Un Huitzilopochtli de Rubén Darío
El Rubén Darío de Margarita está linda la mar, y de La princesa está triste qué tendrá la princesa, se muestra como antimperialista —o mejor, antiyanqui— a la luz de mi interpretación de su cuento “Huitzilopoxtli: leyenda mexicana”, publicado en 1914. Así que está cumpliendo 110 años.
Escribo esas precisiones innecesarias porque, como si se tratara de magia prehispánica a favor del antimperialismo, hurgando entre mis papeles encontré el cuento en el aniversario 110 de que Estados Unidos invadió México al tomar con sus tropas Veracruz, el 21 de abril de 1914.
El cuento “Huitzilopoxtli…” (así lo escribe Darío, con x) es de una magia literaria que desemboca en realismo. Es muy celebrado por la crítica y consecuentemente acuñado en antologías (palabra tristemente devaluada). Es un cuento fantástico en el sentido de inscribirse en ese subgénero de la narrativa y no sólo porque acude a la mitología prehispánica, es fantástico también por el sentido que la voz popular le da a la palabra, de “muy bueno”, de que “vale la pena leerlo”. Ciertamente es una joya de la cuentística.
En “Huitzilopoxtli…” un periodista en tiempos de la Revolución viaja de la frontera norte hacia el sur de México. Va en compañía de míster John Perhaps, “el yanqui”, y el sacerdote villista Reguera. En la plática, el sacerdote comenta que en México “se vive en un suelo que está repleto de misterio”. Anegan y sahúman la charla con wiski, comiteco y marihuana.
Mientras el periodista narrador y el sacerdote villista dialogan, Perhaps se les adelanta. Ellos en su charla, aparte del misterio mexicano, tratan sobre la supervivencia de los dioses de la tierra, las divinidades prehispánicas. Se duermen. El narrador es despertado por un coro de coyotes. Toma su pistola y va a investigar. Llega a donde “estaba el peligro”. Mira una Coatlicue que preside cierto rito de los indios que les ayudaban con los equipajes. En la ceremonia participan serpientes y “una tropa de coyotes”. Perhaps, “el yanqui”, yace sacrificado. El narrador cree que es una alucinación “pero lo que en realidad había era aquel gran círculo que formaban esos lobos de América […] más fatídicos que los lobos de Europa”.
¿Por qué el narrador vio a míster Perhaps, “el yanqui”, sacrificado en el frenesí de un rito indígena? Tal vez porque Rubén Darío sabía que los yanquis invadieron Cuba en 1898; que los yanquis tenían sometidas a Nicaragua y Honduras en 1899; que los yanquis acosaron a Colombia en 1903 para lograr que la provincia de Panamá se independizara. Datos como estos del imperialismo danzarían en la prodigiosa mente de Rubén Darío, quien publica en 1905 su libro Cantos de vida y esperanza donde incluye poemas contra el imperialismo norteamericano.
Y más. En 1910, Darío viene como enviado del gobierno nicaragüense a las celebraciones del centenario de la Independencia de México, pero el porfiriato no lo deja llegar, lo alojan en Veracruz porque Estados Unidos hizo cambios en el gobierno de Nicaragua y Porfirio Díaz no quiso quedar mal con el imperialismo. Para abundar justificadamente, el 21 de abril de 1914, hace 110 años, Estados Unidos invade México por Veracruz. Dos meses después, el 5 de junio, Darío publica el cuento “Huitzilopoxtli…”. Un desenlace natural de la cronología anterior.
En su cuento, Rubén Darío prefiere el realismo a la fantasía. El narrador ha dicho que “lo que en realidad (cursivas mías para ‘en realidad’) había era aquel gran círculo que formaban esos lobos de América, esos aullantes coyotes más fatídicos que los lobos de Europa”. Los “coyotes más fatídicos que los lobos de Europa” sacrificaron a Perhaps. Son símbolo gestado por el wiski, el comiteco y la marihuana en la mente del narrador, ¿o serán alegoría de lo mexicano, lo hispanoamericano, lo antimperialista? Tal vez. Quizá. Puede ser.