez más escasa, cualquier avance que ofrezca una mejor calidad de vida merece ser valorado. Aunque tratamientos como Ozempic nos empujen a nuevas reflexiones, su potencial no puede ser ignorado. 

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