Con un cariñoso recuerdo para el padre Gerardo Zataráin.
Hay quienes poseen el arte de encender las palabras, por la riqueza del léxico, que son un proyecto estético. Si quien emite el discurso tiene un registro de ideas en movimiento, adaptables al tiempo que se vive, puede lograr una telaraña fascinante, donde su público quedará atrapado, porque deja ver secretos, anécdotas, sueños, revelaciones, obsesiones, dudas y hasta confesiones.
No es el caso del joven Paco Rodríguez, el DT santista, que ha venido a México para tomar experiencia, buscando hacer una carrera en el futbol mexicano, que desconoce totalmente. Después de la cruel derrota en la frontera, en solo dos minutos, después de sortear expulsiones consecutivas, cuando asoma otro nuevo frentazo, emite declaraciones que no son convincentes.
“Competimos y creamos oportunidades” dijo. Luego de reconocer la calidad del rival somete una sentencia: “Vamos a trabajar más, sólo queda voltear la página”. Puede ser también que en la euforia sabatina de la tv, hayamos visto otro partido pero es simple la deducción y hasta primaria: si tu mejor hombre fue el arquero, si éste además desvió un tiro penal a Correa, el estrella felino, ¿de cuál competencia habla? Nahuel resolvió lo que enviaron y las dos únicas llegadas claras no tuvieron la concreción adecuada. Explicó la lesión de Barticcioto y cuando preguntaron por Fagúndez y otros, dijo que “deben demostrar que quieren jugar”. Esto da otra incógnita y exige la atención de Don Aleco, ¿tiene jugadores que se niegan a realizar su obligación, como si éste fuera un grupo de amigos? Uno supone que éste es un equipo de primera división y son profesionales.
Si se pudiera medir el nivel de entrega y voluntad de los jugadores verdiblancos del sábado, éste sería alto. Pero en el futbol no gana quien lucha, pelea y corre, sino quien tiene un plan definido y una cuota importante de calidad en sus elementos.
Acá vimos brillar a Acevedo, pero los demás no encuentran una fórmula para escapar del término medio. Sus extranjeros no se destacan, se ven comunes. Don Paco insiste en su paisano Villalba, pero hasta ahora no mostró un futbol destacado, vibrante, resolutivo. No es Sergio Canales ni Alvaro Fidalgo, es sólo Fran Villalba.
Ahora sólo queda buscar la forma de digerir derrotas, cuando ya venimos de llorar con Unión Laguna, que igual, dejó todo su mejor esfuerzo en el diamante, pero enfrentó a un rival superior, con más armas, con jugadores que hicieron el trabajo necesario en el momento justo. UL fue irregular y dependió demasiado del bateo largo. Además, contó con la gran experiencia de Benjamín Gil, el mánager estelar que supo colocar sus piezas adecuadas y definir la estrategia.
A veces a uno ya no le queda para dónde mirar y busca a los queridos Yankees para refugiarse de los ataques de pánico tan frecuentes y aplaude que Aaron Judge, con su jonrón 43 de la campaña, arriba a 358, los mismos que atizó Lawrence Peter (Yogi) Berra (1925-2015).
Apenas atrás de cuatro angelitos históricos: Joe Dimaggio (1914-1999) 361; Lou Gehrig (1903-1941) 493; Mickey Mantle (1931-1995) 536 y Babe Ruth (1891-1948) 659. Estos hombres seguro que eran de otro mundo, gente de cuerpo corriente que domina la maestría del juego por su pensamiento rápido, con facultades que llegaban como si fuera sólo ponerse el traje de Superman.