Planta tratadora. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Entre mediados de 2025 y durante 2026, el Municipio tendrá que llevar a cabo la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales con base en la normativa vigente, mientras que, en un largo plazo, visualizar la creación de esta misma infraestructura para el sector norte de la ciudad.
Al generar agua tratada de mejor calidad, sería entonces posible incrementar el costo de la venta, aunque el principal objetivo es cumplir con el saneamiento, exista o no utilidad por ello.
El Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) Torreón cuenta con una prórroga para cumplir los parámetros de la NOM-001Semarnat-2021, que entró en vigor el 3 de abril de 2023 y la cual establece los límites máximos de contaminantes que se pueden descargar en cuerpos propiedad de la nación.
A cambio de la prórroga, la Comisión Nacional del Agua estableció un programa calendarizado de nueve puntos, con acciones específicas a cumplir en determinadas fechas, y con vencimiento o conclusión en 2027, para cuando tendrá que estar operando la nueva planta.
Abelardo Siller Quirino, gerente de Saneamiento del Simas Torreón informó que Conagua mantiene en revisión permanente el cumplimiento de cada paso, y que al no atender cualquiera de éstos, el organismo paramunicipal se vería obligado a absorber el costo de los derechos de descargas, equivalente a 15 millones de pesos trimestrales, y los cuales, al contar con la prórroga en curso, se les devuelven para que se apliquen en obras e infraestructura sanitaria.
De los nueve puntos ya se cumplieron los primeros cuatro, en tanto que está vigente el plazo para el quinto, que es la preparación de las bases de licitación para construir una nueva planta de tratamiento.
Al respecto, Siller Quirino explicó que,tras haber propuesto cuatro métodos de tratamiento, se definió una planta de lodos activados con MBBR (Reactor biológico de lecho móvil), que contienen membranas biocarriers, pequeñas células de plástico que atrapan las bacterias y garantizan un tratamiento más rápido y eficiente.
Esa nueva planta se ubicaría donde existe la actual, en parte de las 170 hectáreas de terreno del ejido Rancho Alegre, en la que se utilizan 110 entre oficinas, cárcamo de llegada, lagunas y planta clarificadora; a diferencia de ésta, el método propuesto requeriría solamente de 20 hectáreas, además de que se aprovecharía la infraestructura ya disponible y esto bajaría el monto de la inversión, que todavía no se define.
Entre febrero y marzo del próximo año, tras haber realizado un análisis financiero y técnico, deberán buscarse las fuentes de financiamiento, sea recurso privado, público o la combinación de ambos, mientras que la licitación deberá llevarse a cabo a partir de marzo, para estar en condiciones de asignar la obra entre mayo y junio. El último paso, una vez construida la planta, serán las pruebas de funcionamiento y puesta en marcha, entre abril y mayo de 2027, según la calendarización establecida.
COSTO DE PRODUCCIÓN SUPERA AL DE VENTA
La planta de tratamiento de aguas residuales del municipio de Torreón recibe un volumen de mil 200 litros por segundo, el equivalente a poco más de 34 millones de metros cúbicos por año que recibe tratamiento al 100 por ciento, a través de seis lagunas anaerobias y seis facultativas.
De ese total, poco más de 31 millones de metros cúbicos se entregan debidamente tratados para uso exclusivo de riego en forrajes a productores agrícolas; otros 400 mil metros cúbicos se someten a un proceso de clarificación para su venta a una decena de plantas maquiladoras del sector Ferropuertos.
El volumen excedente, alrededor de 2 millones de metros cúbicos, no se vende, sino que se destina a otros usos, como el llenado de pipas, una dotación para instalaciones militares, áreas verdes internas y la propia evaporación.
Para el Simas Torreón, el tratamiento del agua residual destinada al uso agrícola tiene un costo de 1.15 pesos por metro cúbico, que al sumarse la operación del cárcamo San Miguel, desde el cual se distribuye a las parcelas, alcanza los 1.48 pesos.
En contraparte, la venta del agua ya tratada es de 1.30 pesos por metro cúbico, 18 centavos menos que lo que cuesta el tratamiento de cada metro cúbico. Esto obedece a que desde que se creó la planta, hace 23 años, se trató de ofrecer a un costo determinado, pero no hubo respuesta, y ante la necesidad de desfogar el líquido, se establecieron contratos indefinidos con los productores agrícolas, con base en un costo mínimo.
La situación es distinta en el caso del agua tratada para uso industrial, cuyo costo de producción es de 13.57 pesos por metro cúbico y las empresas la pagan a unos 15.22 pesos, aunque el volumen que se genera es mínimo.
“En términos generales, el costo de operación y las entradas es casi lo mismo, la importancia en este caso no es la utilidad, sino el beneficio que se genera para la ciudadanía al dar el tratamiento adecuado a las aguas residuales, estamos obligados a cumplir con la calidad se venda o no”, expuso el gerente de Saneamiento.
Debido a la prórroga, la planta opera con la norma anterior, es decir la NOM-001-Semarnat-1996, por lo que casi toda el agua que trata solamente puede tener uso en la agricultura, lo que acota la posibilidad de darle otros usos y, con ello, hacer redituable la tratadora.
Con el nuevo proyecto, una vez en funciones, se dará cumplimiento a la norma vigente, cuyos principales cambios con relación a la anterior, consisten en la incorporación de la medición de demanda química de oxígeno entre 60 y 150 miligramos por litro; la eliminación de los parámetros de demanda bioquímica de oxígeno (DBO) de 150 miligramos por litro y de sólidos sedimentables y materia flotante.
Además, integra la medición del color verdadero y de la toxicidad aguda, cuyos dos últimos entrarán en vigor en 2026.
Por otra parte, se reducen las concentraciones de sólidos suspendidos totales y se modifican otros parámetros, pues en lugar de coliformes fecales que no deben exceder de 1000 como número más probable por cada 100 mililitros (NMP/100 ml) para todo tipo de descarga y 2000 para uso en riego agrícola, la nueva norma establece la medición de Escherichiacoli entre 50 y 250 NMP/100 ml y de enterococos fecales, entre 50 y 250 NMP/100 ml.
NECESARIA, POR LO MENOS, OTRA PLANTA
El Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana de La Laguna (POZMIL) 2023-2040, que reúne los proyectos y metas para la región en el largo plazo, resalta la importancia de construir, por lo menos, otra planta de tratamiento de aguas residuales en Torreón, específicamente en el sector norte.
Considerando los datos de toda la Zona Metro, actualmente se tratan alrededor de 116.4 millones de litros por habitante por día, y con base en las proyecciones, en el largo plazo se tendrá que dar tratamiento a unos 257.8 millones de litros por habitante por día.
La construcción de una nueva planta de tratamiento en el sector norte, además de la modernización de la que actualmente opera, son parte de los objetivos establecidos en el Programa de Ordenación.
A su vez, el Plan Parcial de la Zona Norte de Torreón, también refiere la necesidad de otra planta en ese sector, al señalar que este sector está muy alejado de la tratadora municipal, por lo que desarrolladores de los fraccionamientos han hecho el esfuerzo de equiparlos con pequeñas plantas, que generalmente emplean el agua tratada en el riego de sus áreas verdes, sin utilidad de por medio.
“Sin embargo, no todos los fraccionamientos cuentan con plantas de tratamiento y rehúso del agua, por lo que normar esta infraestructura es un área de oportunidad que podría explotarse”, señala el documento.
Caso Villas del Renacimiento
El fraccionamiento Villas del Renacimiento es uno de los que disponen de su propia planta de tratamiento de aguas residuales, aunque por falta de mantenimiento no está operando a toda su capacidad.
Al igual que las de otros conjuntos habitacionales, su único objetivo es destinar el agua tratada al riego de áreas verdes del desarrollo, conformado por unas 11 hectáreas y donde se cuenta con un bosque ecológico y diferentes parques en cada una de las villas.
Esta planta de tratamiento recibe alrededor de 15 litros por segundo de aguas residuales que se generan en el fraccionamiento, más otro volumen no especificado de ejidos aledaños, entre los que se encuentran Albia y La Concha.
La capacidad de tratamiento se calcula en unos 28 litros por segundo; sin embargo, está operando a un 65 por ciento de la capacidad instalada, según refiere Enrique Villavicencio, representante del fraccionamiento Villas del Renacimiento y presidente de la Asociación de Colonias Organizadas del Norte de Torreón.
La operación y el mantenimiento está a cargo del Sistema Intermunicipal de Aguas y Saneamiento (Simas Rural), el cual vende el agua tratada al desarrollador del fraccionamiento y éste se encarga de utilizarla en el riego de las áreas verdes.
Esta planta de tratamiento funciona por medio de precipitación o separación de sólidos, en tres tanques donde se realizan los procesos, y los que tienen una gran cantidad de lodos precipitados en un tercio de los tanques, lo que ocasiona que los procesos de limpieza del agua no funcionen de la mejor manera.
“En ocasiones se presentan malos olores y esto genera molestias a los vecinos; otras veces no ocurre, pero sí requiere de un mantenimiento adecuado” dijo Enrique Villavicencio.
En términos generales, la planta es funcional porque el agua que produce sirve para el riego del bosque ecológico del fraccionamiento, donde conviven especies vegetales, fauna y aves migratorias.
Sin embargo, el aprovechamiento podría ser mayor, por lo que ya se han tenido acercamientos con la Comisión Estatal de Aguas y Saneamiento (CEAS), de la cual depende el Simas Rural, para tratar de optimizar la infraestructura.
“Hemos pedido al Simas Rural que invierta, hay una buena comunicación con el gerente (Hugo Ibarra), pero se necesitan recursos económicos para el mantenimiento y resolver las fallas mecánicas”, indica.
Villavicencio señala que cada vez son más los desarrollos habitacionales que, desde sus inicios, incluyen sus propias plantas de tratamiento de aguas residuales, lo cual debería ser una práctica generalizada para contribuir al saneamiento.
Por ahora, dice, estas pequeñas plantas sólo tienen la función atender las áreas verdes de los mismos desarrollos, pero en un futuro, con la aplicación de recursos económicos y el esfuerzo de todos los involucrados, podría alcanzarse otro nivel, de manera que se les pudiera dar otro uso.
De esa forma, según considera, los gobiernos podrían empezar a generar políticas públicas que aterricen en una dualidad de líneas en viviendas, comercios e industrias, para conducir, por un lado, el agua tratada que pudiese emplearse en actividades como el lavado de ropa o limpieza de la casa, y otra con el agua potable para el baño, lavabos y cocina, como en las ciudades del primer mundo.