(ESPECIAL)
Donald Trump dice haber declarado la guerra a los cárteles, lo que el despliegue militar ha venido alcanzando rincones de América Latina, como el Caribe, donde pese a documentarse más de 70 muertes, el gobierno no ha presentado pruebas de que las embarcaciones transportaran droga.
Ahora, la estrategia del presidente republicano que también ha desplegado operativos en Estados Unidos, ha chocado con una revisión por el medio The Boston Globe a las detenciones recientes de más de 600 supuestos miembros del Cártel de Sinaloa, de los cuales unos 200 eran personas que tenían un vínculo muy delgado o incluso ninguno.
Aquellos a los que Jarod Forget, el agente especial de la DEA a cargo de la investigación calificara de arrestos de “alto nivel”, se revelaron como lo que llegó a negar en una conferencia de prensa, las decenas de personas detenidas resultaron ser adictos, narcomenudistas, personas en situación de calle y farderos.
La investigación de gigantesco alcance por el medio que implicó contactar a más de 75 agencias locales, estatales y federales; revisar documentos de la corte, presentar solicitudes de información y entrevistas reveló que el gobierno de Trump buscó justificar los ataques en el Caribe contra botes con el operativo.
El padre de uno de los detenidos incluso dijo que su hijo no era miembro de alto rango de nada, sino que era “alto rango de tonto”.
Entre los capturados estuvo hasta una mujer que chocó contra un banco y huyó de la escena del incidente.
Un agente declaró bajo anonimato que el gobierno de Trump “está haciendo todo lo que pueden para vincular el operativo a un cártel, cuando definitivamente no lo son”.
Las consultas del The Boston Globe a personajes en toda la cadena han llevado a abogados a cuestionar los casos, policías locales los señalamientos de que sus ciudades eran “epicentros” del Cártel de Sinaloa, cuando se trataba de adictos o narcomenudistas que ninguno enfrentó cargos federales.