El fallecimiento del Papa Francisco, aunque esperado, resultó doloroso para la comunidad católica y también para aquellos seres humanos que en algún momento se sintieron acogidos por el jesuita de origen argentino.
Francisco fue ante todo un pontífice muy humano cuya labor pastoral podría resumirse en las siguientes virtudes que transmitió en todo el mundo: misericordia, humildad y justicia.
Sus doce años al frente de El Vaticano fueron muy fructíferos: impuso un nuevo régimen de austeridad, se acercó a los grupos marginados -a las periferias decía él--, se opuso a los sistemas económicos globales, defendió con vehemencia a los migrantes, ponderó la necesidad de proteger el medio ambiente y criticó repetidamente la desigualdad social que vive el mundo.
Entre las reformas realizadas al interior de la Iglesia Católica, destacan las siguientes:
En primer lugar la reforma de la Curia Vaticana para hacerla más eficiente y acercarla a las iglesias locales.
Además revaloró el Sínodo de los Obispos, incluyó a mujeres en puestos de decisión, realizó procesos pastorales de largo plazo y estableció un enfoque de escucha activa para una mejor toma de decisiones.
El primer pontífice latinoamericano levantó controversias al interior de la iglesia por su postura abierta y comprensiva en los temas de divorcio, homosexualidad e incluso en el trato a personas transgéneros, pero tampoco realizó cambios en el derecho canónico en estos asuntos.
Por ello fue bien visto al exterior de la Iglesia Católica, en especial en medios liberales, al grado que en varias ocasiones se divulgó falsamente de cambios que había realizado la Iglesia como por ejemplo que el divorcio estaba permitido y que los vueltos a casar tenían derecho a comulgar.
Francisco gustaba emular las enseñanzas de Jesucristo en el sentido de convivir con los pecadores, fue así que tuvo diversos encuentros con miembros de la comunidad LGTB, con prisioneros en cárceles y con hombres transgéneros, entre otros.
Su inteligencia, sencillez y su don de gentes fueron claves para que a la muerte de Benedicto XVI fuera elegido como nuevo pontífice en el año 2013. Años antes, al fallecer Juan Pablo II en el 2005, alcanzó en el cónclave cardenalicio una votación importante pero no suficiente para superar a Joseph Ratzinger.
Un factor importante para llegar a la silla de San Pedro en Roma fue su dominio del italiano, Francisco fue descendiente de inmigrantes llegados de Italia a Argentina y aprendió desde niño dicha lengua que hablaba de manera casi perfecta.
El Vicario de Cristo recién fallecido fue muy querido en México, quizás no tanto como Juan Pablo II, quien a lo largo de su largo pontificado visitó el país cinco veces.
Francisco estuvo en una sola ocasión en suelo mexicano, fue precisamente del 12 al 17 de febrero de 2016. Durante su estancia visitó las ciudades de México, Ecatepec, Morelia, Cristóbal de las Casas y Ciudad Juárez, Chihuahua.
Fue en general muy bien recibido por los mexicanos, los mejores recuerdos de su gira se ubican en su paso por la Basílica de Guadalupe y por la Catedral de la Ciudad de México. En Cristóbal de las Casas fue aclamado por miles de mexicanos lo mismo que en Morelia y en Ciudad Juárez.
Realizó además una visita a Palacio Nacional donde fue recibido por el presidente Enrique Peña Nieto y otros funcionarios.
Su humildad y sencillez quedaron plasmadas desde su nombramiento como pontífice hasta su sepultura. Al ser electo papa escogió el nombre de Francisco en memoria de San Francisco de Asís, quien creó la orden de los franciscanos basada en la práctica de la pobreza y la espiritualidad.
Este sábado Francisco será enterrado en la basílica Santa María la Mayor, una de las cuatro grandes basílicas de Roma, pero su tumba será modesta y solo tendrá una lápida con su nombre en latín: Franciscus.
A los funerales del papa argentino asistirán líderes de todo el mundo, entre otros el presidente norteamericano Donald Trump, el mandatario argentino Javier Milei, el presidente ucraniano Volodimir Zelenzki, además del rey Felipe VI de España.
Sin duda una vez transcurrida la ceremonia de despedida para Francisco, la atención global se centrará en la elección del nuevo pontífice, se estima que el cónclave iniciará entre el 10 y el 15 de mayo con una duración máxima de cinco días.
Los nombres de los posibles elegidos ya circulan profusamente, sin embargo, no existe al momento un favorito para convertirse en el sucesor de Cristo.
Más que un liberal o un conservador, pareciera que lo más indicado para la Iglesia Católica será elegir a un cardenal moderado, entre los 60 y 70 años, carismático y con un sólido enfoque a la espiritualidad.