Ausencia de paternidad de Nodal impulsa la Ley Cazzu y un movimiento en redes
La polémica que estalló en mayo de 2025 tras las declaraciones de Cazzu en un podcast continúa generando repercusiones más allá del terreno del espectáculo. Lo que inició como un testimonio personal sobre la negativa de Christian Nodal a firmar los permisos de viaje para su hija, hoy se ha convertido en el motor de una iniciativa ciudadana que busca modificar leyes en América Latina.
La trapera argentina —cuyo nombre real es Julieta Cazzuchelli— relató entonces que llevaba más de un año intentando obtener la autorización necesaria para que la pequeña Inti pudiera acompañarla en sus compromisos laborales alrededor del mundo. Sus palabras detonaron una conversación global sobre los obstáculos legales que enfrentan las madres que crían en solitario y dependen del consentimiento del otro progenitor para trasladarse con sus hijos.
Una demanda colectiva
A raíz del caso, miles de personas firmaron en Change.org la petición titulada “Ley CAZZU – Libertad con nuestros hijos”, una propuesta que busca transformar el testimonio de la cantante en una herramienta legal para familias monoparentales. La iniciativa plantea que, una vez comprobado el abandono, la ausencia o la falta de colaboración del otro padre o madre, se otorgue un permiso permanente de circulación internacional sin necesidad de trámites repetitivos o permisos sujetos a la voluntad del progenitor ausente.
El movimiento señala que la burocracia actual, especialmente en países de Latinoamérica, castiga de manera desproporcionada a quienes ya cargan solos con la crianza, obligándolos a enfrentar procesos extensos que afectan emocionalmente a los menores y desgastan a las familias.
Para las impulsoras de esta petición, la llamada “Ley Cazzu” no solo aliviaría ese desgaste, sino que también priorizaría los derechos de los niños, reduciría el impacto psicológico de las disputas legales y reconocería la labor de quienes sostienen la crianza sin apoyo.
El testimonio que encendió el debate
El detonante de esta iniciativa se remonta a la entrevista que Cazzu ofreció al podcast Se regalan dudas. Ahí, la artista compartió que, pese a desempeñarse en la misma industria que Nodal y requerir viajar constantemente, no había logrado obtener su autorización:
“Yo necesito un permiso de viaje para poder llevarme a mi hija conmigo. Yo trabajo de lo mismo que él y necesito viajar. Ya va a pasar más de un año y ese permiso yo no lo tengo”.
La situación se agravó cuando, según recordó la cantante, el abogado de Nodal aseguró que su cliente tenía la facultad de revocar el permiso “cuando tuviera ganas”, incluso si se trataba de un documento autorizado por varios años.

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Ese comentario, sumado a la falta de avances legales, detonó una ola de solidaridad que ahora busca convertirse en un cambio estructural. Para miles de madres en Latinoamérica, el caso de Cazzu dejó de ser un conflicto entre celebridades y se transformó en un ejemplo de lo que viven a diario bajo sistemas legales que dependen de permisos condicionados y trámites extensos.