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Hotel Sternau

Antiguo edificio del Hotel Sternau albergó al Siglo de Torreón

El 28 de febrero de 1922 fue un día memorable y significativo en la historia de Torreón al venderse el primer ejemplar de El Siglo

Antiguo edificio del Hotel Sternau albergó al Siglo de Torreón

Antiguo edificio del Hotel Sternau albergó al Siglo de Torreón

DOMINGO DERAS TORRES

(Cuarta y última parte)

SUCEDIERON OTROS TRÁGICOS SUCESOS 

Más desgracias fatales acontecieron en el Hotel Sternau.  Ahí falleció trágicamente electrocutado al enredarse un cordón de energía eléctrica en las perillas de su antigua cama metálica, un inmigrante alemán que era empleado del hotel, tenía varios meses de haber llegado a Torreón.  Había hecho su trasatlántico arribo lleno de ilusiones para construir su futuro.

Tiempo después, un infortunado joven cargador que estaba realizando labores en la finca de la firma hotelera, cayó dentro de la noria que abastecía de agua a la negociación y murió a consecuencia de los mortales golpes que recibió.

Debido a estas fatales muertes, al artero asesinato del abogado Manuel C. Salas y al suicidio del fallido financiero Manuel Tinoco, descritos en el capítulo anterior, el desaparecido y viejo inmueble del Hotel Sternau adquirió la tenebrosa fama de ser una finca embrujada.

Muchos relatos de terror se tejieron sobre su vetusta construcción, uno de ellos decía que en su interior, se escuchaba el ruido de monedas que caían al piso.  Otros narraban que el fantasma de Manuel Tinoco aparecía ahorcado, también los hubo de que durante las noches y madrugadas, aparecían unas misteriosas luces que rondaban de un lado a otro en sus habitaciones y en el jardín.

Y no faltaron aquellos que hablaban de que se oían sobrecogedores llantos y gritos desgarradores de ánimas en pena.  Todas esas historietas de ultratumba se esfumaron con la marcha del tiempo.

AQUÍ, NACIÓ  EL SIGLO DE TORREÓN

A principios de la década de los años veinte del siglo pasado, dos amigos que eran originarios de Durango, tenían la gran ilusión de fundar un periódico en Torreón.  Antonio de Juambelz y Bracho y el abogado Joaquín Moreno, se conocieron en esta ciudad y trazaron ambiciosos proyectos, deseaban incursionar en el fantástico mundo del periodismo.

Antonio de Juambelz, durante varias semanas, sostuvo largas conversaciones con Moreno en su despacho jurídico, que estaba ubicado sobre la avenida Morelos poniente.  En este sitio diseñaron el nacimiento del Defensor de la Comunidad.

El abogado Moreno le relató a su amigo De Juambelz que el nuevo gobernador de Durango, Jesús Agustín Castro, le había confiscado "a la revolucionaria" una imprenta de su propiedad, tenían fuertes diferencias políticas.  Era muy necesaria esa máquina para la elaboración del periódico.

Antonio viajó a la ciudad de Durango y se entrevistó con el general Castro, después de varias pláticas, lo convenció de que le devolviera la imprenta incautada al licenciado Moreno y que tanto requerían para echar a volar el periódico.  Finalmente, lo convenció y por transporte ferroviario regresó a Torreón con la máquina impresora.

Se enteraron de que el antiguo edificio del Hotel Sternau, ubicado en la calle Múzquiz 418 sur, estaba desocupado y le pidieron a su propietario que se los mostrara.  Les agradó el inmueble y formalizaron su arrendamiento, ahora sí el periódico ya tenía un  domicilio propio para arrancar con sus operaciones, luego procedieron a la instalación de su taller y oficinas.

Fue necesario trabajar durante varios días con cargadores para el acarreo e instalación de la maquinaria, equipo accesorio y el mobiliario del nuevo rotativo.  Posteriormente, se realizó la contratación del personal administrativo, obreros de talleres y reporteros.

En sus memorias Antonio de Juambelz, escribió: "Con parcos elementos y la ayuda de algunas personas que sabían 'algo' de periodismo, se procedió a hacer los preparativos finales para que naciera El Siglo".

Así describió al grupo de personas que dieron nacimiento al rotativo: "Éramos unos cuantos.  Además del licenciado Moreno, estaban Agustín Aveleyra como jefe de redacción; Prudencio Valdés de Anda, redactor; Medardo Covarrubias y José Manuel Orozco, reporteros; el profesor Manuel Mijares V., corrector de pruebas; Agustín Álvarez, administrador; y el joven Alfonso Esparza Hernández, quien acababa de salir de la Escuela Comercial Treviño, como contador.  Se me designó como subgerente del periódico del que el propio Moreno, era director-gerente".

Horas antes de que saliera a la circulación el primer ejemplar de El Siglo, destacados personajes laguneros incorporados a las actividades comercial, agrícola, industrial y bancaria, fueron invitados para participar en un convite que testimonió el inicio de las actividades del nuevo diario.

Entre los concurrentes a la inauguración de la flamante casa editora se encontraban el doctor Samuel Silva, presidente municipal de Torreón; Jesús Barrena Pliego, gerente del Banco Francés;; Eduardo Orvañanos, presidente de la Cámara de Comercio de Torreón; Adolfo Barrera, banquero; Eduardo Arellano, diputado local; Alberto Talavera, presidente de la Compañía Lagunera Agrícola; José de la Mora y Peña y Julio Castrillón, representantes de la Importadora Lagunera; E. Enríquez, contador del Banco de Comercio e Industria; Faustino López de la Casa de Orvañanos y Zúñiga; Ingeniero José María Vidaurri Rodríguez, funcionario de los ferrocarriles; Luis Covarrubias, cajero del Banco Nacional; Antonio Márquez, Secretario del Consulado de España; y Juan Antuna, Jefe de la Comisión de Plagas.

28 de febrero de 1922

Esta fecha fue un día muy memorable y significativo en la historia de Torreón, por sus calles empezarían a correr decenas de niños y jóvenes voceadores, anunciaban a gritos la venta del primer ejemplar de El Siglo.

Antonio de Juambelz, escribió que atravesaron por serias dificultades durante los primeros días de arranque de El Siglo, el suministro de la energía enérgica en Torreón era limitado. No funcionaba durante las veinticuatro horas del día como sucede hoy.

Al terminar el servicio de luz a la población en general, los sigleros tenían que recurrir a un primitivo motor de combustión interna que impulsaba a un generador de luz que iluminaba el área de trabajo, así lograban sacar la edición del día siguiente.  En ocasiones las actividades eran a marchas forzadas.  La jornada laboral  era agotadora y no tenía límites.

EL SIGLO, FUE SECUESTRADO

El 3 de marzo de 1929, estalló la rebelión escobarista a la que convocaba el Plan de Hermosillo que desconocía al gobierno del presidente Emilio Portes Gil.  Se autoproclamó como jefe de los levantados el general José Gonzalo Escobar.

Las tropas insurrectas llevaron el nombre de Ejército Renovador de la Revolución.  La rebelión duró pocos días al no contar con el respaldo popular y Escobar huyó a Montreal, Canadá.  Saqueó los bancos de Torreón de los que se llevó el oro y la plata.

Entre otras drásticas decisiones que tomó el arbitrario general José Gonzalo Escobar, fue tomar posesión y controlar a los diarios La Opinión y El Siglo de Torreón, los que fueron totalmente manipulados y sometidos.

En su conocido domicilio de la calle Múzquiz, el personal de El Defensor de la Comunidad, vivió horas de angustia cuando los soldados escobaristas llegaron a sus instalaciones con gritos y amenazas.

Los insurrectos coaccionaron a los directivos del periódico a publicar noticias falsas, las que decían que la rebelión escobarista, había derrotado al ejército federal en diferentes regiones del país.  Una de esas falsedades ocupó la primera plana en su edición del 6 de marzo de 1929, decía: "La Marina de Guerra Nacional Secundó Ayer la Revolución".

Las tropas rebeldes abandonaron Torreón al amparo de las tinieblas nocturnas el 17 de marzo de 1929.  El general Plutarco Elías Calles, procedente de México y por vía ferroviaria, encabezaba a una poderosa fuerza bélica que se dirigía a la Comarca Lagunera con el fin de sofocar el levantamiento. Tenía superioridad sobre los escobaristas en número de hombres y armamento militar.

Cuando hizo su arribo el 19 de marzo, el general Calles se hospedó en el Hotel Salvador, estaba ubicado en una de las esquinas de la avenida Hidalgo y calle Zaragoza.   Esta noticia la publicó El Siglo de Torreón ese día en una edición vespertina especial.

Mientras se realizaron las investigaciones sobre el comportamiento de los directivos de los periódicos de Torreón, durante "la escobariada", nuestra casa editora estuvo intervenida por el gobierno federal.   Fue destituido su director-gerente Antonio de Juambelz Bracho y su lugar fue ocupado por Joaquín Martínez Chavarría;  era funcionario del diario.

De Juambelz y Bracho, fue asesorado legalmente para recuperar su periódico, viajó a la capital del país y se entrevistó con el presidente Emilio Portes Gil.   Al primer mandatario, le relató los dramáticos momentos vividos durante el tiempo en que estuvo secuestrado el Defensor de la Comunidad por los escobaristas.

Portes Gil dio órdenes terminantes de que El Siglo de Torreón le fue restituido a Antonio de Juambelz y Bracho, quien en la edición del 13 de abril de 1929, publicó la exitosa recuperación de la dirección y gerencia del periódico.

analcodomy@hotmail.com

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