Ilustración: Martín Herrera
Se pronuncia Sutajio Jiburi (スタジオジブリ) y ha dejado una huella imborrable en una generación: la generación Ghibli. Aunque no todos se consideren fanáticos del anime, es probable que muchos hayan oído hablar de este icónico estudio, conozcan sus obras o incluso hayan visto alguna de sus maravillosas películas sin darse cuenta.
El nombre Ghibli proviene del apodo que usaban los italianos para llamar a los aviones de exploración del Sahara en la Segunda Guerra Mundial. La palabra es usada por los italianos para el viento arenoso, caliente y seco que sopla en el desierto. El significado que le otorgan al estudio es que llegó para “soplar” un nuevo viento en la industria de la animación.
NACIMIENTO Y FILOSOFÍA
La fundación oficial de Studio Ghibli ocurrió en 1985, gracias a Hayao Miyazaki e Isao Takahata, quienes serían los primeros directores; y Toshio Suzuki, quien actuaría de productor y presidente de la compañía. Sin embargo, Hayao e Isao ya tenían una larga trayectoria en la animación tanto de cine como en televisión, con series como Heidi, Marcos o Lupin III: El castillo de Cagliostro. A su vez, Suzuki dirigía la revista Animage.
La esencia del estudio empezó a gestarse un par de años antes de su fundación, en 1983, con el lanzamiento de Nausicaä del Valle del Viento. Dirigida por Hayao Miyazaki para Topcraft y distribuida por Toei Animation, la película alcanzó gran popularidad. Su éxito fue fundamental para la posterior creación del famoso estudio japonés.
Nausicaä fue la primera heroína de Ghibli que demostró al mundo que las niñas y mujeres pueden ser autónomas; que pueden ser audaces y valientes, con un carácter firme cuando es necesario y una profunda sensibilidad hacia el medio ambiente y las personas. Inauguró una era de protagonistas femeninas que desafiarían los estereotipos sexistas predominantes en el cine de aquella época, mucho antes de la aparición de personajes como Mulán, Mérida de Brave o las hermanas de Frozen.
“Muchas de mis películas tienen protagonistas femeninas fuertes, valientes, niñas autosuficientes que no se lo piensan dos veces antes de luchar por lo que creen con todo su corazón. Necesitarán un amigo, o un partidario, pero nunca un salvador. Cualquier mujer es capaz de ser una heroína tanto como un hombre”, fueron palabras de Hayao Miyazaki.
Studio Ghibli ha mantenido una sólida adhesión a su filosofía de trabajo. Aunque buscan proyectos rentables, nunca han comprometido su integridad. Cada película muestra su evolución, pero siempre fiel a sus principios.
El estudio también es famoso por su rigurosa política de “no cambios” en sus productos para el mercado internacional. Esta postura surgió tras la primera edición internacional de Nausicaä del Valle del Viento, que al llegar a América fue editada, reescrita y renombrada como Guerreros del viento para hacerla más comercial. Para evitar que esto se repitiera, cuando el copresidente de Miramax, Harvey Weinstein, propuso recortar La princesa Mononoke, Toshio Suzuki le envió una katana auténtica con un mensaje claro: “Sin cortes”.
Con producciones como La tumba de las luciérnagas (1988), Mi vecino Totoro (1988), Puedo escuchar el mar (1993), Susurros del corazón (1995), El viaje de Chihiro (2001), Arrietty y el mundo de los diminutos (2010), La historia de la princesa Kaguya (2013), se cuentan historias donde existe una relación de las personas con el medio ambiente y se desarrolla una necesidad por protegerlo, la importancia del trabajo bien hecho, la perseverancia, el crecimiento y madurez individual, el respeto a las personas mayores y el ser solidario con quienes más lo necesitan, la crítica al consumismo y al egoísmo. Se otorga una profundidad a los personajes donde cada uno expone su punto de vista y se resuelven conflictos sin necesidad de la violencia.
El trabajo más reciente de Studio Ghibli (2023) es El niño y la garza (Kimitachi wa Dō Ikiru ka en japonés), dirigida por Hayao Miyazaki. Esta película marca el regreso de Miyazaki después de un período de retiro y se basa en la novela del mismo nombre, aunque con una interpretación libre.
El niño y la garza sigue la historia de un joven llamado Mahito Maki, quien tras la muerte de su madre, se muda con su padre a una casa nueva durante la Segunda Guerra Mundial. Ahí, Mahito descubre una torre misteriosa y una garza que lo guía a un mundo fantástico, donde emprende un viaje lleno de desafíos para encontrar a su mamá y enfrentarse a sus propios miedos, mientras explora temas de vida, muerte y el ciclo de la existencia.
ARTE Y LEGADO DE MIYAZAKI
Hayao Miyazaki se describe a sí mismo como “un tirano y dictador” cuando dirige algún proyecto. Un genio que exige control total en el proceso creativo que inicia con el guion y el storyboard que él mismo dibuja, hasta el diseño o la elección de colores; un autor total de cine de animación.
Miyazaki nació en Tokio el 5 de enero de 1941. Es escritor, director de cine, ilustrador, dibujante de cómics y productor de dibujos animados. Desde hace más de treinta años es considerado el mejor cineasta japonés de animación. Con ideales marxistas profundamente enraizados en su juventud, que con el tiempo se transformaron en un fuerte compromiso con la ecología y una gran fascinación por los aviones, Hayao Miyazaki pone un cuidado especial en cada producción. Sus animes imitan los movimientos humanos con gran precisión y emplean principalmente acuarelas. Además, Miyazaki ha mantenido la animación tradicional a lo largo de todo el proceso de creación. Las imágenes generadas por computadora se utilizaron a partir de La princesa Mononoke (1997) para dar “un poco de impulso a la elegancia”.
Seis de las películas de Studio Ghibli figuran entre las 10 películas de anime más taquilleras de Japón, con El viaje de Chihiro (2001) siendo la segunda de mayor recaudación, con más de 360 millones de dólares a nivel mundial. Muchas de sus películas han sido galardonadas con el Animage Anime Grand Prix, y cinco han recibido el Premio de la Academia Japonesa de Animación del Año. Además, seis filmes de Studio Ghibli han sido nominados al Óscar, de los cuales dos han ganado el premio. El viaje de Chihiro obtuvo el Oso de Oro en 2002 y el Óscar a la Mejor Película de Animación en 2003. Por su parte, El chico y la garza (2023) ganó el Óscar a la Mejor Película de Animación en 2024, así como el BAFTA y el Globo de Oro en la misma categoría. Este último filme también fue nominado a Mejor Banda Sonora Original en los Globos de Oro.
En una ocasión, Raúl García, pionero español en los estudios Disney y que había trabajado en Studio Ghibli, comentó sobre un dibujo solitario clavado en la pared de Miyazaki. “Era una niña con mirada triste delante de un templo. Al preguntarle por aquella imagen tan fuera de lugar entre planos y bocetos arquitectónicos, Miyazaki me dijo que era la semilla de una idea. Una historia de las muchas que tenía, de las que podría desarrollar en los próximos 15 años tomándose su tiempo. La niña se llamaba Chihiro y la simple acuarela se convertiría en esa joya que recibió el Oscar a Mejor Largometraje de Animación llamada El viaje de Chihiro”.
En 2014 el cineasta japonés fue galardonado con un Óscar honorario por su trayectoria, al recibir su reconocimiento expresó: “Mi esposa me dice que soy un hombre muy afortunado… y creo que he tenido suerte porque he podido formar parte de una de las últimas épocas en las que se hacen películas con papel, lápiz y película”.
Además de producciones cinematográficas, Studio Ghibli crea anuncios de televisión, cortometrajes de animación, producción de películas de imagen real, diseño para videojuegos y hasta diseño de mascotas. Incluso tiene su propio Museo Ghibli en Mitaka, un poblado muy cerca de Tokio. El museo atrae a un estimado de 650 mil visitantes de todo el mundo al año. Este lugar es un destino muy popular para los fanáticos del estudio, el cual ofrece una experiencia inmersiva en el mundo de Studio Ghibli, con exposiciones que muestran el arte, la historia y la magia detrás de sus icónicas películas.