Celebración. Se trató de la cuarta edición del Festival de Día de Muertos Treviño, organizado por comerciantes del sector.
La calle Treviño se convirtió en un colorido camposanto. Ayer sábado 1 de noviembre, familias transitaron entre las decoraciones de cempasúchil, papel picado y ofrendas instaladas sobre el pavimento. También hubo un altar y un escenario donde se desarrollaron diversas actividades culturales. Apenas al arrancar, no hubo más lugar en las sillas, pero no importó estarse de pie. Arriba pasaban las góndolas del teleférico, como marcando con su tránsito la noche de Todos los Santos.
Se trató de la cuarta edición del Festival de Día de Muertos Treviño, organizado por comerciantes del sector comprendido entre el Paseo Morelos y la Avenida Juárez. El proyecto, que busca su consolidación, supone así una actividad de apropiación ciudadana sobre el espacio.
Este año el programa incluyó danza azteca, ballets folclóricos, música vocal e instrumental, así como a un disyóquey, un altar de muertos, exposiciones artísticas, instalaciones y venta de gastronomía como tamales y aguas frescas.
Uno de los negocios beneficiados con este festival fue la librería Otelo. Doris Romero, su propietaria, bailaba dentro del local al son de los ballets folclóricos, mientras no dejaba de atender a los clientes que curiosos se aproximaban para hojear algunos libros.
Según indicó la organización en una entrevista previo, uno de los principales objetivos de este festival es crear comunidad.
"Hay mucho trabajo detrás de esto entre vecinos, amigos, emprendedores, gente que confía en lo que estamos haciendo", indicó Dalia Reyes, una de las organizadoras.