Para Roberto Guerrero, viejo locutor y amigo con salud marchita.
Los jugadores de futbol son personajes complejos, contradictorios y paradójicos, que como actores de un gran circo, tienen la obligación de hacer felices a sus gentes. Son portadores de la ilusión del pueblo y por ello siempre están en la mira del fusil de los jueces, aunque tengan que afrontar lo inesperado. Como Alexis Vega, que infiltrado, vino a la cancha para resistir los demonios de la ausencia y confirmar su imagen del crack que siempre te da un plus.
El futbol y sus detalles son como rebanadas de vida, donde la gente sólo oye lo que entiende y en esos afanes de la batalla fragorosa en Touca, Alexis fue el comandante de la incertidumbre, que en su momento clave tuvo el arco y las flechas de Meleagro y Atalanta para doblar a la bestia creada por la Dios Artemisa. Tigres sucumbió en una batalla frenética y sus soldados saben ahora mismo que su Penélope debe tejer y destejer en espera de Odiseo por una campaña más.
En este tipo de duelos, siempre surge la pregunta cuando escucha, ve o lee, ¿los medios reflejan la realidad o la crean? Uno cree que cada cual cabalga con sus propios intereses, con su estilo y preferencias y desde el primer contacto se encuentran con un público dividido, porque navegamos en un mismo barco todos, donde no hay margen para tener sentimientos nuevos.
Y otra característica de las finales, ¿toda la culpa de la derrota la tiene el árbitro? Porque en este caso hay voces felinas que lo señalan a Ramos. Y claro, los pecados no pueden ocultarse en cajones y se termina por admitir que existe una prohibición de expulsar a alguien “para proteger el espectáculo”. A estas alturas ya se deben dar como naturales estas omisiones, en razón de que los intereses económicos son demasiado altos. Es buen tiempo de aceptarlo.
Los recuerdos suelen ser como emociones congeladas que de pronto aparecen dentro de nuestra cancha, vestidos de duendes o de fantasmas. Lo quieran o no sus perseguidores, Antonio Mohamed ya ganó su quinto título y emparejó a Víctor Vucetich y Manolo Lapuente (f). Con seis se asoma Raúl Cárdenas (f) y con siete están Ricardo Ferreti e Ignacio Trelles (f). Ahora los hechos están escritos y hay gente que sigue pidiendo roja para Paulinho y segunda amarilla para Pereira.
La oscuridad nunca llega sola. En esta liga MX hay quienes pretenden vivir como herederos sin serlo y otros que a falta de recursos son incapaces de activar su potencial creativo. La nuestra, se ha convertido en un grupo de privilegio (no más de cinco) que son quienes poseen el impulso económico para formar sus planteles y detrás suyo viene una larga fila que evoca las pasiones, como nosotros los laguneros que vivimos con sombras que entran u salen de casa.
Roberto Guerrero Ayala, orgullo de Zamora avecindado en Guadalajara. Está enfermo pero le recordamos con Filipenses 4;13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. La noche del debut en el Jalisco en 1980 fue un AtlasPotosino. El palco quedaba muy lejos de la cancha y él narró la primera parte con aquel su tono pausado, tranquilo, pierna cruzada y cigarrillo. Uno, tratando de reconocer a los jugadores, ¡porque no se les veían los números¡. En el medio tiempo preguntó mis generales, motivos y razones de alternar con él en Televisa. Ya explicado todo, deslizamos una idea tímida. “Ojalá que pueda identificar a todos, Roberto”. Ahí el veterano locutor dio su lección número uno, que fue un aprendizaje. El dijo: “Cuando hace frío, se conoce al que tiene abrigo”.