Se pudo comprobar que el agua que conserva la presa ya no alcanza siquiera el medidor cercano al vertedero de la presa.(JUAN MANUEL CÁRDENAS)
Apenas en julio del año 2021 los escurrimientos de la presa Garabitos arrastraron una camioneta con todo y traila cargadas con equipo de un conjunto musical; pero ahora el panorama es totalmente distinto, los efectos de la sequía excepcional que padece el municipio de Durango se reflejan claramente en el poco almacenamiento con el que esta presa afrontará la temporada de estiaje que se aproxima.
El Siglo de Durango realizó un recorrido por este vaso de almacenamiento, a unos cuantos minutos de la mancha urbana de la capital, que si bien no es empleada para fines directos de riego agrícola su acumulación genera la humedad suficiente para los predios cercanos que tienen algún tipo de cultivo y crían ganado. Pero sobre todo, actualmente es un indicador de la afectación climatológica que padece el norte del país y sobre todo Durango.
Se pudo comprobar que el agua que conserva la presa ya no alcanza siquiera el medidor cercano al vertedero de la presa, mientras que por los costados es necesario caminar varios metros para por fin encontrar la orilla del almacenamiento. Hace unos años cuando una persona se paraba sobre la cortina de la presa era difícil alcanzar a ver hacia dónde terminaba el agua en el fondo, pero ahora todo eso es pura tierra y lodo o, en el mejor de los casos, algunos charcos que están condenados a desaparecer en cuestión de días por la falta de lluvias importantes desde hace meses.