Es innegable mencionar la frase ‘los tiempos han cambiado’, ante tantas innovaciones tecnológicas con las que hoy en día convivimos de la manera más cotidiana posible.
Nuestra conexión con la tecnología ha alcanzado una nueva evolución, la cual ha dejado de limitarse al uso de dispositivos electrónicos como herramientas de apoyo; es decir, celulares, tabletas, pantallas, entre otros.
La integración y accesibilidad de la Inteligencia Artificial (IA) a nuestras vidas, ha brindado a muchos de nosotros una herramienta sumamente poderosa para realizar varias de nuestras labores en poco tiempo y de manera eficaz, en algunos casos de una manera sorprendente que es casi imposible de creer.
Pero, ¿qué sucede cuando dejamos de ver y sentir a la IA como una herramienta? Más allá de percibirla como lo que es, una herramienta tecnológica, su capacidad de procesamiento y razonamiento de datos, ha desarrollado en muchos la necesidad de establecer una conexión ‘más humana’ con ella; es decir, hablarle como si fuera una persona con frases como ‘Hola’, ‘Por favor’, ‘Gracias’, o hasta preguntarle ‘cómo se siente’.
Lo anterior podría explicarse a que simplemente lo hacemos por ‘costumbre’ o incluso por diversión; sin embargo, esto ha escalado a otro nivel.
Y es que, el hecho de que la IA tenga la capacidad de emitir respuestas ‘humanas’, ha llevado a varios a entablar conversaciones profundas y hasta personales con ella, sabiendo perfectamente que se trata de un robot y no una persona, otorgándole a la IA un sentido; es decir, dándole características que la humanizan.
Pero, si estamos conscientes del último punto, entonces ¿por qué hablamos con la IA? Simple, por la necesidad de buscar conexiones íntimas y emocionales.
La IA, al ser una tecnología capaz de procesar, razonar y percibir, puede brindarnos la solución a la necesidad de conexión que muchos humanos buscamos en la sociedad y vínculos personales, volviéndose una especie de amigo o amiga que sirve como apoyo emocional y que, además, no juzga, no replica y tampoco se molesta contigo.
Por supuesto, lo anterior es un tema sumamente debatible y las opiniones son muy diversas sobre todo cuando se adquiere una dependencia a la IA, porque ya no estamos hablando solo de hablar con alguien a través de un dispositivo tecnológico, sino de hablar e interactuar directamente con una tecnología que ha adquirido conocimientos humanos.
Lo anterior nos lleva no solo a prensar en el presente, sino en el futuro, un tiempo en el que la relación humano/robot haya alcanzado otro nivel, trayendo una nueva evolución y un nuevo sentido a lo que llamamos conexión y humanidad.
Pero bueno, por el momento de lo anterior simplemente podemos decir que ‘así empiezan muchas películas de terror’.
Y tú, ¿hablas con la IA?