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Célibes obligados

YAMIL DARWICH

De nuevo hay inestabilidad en la UNAM, y a pesar de todo, sigue siendo nuestra mejor institución educativa: atiende la enseñanza de más de 300 mil estudiantes; hace investigación dura y aplicada, -hasta poner en órbita un satélite mexicano- y extensión educativa, con programas de cultura, arte y deporte, siendo puntales de México

Ahora, se trata de las protestas por la inseguridad que, de fondo y como siempre, tiene implicaciones políticas, con eso de "quítate tú para ponerme yo".

Es triste constatar cómo los intereses políticos, -de izquierda y derecha- agreden a la universidad, a sabiendas que es con educación de calidad como podremos avanzar en política económica y enfrentar la competitividad mundial.

El pasado 22 de septiembre, un estudiante murió asesinado por otro supuesto preparatoriano que, a decir de algunos conocedores, pudiera padecer el nuevo síndrome llamado INCEL, que define al célibe involuntario, término tomado del idioma inglés "involuntary celibate".

Se refieren a jóvenes que padecen su deseo sexual reprimido al no ser aceptados por no saber relacionarse socialmente con personas del sexo contario o el propio, deseando mantener relaciones sexuales o afectivas sin lograrlo y sufriendo ansiedad y depresión, así como repudio al grupo social en que viven.

En el extremo de la enfermedad, se encuentran muchachos -comúnmente varones- con un resentimiento profundo hacia las mujeres, a quienes culpan de su falta de éxito amoroso y sentirse rechazados; también contra algunos hombres, considerándolos como más atractivos o exitosos, son los llamados "Chad", término utilizado para referirse a personas consideradas atractivas -cuestión de moda- que despiertan recelo y envidia entre los INCEL.

De lo que poco nos hablan, es que representan una nueva manifestación de rechazo a la desigualdad social, provocada por la sobreinformación recibida a través de los medios, que les promueven la llamada "soledad digital", llevándolos al aislamiento, favoreciendo su errónea autoevaluación personal y la insatisfacción por la vida.

Terminan por despertárseles deseos que deben reprimir ante su propia baja autoestima por su apariencia física, posición social y/o limitación de recursos económicos, elementos que creen son imprescindibles para el desenvolvimiento social.

De nuevo aparece el uso desvirtuado del dinero y las compras frívolas.

Algunos autores empiezan a hablar de la "soledad moderna", que se considera factor predisponente para el síndrome INCEL, que, sumada a la falsa solución del aislamiento social y familiar a través de computadora, tableta digital o/y teléfono inteligente, desequilibran emocionalmente a las personas, particularmente a los jóvenes y, entre ellos, frecuentemente muchachos desatendidos emocionalmente.

Por algo dicen: "nunca hemos estado tan conectados y al mismo tiempo, tan solos".

Esta soledad digital posmoderna, presenta aparentes causas; entre ellas: el ritmo de vida acelerado, que todos debemos llevar para satisfacer el consumismo provocado; las expectativas materiales, emocionales y de romance que las promueven para consumir más; el individualismo, promovido por los maliciosos, que saben que "solos somos más influenciables y controlables"; y la jerarquización de valores, que se están reacomodando con nuevas preponderancias.

No descarte los deseos individuales, también generados por conveniencia de los mercadólogos e "influencers", quienes han logrado anteponer el placer y el principio de "tener para bien ser".

Como particularidades de los mayormente afectados, observamos grave inseguridad personal y carecer de soporte familiar y/o social que les ayude a enfrentar su realidad; comúnmente pertenecen a familias disfuncionales, mal integradas y/o deficientemente relacionadas entre sí.

Aparece la importancia de la necesidad de atención de los padres hacia los hijos; se trata de encontrar tiempo de calidad y cantidad para ellos y, desde luego, buscar ayuda profesional.

Cómo lee, el problema se complica en los tiempos posmodernos, en los que se hace todo lo necesario para que los humanos rompamos con la tradición cultural de educar en casa… ¡Estamos ocupados trabajando! o peor aún: ¡Para eso le pago una buena escuela que lo eduque! Excusas inaceptables.

Habrá que incluir la carencia de responsabilidad de las autoridades de todos los niveles; ellas están más preocupadas en alcanzar el poder y luego sostenerse en él. "¡Son las que tenemos, porque las merecemos con nuestra apatía!".

Ni que decir de algunos medios de comunicación y diversión que, administrados por inmorales, se encargan de estimular con todas las formas imaginables la desvirtuación de la sexualidad. Ellos promueven la superficialidad y confunden el uso y goce con irresponsabilidad, motivándolos interesadamente por sus propias conveniencias comerciales, sin importarles el bien social.

Han conseguido que se confundan los términos del amor con los del deseo; han podido desterrar pensamientos de filósofos, como Erich Fromm, quien hacía la pregunta: ¿te quiero porque te necesito o te necesito porque te quiero".

Hagamos consciencia de nuestra realidad y combatamos el daño, aprovechando lo mucho positivo que nos ofrece el desarrollo de ciencia y tecnología; no antepongamos lo material a lo afectivo y emocional.

¿Cómo estamos en familia?

ydarwich@ual.mx

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