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PEQUEÑAS ESPECIES

EL DOCTOR ESCUCHA A SUS PACIENTES, EL VETERINARIO HABLA CON ELLOS

Uno de los motivos por lo que decidí escribir anécdotas de mi trabajo, fue por la cantidad de experiencias vividas durante cuarenta y seis años de profesión, como veterinario rural y en la clínica de perros y gatos, que resultan gratas historias dignas de compartirlas en un libro como así lo hice.. "El Escribidor de Perros".

No ha sido fácil llegar al otoño de mi profesión, pero fue tan satisfactorio que lo volvería hacer. Inicié trabajando en la sierra de Durango como veterinario rural atendiendo a todo tipo de especie animal que enfermaba, conducía horas para trasladarme al trabajo, impartía clases en una secundaria, estudié la especialidad de perros y gatos con mis hijos pequeños, atendía una farmacia veterinaria, compraba y vendía carne para completar las colegiaturas de mis cuatro hijos, que Gracias a Dios también comían muy bien.

Uno de los recuerdos más gratos que guardo desde que inicié la clínica de las pequeñas especies, fue cuando mi hijo Paco tenía cinco años de edad, al inaugurar el consultorio equipado modestamente, con un aroma a flores, aún sin pacientes, me preguntó si le obsequiaba la clínica, me extrañó y a la vez se me hizo muy conmovedora su petición, pensé que tal vez seguiría los pasos de su padre y me dio mucho gusto. Pasaron los años, y fue el único de mis cuatro hijos que estudió otra profesión, se recibió de Administrador de empresas, y lo celebro, ya que siempre seguí el ejemplo de mi padre, al escoger libremente la profesión que cualquiera de sus hijos deseaba estudiar, y realizarla con gusto y dedicación, mis tres hijas Carolina, Alejandra y Sofía decidieron por sí solas estudiar veterinaria, y hoy todas se dedican a la clínica de las pequeñas especies, espero que Dios nuestro Señor me de licencia y logre ver a mis nietos recibirse.

De tanto ir y venir, me ha distinguido bellos relatos vivir, los he compartido a través de lustros, aunque debo decir que no han brotado de mi mano, es mi corazón quien le ha editado, en unas historias sonreirán, mientras que en otras lágrimas brotarán.

En nuestro trabajo diario, vemos la más variada consulta, niños que encuentran un ave herida, la tortuga con el caparazón fracturado, el hámster que no quiere comer, familias que llevan a su mascota con cáncer, cuando ya nada podemos hacer, creemos tener la experiencia de haber visto todo, pero nunca nos acostumbraremos a la eutanasia, aun sabiendo que la muerte es parte del ciclo de vida, y que pondrá fin al dolor de nuestros pacientes, así como al sufrimiento de sus dueños. Felicito a todos los propietarios de mascotas, son personas con sentimientos nobles, desde el momento que hicieron el compromiso de tener a su cuidado un animalito, hicieron un pacto para toda la vida, donde la mascota va a estar a expensas de sus dueños, a cambio de alegrarles el corazón. Al paso de mis viejos años, me he dado cuenta que esta alianza tiene una magia sorprendente y transforma a las personas. A la gente seria y callada, la vuelve alegre y comunicativa, a los niños desconfiados y tímidos, los convierte en seguros de sí mismos y extrovertidos, a los ancianos adustos y malhumorados, los transforma en gente amable y social.

Durante todo este tiempo dedicado a la clínica de las pequeñas especies, he tenido la fortuna de que todos los clientes que he tenido el honor de atender, son personas de grandes sentimientos y de buen corazón. Ha sido un privilegio devolver la salud a mis pacientes durante casi medio siglo, y cuando llegue la hora de partir, los escucharé ladrando con su rabo abanicando, y agradeceré con gran fervor… ¡¡Ya estoy con el Creador!!

pequenas_especies@hotmail.com

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