La mejor medida de la vigencia política de Andrés Manuel López Obrador la ha dado la destemplada reacción de los opositores al proceso conocido como Cuarta Transformación, luego que este domingo fue anunciado el nuevo libro del expresidente de la República.
La reaparición del tabasqueño, ahora asentado en una finca chiapaneca, se produjo a tres días de que cayó el personaje que él colocó en la Fiscalía General de la República, el presunto inminente diplomático Alejandro Gertz; a unas horas de iniciado el proceso electoral hondureño en el que Donald Trump pretende imponer a un candidato conservador; en el contexto del amago militar creciente a Venezuela con la intención de derrocar a Nicolás Maduro y de la campaña de la ultraderecha (Salinas Pliego por delante) contra la presidenta Sheinbaum.
Con apariencia reposada y en un escenario bucólico, con el agregado de gallina y pavorreal rápidamente productores de memes, López Obrador se esmeró en precisar que no le animan propósitos de cacicazgo o mayor incidencia en la vida política nacional, pero advirtió que podría volver a la batalla política si hubiera necesidad de defender la democracia, es decir, pelear contra un intento de fraude electoral ("Me estás oyendo, Salinas Pliego", pudo haber cantado Paquita la de la Chingada) o la soberanía nacional ("Me estás oyendo, Donald Trump", habría de entonar Paquita la de la Casa Blanca). Y, desde luego, si hubiera acoso o intento de golpe contra la presidenta Sheinbaum.
La reacción de la reacción fue como ha sido en otras ocasiones. Con frases hechas y alarmismo ya crónico, lo cual exhibe su precariedad que se traduce en ineficacia. A tal grado que, aún cuando es vieja noticia que el expresidente estaría escribiendo un libro y, en semanas recientes, se habló de que estaría listo en diciembre y que podría producirse una gira nacional de presentaciones, esos opositores a sí mismos quisieron inflar la versión de que el asomo librero del expresidente se debía a la imposibilidad de Sheinbaum de sostener su gobierno, ante el embate de esa oposición patinante en cuanto oxidada y solo deslizante.
La presidenta Sheinbaum agradeció el apoyo explícito de su antecesor, la intención de salir en su defensa si fuera necesario. Pero es evidente que ahora tiene en el tablero, aunque aparentemente solo sea literario, a un peso pesado de la política que es capaz de decir que evita hacer gira nacional de presentación de su texto, en plazas públicas, para no hacerle sombra.
Así como AMLO ha expuesto tres razones combativas que le harían regresar al activismo y a la protesta en las calles, podría quedar no escrita, pero sí políticamente expuesta, una razón pasiva para mantenerse públicamente silencioso en su finca chiapaneca: que las postulaciones de candidatos a diputados federales, gubernaturas y otros cargos mantengan el sentido de "unidad" que significaría no desplazar ni desdeñar al obradorismo vigente, Andys por delante, y que en las reyertas internas actuales no se rompan acuerdos grupales, tal vez Adanes y Monreales por delante, aunque ha de anotarse que López Obrador tampoco parece dispuesto a meter las manos en demasía a favor de estos personajes prescindibles.
Ya se verá hasta cuándo se mantendrá Andrés Manuel en su retiro campirano. Con el anuncio de ayer retoma visibilidad y confirma una fuerza tal vez menguada en proporciones aún indefinibles por diversas evidencias de problemas actuales adjudicables a su administración, pero con una capacidad de convocatoria y movilización que le colocan como una especie de cantado guardián desde Palenque de la continuidad electoralmente triunfante de su proceso 4T.
Y, mientras en Honduras se define la continuidad o freno al modelo intervencionista trumpista con acento en la ayuda financiera condicionada a que gane el candidato deseado en Washington, ¡hasta mañana en la FIL Guadalajara, donde a las 6 pm presentará el autor de estas líneas el libro de Jesús Esquivel, Los cárteles gringos!