Hay que regresar al origen. La apuesta es ambiciosa, pero también necesaria. Se puede continuar con la inercia (dejar las cosas como están) o dar paso a la esperanza. La reintroducción de bisontes en Coahuila y Chihuahua es un ejemplo de restauración del entorno. Hace unos 200 años se estima que había al menos 30 millones de bisontes en las planicies de Canadá, Estados Unidos y el norte de México. Los búfalos fueron parte de la cosmovisión y cultura de los nativos americanos. Más todavía, aquellos indígenas se movían con las manadas de bisontes. Unos y otros estaban integrados. Había caza, pero también respeto a los límites. Aquellos grupos no se propusieron exterminar la especie, como sí sucedió con los colonos estadounidenses después de la Guerra Civil (1861-1865).
Para 1880 acabaron indiscriminadamente con los bisontes hasta llevarlos al borde de la extinción. Exterminar a los búfalos fue una estrategia para exterminar a los nativos y despojarlos de sus tierras. Cuando no mataron a los indios, en el mejor de los casos los llevaron a reservas. Las masacres contra los nativos fueron de tal tamaño que la revisión contemporánea de la historia estadounidense describe esos sucesos como genocidio.
El gran escritor, militar, político y diplomático Lewis Wallace recorrió el norte de México en 1867. Tras su estancia en la antigua hacienda de Hornos, en el actual municipio de Viesca, Coahuila, describió una cacería de búfalos. De aquella experiencia, el escritor hizo un breve relato que se lee como un auténtico western en el semidesierto lagunero. Se refiere a la región como "lugar de tormentos", pero también reconoce la belleza de mezquites y yucas en la inmensidad del paisaje. Estos caminos lo llevaron a realizar analogías con Medio Oriente y Turquía. Al mismo tiempo hizo un elogio de los laguneros como "republicanos independientes" que ni los franceses pudieron domar. Wallace formó parte de una expedición militar cuando México, al mando de Benito Juárez, logró vencer la invasión francesa. En el fondo su misión tuvo como propósito la Doctrina Monroe y lo que eso implicó en su momento como la pérdida de la mitad del territorio nacional.
El relato de Wallace da señas de ese telón y también documentó la presencia de bisontes en la región. A partir de entonces desaparecieron, pero gracias a esfuerzos recientes, los bisontes están de regreso en reservas naturales protegidas. Recuerdo bien la impresión que me generó hace años un viaje por Chihuahua al ver la gran figura del bisonte. Paré a un lado de la carretera con el asombro de ver un puñado de bisontes imponentes, serenos, con esa enorme cabeza y su melena colgando. En otros siglos, aquellas manadas de cíbolos propiciaron la leyenda de una fantástica ciudad de nombre Cíbola.
El extermino de los bisontes me recordó lo que el biólogo y ecologista Garrett Hardin describió como "la tragedia de los bienes comunes" ante la sobreexplotación de los recursos naturales. La reintroducción reciente de bisontes en Coahuila busca recuperar la función de esos enormes mamíferos para el ambiente. En el año 2020 la empresa Cemex introdujo bisontes en la Reserva Natural El Carmen. Actualmente se registran 90 bisontes en la reserva ecológica que se localiza en la zona norte del estado de Coahuila y colinda con el sur de Texas en Estados Unidos. Después de 150 años el bisonte americano vuelve a Coahuila. Otro esfuerzo notable en el estado se ubica en la Reserva Ecológica El Santuario, donde la Fundación Pro Cuatrociénegas, recibió a un grupo de 44 bisontes. Incluso, su llegada se realizó de manera ceremonial como lo habrían hecho con respeto los nativos americanos. Poco a poco, de la mano de los bisontes se está sembrando un futuro para la conservación del ambiente. Por lo demás, deseamos felices fiestas a nuestros lectores.