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BENDITO OCTUBRE

ALEJANDRO TOVAR MEDINA

Todo fan del buen beisbol, este mes recupera la sonrisa. Aún cuando su favorito haya quedado fuera, todo es cuestión de sintonizar cualquier duelo para vivirlo con intensidad. Es un mes muy especial, porque así como hay libros que enamoran, estos combates son los que juegan con nuestro terror, sin la promesa de alegrías. Todo es un misterio y espectáculo que roza lo mágico.

Cuando uno se asoma a esta vitrina especial con series divisionales y espera el gran colofón, es imposible no considerar a los grandes astros actuales, como igual recordar a muchos que ya caminaron por la alfombra roja. Como Dodgers, que viene con su estandarte Othani, con sus 55 jonrones y 102 impulsadas, donde ya se estará despidiendo Clayton Kershaw (37) que terminará la carrera con 11-2 y un acumulado de 223-96. Detrás suyo viene Blake Snell, otro zurdo de alto nivel.

Como mexicano, uno se emociona cuando sabe que Marineros pasa y pesa, porque ahí está el muchacho de Los Mochis, Andrés Muñoz (26) que tuvo 38 salvamentos, todos ellos heróicos. Es un hombre que llegó a MLB con San Diego muy joven, pero se lastimó y la operación Tommy John lo rescató en 2020. Padres lo envió en un cambio múltiple a Seattle donde se ha consagrado. Es compañero de Randy Arozarena (30) cubano nacionalizado mexicano, que en sí mismo es un espectáculo verlo. Les apoya el temible Cal Raleigh (28) tremendo cátcher de 60 cuadrangulares.

Otro paisano en la fiesta es Alejandro Kirk (26) de Tijuana, que no será un estelar pero cumple una gran labor. El día de la calificación de Blue Jays, dio dos cuadrangulares, uno de ellos con las bases llenas. Vladi Guerrero y el derecho Kevin Gausman son caras exitosas, pero también asoma con cierta esperanza el veterano Max Scherzer (41) que sobrevive a múltiples lesiones Imposible este mismo mes no recordar a fenómenos como Edward Charles “Whitey” Ford (1928-2020) que jugó con Yankees de 1950 a 1967 y que está en Cooperstown desde 1974, a donde arribó con Mickey Mantle (1931-1995). Ford era un pitcher exquisito, el ideal de cualquier manager, por su inteligencia y la experiencia que fue acumulando, porque jugó las Series Mundiales de 1955, 56, 57,58,61, 62, 63 y 64. Culminó la carrera con 236-106. Su mejor año fue el de 1961 (25-4) para ganar el Cy Young. Un logro opacado por la lucha de sus compañeros por el récord de jonrones. Fue Roger Maris (1934-1985) quien hizo 61 por 54 de Mantle. Dos gigantes.

Don Guillermo Garibay (1921-1996) contaba una linda anécdota de Ford cuando era solo un prospecto de Yankees, fue prestado un invierno a Mazatlán, donde Memo dirigía a los Venados. Whitey no llegaba y cuando llamaron, el pitcher dijo como todo muchacho “mi padre no me deja viajar porque no localiza a Mazatlán en el mapa”. Vino al puerto y causó furor ese 1948. Quedó con récord de 10- 1 y la derrota fue por una sola carrera. Se fraguaba al genio que frota la lámpara.

A estos duelos, todos acuden con más ilusión que miedo y nadie puede creerse el mejor porque eso es un mal negocio. Es claro que cuando la memoria cita a los héroes del ayer, cualquier hombre sensible se instala en esa nave, porque hay lugares donde parece que el tiempo se ha quedado sostenido y quizá los fans nos acomodamos frente a la tv, sin desolación y fantasmas que nos acosan.

Queremos ser como dice el gran Giancarlo Stanton (35) cuando llegó recién a su jonrón 450. “Simplemente vengo aquí todos los días y hago cuanto puedo”.

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Escrito en: Al Larguero columnas Deportes Alejandro Tovar Medina

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