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El reporte de Oppenheimer

Bolivia está girando a la derecha, tras 20 años de izquierda

ANDRÉS OPPENHEIMER

Hay buenas noticias para quienes defienden la democracia y la libertad económica en las Américas: Tras 20 años casi ininterrumpidos de gobiernos populistas de izquierda aliados de Venezuela, Cuba e Irán, es muy probable que la oposición de centroderecha gane las elecciones del 17 de agosto en Bolivia.

Bolivia está atravesando su peor crisis económica en casi tres décadas, con una inflación galopante y escasez de alimentos y gasolina. No es extraño, entonces, que los candidatos que lideran las encuestas sean los que ofrecen un cambio drástico hacia una economía de mercado y vínculos más estrechos con Estados Unidos.

El multimillonario empresario Samuel Doria Medina lidera las encuestas con el 24% de los votos, seguido de cerca por el expresidente Jorge "Tuto" Quiroga con el 22%, según un sondeo del diario El Deber del 2 de agosto. El candidato de izquierda Andrónico Rodríguez, debilitado por la fractura del partido gobernante, el Movimiento al Socialismo (MAS), está muy atrás con tan solo un 7%.

A principios de esta semana, hablé con los dos candidatos que encabezan las encuestas. Ambos prometen recortar el gasto público, atraer inversiones y congelar o romper las relaciones con Venezuela y Cuba.

Doria Medina me dijo que "Bolivia ha estado aislada a nivel internacional en los últimos 20 años" por su alineamiento con Irán, Venezuela y Cuba. Agregó que "eso se va a acabar. No queremos tener esas amistades. Bolivia tiene que tener un relacionamiento amplio con Estados Unidos".

Según me señaló, congelaría -pero no rompería- las relaciones diplomáticas con Venezuela y Cuba. Su primer viaje al extranjero como presidente, dijo, sería a Brasil, en busca de inversiones para revitalizar la industria del gas natural de Bolivia tras dos décadas de descuido estatal.

Doria Medina también planea retirar a Bolivia del bloque de izquierda radical ALBA, liderado por Venezuela, pero mantendría su estatus como miembro asociado del bloque BRICS, liderado por China, Rusia, India y Brasil. "Nos interesa que haya inversiones, por lo que yo no le veo nada malo a los BRICS", me dijo.

A diferencia de su rival Quiroga, quien ha sugerido retirarse o renegociar la membresía de Bolivia en el bloque comercial Mercosur, compuesto por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia, Doria Medina afirmó que mantendría a Bolivia en ese bloque.

Quiroga, un ingeniero que estudió en Estados Unidos y fue presidente entre 2001 y 2002, me dijo que mantendría los acuerdos educativos y culturales del Mercosur, pero rechazaría sus normas comerciales por ser una "cárcel comercial".

El Mercosur no permite a sus miembros hacer acuerdos de libre comercio con países fuera del grupo. Como presidente, buscaría acuerdos comerciales con países europeos y asiáticos, y con Estados Unidos, me dijo.

En política exterior, Quiroga prometió "romper" relaciones con Venezuela, Cuba y Nicaragua hasta que esos países cumplan con los tratados interamericanos de defensa de la democracia y tengan elecciones libres.

"Yo no voy a tener relaciones con las tres tiranías trogloditas totalitarias", me dijo Quiroga. "Y como presidente, en el espacio que esté, voy a luchar para que recuperen democracia y libertad".

Su primer viaje al extranjero como presidente, dijo, sería a Estados Unidos, para buscar un paquete de rescate internacional de las instituciones financieras mundiales para reactivar la economía boliviana.

Es cierto que muchas cosas pueden cambiar en las elecciones bolivianas. Si ningún candidato obtiene más del 50% de los votos este mes, habrá una segunda vuelta el 19 de octubre.

El expresidente populista de izquierda Evo Morales -ahora escondido en su bastión cocalero tras una orden de arresto por cargos de presunto abuso sexual contra una niña de 15 años y acusaciones separadas de incitación a la violencia- ha pedido a sus seguidores que voten en blanco.

Si Morales cambia de estrategia y apoya a Rodríguez, o a otro contendiente, la primera vuelta podría convertirse en una contienda a tres bandas.

Aun así, con la economía boliviana en crisis y las encuestas favoreciendo un cambio drástico, lo más probable es que un candidato de centroderecha gane la presidencia. Tras dos décadas de gobiernos que derrocharon la bonanza del gas natural en una fiesta populista, Bolivia no tiene más opción que volver a una gestión económica responsable.

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Escrito en: El reporte de Oppenheimer Columnas editorial Andrés Oppenheimer

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