Como nadie puede protegernos de nosotros mismos, uno debe unir a su personalidad la sana costumbre de la curiosidad, aunque sea en silencio, porque si hablas no te comprenden, y si actúas en tu estilo te consideran tema del terapista. Y en tiempos tan aciagos donde tu esfuerzo rebota como piedra en una lámina de agua, debemos aprender de quienes son expertos en sobrevivir.
Como el español Paco Rodríguez Vilchez (Almería, 47).
Vino a Santos ilusionado. En la tierra había vivido una carrera más de sobresaltos que de alegrías en cuadros de segunda, Elche y Rayo Vallecano arriba pero sin poder establecerse, así que cruzó el Atlántico sabiendo como sus paisanos, que para ellos la ausencia del futuro parece un riesgo totalmente común, según se ve.
Veinte puntos después (seis victorias, dos empates y nueve derrotas) conoce el medio, el nivel que se juega, los rivales, las canchas y los jugadores destacados (locales y foráneos). Sabe lo que su equipo necesita, sabe que su plantel no tiene figuras y que su nivel de calidad es mediano. Villalba no es Canales, por ejemplo. Si busca trascender, su plan deberá tener el debido apoyo económico, y de lo contrario el TSM seguirá mediocre, con equipo de ritmo desgastado y no menos sombrío.
Paco tiene una ventaja sobre varios técnicos extranjeros: es hombre discreto. Trabaja en silencio y sólo habla cuando hay que hacerlo. No cae en la trampa de sus paisanos catalanes, Domenec Torrent y Jordi Guerrero, que han tenido importantes metidas de pata en Monterrey, con arrogancia y discriminación para los jugadores locales y la propia Liga MX, como si fueran nobles o de una estirpe especial. Tal vez creyendo que dependemos aún de la corona española.
Tal vez a ellos les convenga saber que el Rey Fernando hizo las Leyes de Burgos e 1512 donde se establece que el indígena no debe ser explotado (aunque como súbdito debe trabajar a favor de la corona) y que la esclavitud fue abolida en 1720. Claro, el terrible Hernán Cortés no informaba de su violencia y abuso al Rey y justificaba su represión por “autodefensa y castigo” a los indios. Al crecido Torrent y a su sirviente Guerrero les vendría bien conocer la historia de la conquista.
Cuando éramos jóvenes y esto dando una vuelta de tuerca, en el Hotel Francia de Torreón (Carranza y Ramos Arizpe) se hospedaban los estelares mexicanos que vinieron en los sesenta a la Liga Mayor, que era de lujo. Ahí estaban Héctor Espino, Ronnie Camacho, Miguel Sotelo, Zurdo Ortíz, Vicente Romo, Jorge Fitch, Diablo Montoya, Fernando Remes, Pepe Peña.
Los fines de semana tenían duelos maravillosos. Simplemente Tlahualilo tenía a Ronnie en primera, Moi Camacho en segunda, Fitch en el short, con Treviño en tercera. En los jardines venían Héctor Espino, Diablo Montoya y el Zurdo Contreras. El cátcher era Jesús Lechler, con el fenomenal Pepe Peña que lanzaba el sábado y entraba a relevar el domingo. El mánager, también inolvidable era Don Glafiro Arratia. En la semana uno buscaba entrevistas y notas de tan destacados jugadores y nunca aparecía nada, porque en ese tiempo ese tipo de información era mínimo y rudimentario, no existía un planteamiento profesional, ni una vocación de servicio periodístico.
Hoy todo ha cambiado y los medios se han multiplicado, como igual quienes los intentan por redes, Seguramente que los periodistas actuales, conocedores, profesionales y grandes reporteros, nos brindarán notas escritas y de video de personajes que vienen para el duelo de México y Uruguay en el TSM, comenzando por Aguirre y Bielsa. Coinciden la preparación y la oportunidad.