Tragedia y silencio desde el puente
La puesta en escena de Panorama desde el puente, de Arthur Miller, concluye este 18 de agosto su temporada en el Centro Cultural Helénico de la Ciudad de México. Dirigida por Antonio Castro y producida por la Sociedad Artística Sinaloense (SAS), cuya directora es Leonor Quijada Franco, con apoyo de Efiartes y la Fundación Coppel. La obra revela una vigencia inusitada que se potencia por las decisiones artísticas con que ha sido montada.
Estrenada en el Coronet de Brodway en septiembre de 1955, Panorama desde el puente aborda la historia de Eddie Carbone, un inmigrante de segunda generación que trabaja como estibador en Brooklyn, y que vive con su esposa Beatrice y la sobrina de esta, Catherine, a quien la pareja ha criado desde que era una bebé, pues sus padres murieron. La relación entre el tío y la sobrina es complicada, ya que Eddie se muestra protector en exceso. La situación se torna aún más difícil cuando los Carbone dan asilo a dos familiares de Beatrice, Marco y Rodolfo, que llegan ilegalmente al país persiguiendo el sueño americano. Marco es casado y con hijos, por ello se propone regresar a su país en cuanto logre ahorrar una cantidad significativa. Rodolfo, más joven y soltero, tiene otra meta: convertirse en ciudadano norteamericano. Cuando Rodolfo y Catherine se enamoran y comienzan a hacer planes de boda, Eddie se opone, lo que abre la puerta a un final trágico.
Una nota publicada en 1955 por The New York Times sostiene que la obra deriva de una historia que Miller conoció en el barrio de Brooklyn donde vivía, pues allí solía tener contacto con estibadores sicilianos. Así, tal experiencia le habría sensibilizado con los problemas que implica la migración ilegal: persecución, marginación, soledad y un permanente conflicto entre la cultura originaria y la norteamericana. La nota del NYT hace énfasis en el hecho de que la obra es escueta, casi minimalista, y lo asume como una decisión estilística de Miller, quien así buscaba aprovechar el potencial dramático de la historia. Es poco lo que sabemos de Eddie y de Beatrice, su esposa. Poco lo que sabemos de Catherine. Y aún menos lo que sabemos de Marco y Rodolfo.
Uno entre los muchos aciertos de la puesta en escena de Antonio Castro y la Sociedad Artística Sinaloense también tiene que ver con la dosificación de información, y es explicado por el director en el programa de mano: “El texto de esta puesta en escena es el de Arthur Miller. No se han modificado los parlamentos. Simplemente, he suprimido las referencias a cuestiones específicas de lugares, épocas y etnias, queriendo así que las evocaciones de la obra puedan ampliarse”.
Estupenda decisión. Imposible no pensar en la multitud de connacionales que a diario intentan cruzar el río Bravo y el desierto de Arizona en busca del sueño americano. Imposible no pensar en el ejército de hombres, mujeres y niños que se internan sin papeles en un país ajeno con la esperanza de acceder a mejores niveles de vida, de salud y educación. Es verdad, poco sabemos de los Carbone. ¿Pero es más lo que sabemos de los connacionales arrestados por la patrulla fronteriza? ¿Qué sabemos de los cuerpos anónimos que aparecen en el desierto, que cuentan en silencio su propio drama?
“Panorama desde el puente nos habla de conflictos humanos y de un problema doloroso y de enormes proporciones como lo es la inmigración, cuyas razones son hoy las mismas de hace doscientos años: mejorar las condiciones económicas, tener una vida mejor, salvar la vida”, escribe Leonor Quijada en el programa de mano.
El resultado, podemos decirlo, es una pieza teatral poderosa en sí, con muy alto valor artístico, pero que además nos remite a un drama que se repite día a día en el llamado primer mundo. Con destacadas actuaciones de Roberto Sosa, Rodrigo Murray, Montserrat Marañón, Estephany Hernández, Martín Peralta, Jonathan Ontiveros, Ricardo Razco y Ernesto Rocha, la obra se presenta de miércoles a domingo en el Centro Cultural Helénico de la Ciudad de México. No se la pierda.