Aveces de tanto ver y ver los objetos que nos rodean, éstos parecen transformarse en imágenes que significan algo en la soledad del alma.
Pero ellas también, como en el universo de los raros, nos hablan de una manera cómplice, en voz baja y hasta las sombras asoman a un culto de pena popular, con Joao Pedro (33) baleando el arco de Carlitos. Y no es sencillo verlo al arquero y muchacho modelo retorcerse en el piso después de cuatro estocadas La metódica claridad del minucioso plano de la época, nos hace asumir el culto del realismo, sin perder las cadenas del origen, que reprochan los peligros de la ficción, porque la realidad es que nuestra gente se rompe su propio corazón haciéndose falsas ilusiones y nada es más triste que la muerte de ellas, porque ahora Aleco, el DT y toda la gente sabe que Santos no puede competir, que no es por correr, ni por voluntad, sino porque el grupo no tiene la calidad necesaria.
Winston Churchill (1874-1965) el célebre militar y político inglés, lo dijo muy claro y sus palabras están vigentes: “Nunca renuncies a algo en lo que no puedes dejar de pensar ni un día”, porque el hombre tiene ilusiones como el pájaro sus alas, pero el camino es sinuoso y lleno de peligros, quienes intentan trascender muy alto deben tener una curiosidad más grande que su miedo, pues en la vida no cuentan los pasos que has dado, sino las huellas que has dejado.
Paco Rodríguez, como nosotros, es un hombre de sueños e ilusiones, todos legítimos. Ha venido a la aventura americana con el entusiasmo de su juventud y porque la ilusión es soñar despierto, pero se ha encontrado un laberinto, porque no posee las armas necesarias para equilibrar la lucha, y el domingo, cuando la posesión no funcionó y encima Barti erró el penal, todo se vino abajo: la defensa se hizo de papel y Carlitos tuvo que pagar las cuentas.
Con este equipo tan corto, Braulio ha de perder el sueño con sus contrataciones de jugadores de medio tanque y al joven Aleco le vienen las canas prematuras, pero no hay forma de remediarlo, pues en la cancha hay pujanza y deseos, pero luchar contra fuerzas de superior nivel y no poder matarlo cuando pudiste, te lleva al cadalso. El caso de Fagúndez muestra que no todo está sano.
Cuando caía la tarde en el TSM, el productor del sonido local ordenó subir el volumen de los mismos temas de arenga que ya nadie escucha, pero el esfuerzo no era con la intención de animar, sino para ocultar la ira popular y los gritos de su alma: “que se vayan todos, que se vayan todos”, que han quedado en el coso como un eco, igual que el griterío e insultos al plantel en su camino al túnel. A ese mismo productor le hace falta ponerle binoculares a su gente para identificar jugadores cuando tiran un corner o hacen un gol. Eso es impropio de profesionales. ¿O no lo son?.
El goleador del Atlético de San Luis se llama Joao Pedro Geraldino dos Santos Galvao. En nueve partidos ha marcado ocho goles, con los dos a Santos. Es brasileño nacionalizado italiano. Actuó en Europa con Palermo y en Portugal con Vitoria de Guimaraes. También fue jugador del Cagliari en la Serie B. Era mencionado en el sonido local solo como Geraldino, tal vez porque los locutores sabían poco de él o quizá olvidaron leer, investigar y por ende, realizar mejor su trabajo.
El mundo que vivimos desemboca en otro interior, ese que tiene el rostro de la frustración