
(AP)
La Franja de Gaza, el territorio palestino devastado por la invasión israelí, habitado hasta 2023 por más de dos millones de personas, de los cuales casi la mitad (47.3 %) eran menores de edad, vive una catástrofe humanitaria de hambruna fase cinco.
La hambruna en el contexto humanitario es una palabra que tiene un significado específico. Este evento tiene lugar cuando un porcentaje substancial de la población de un país o una región es incapaz de obtener suficiente alimento, llevando a niveles extremos de desnutrición y muerte.
La fase cinco, es una hambruna donde los hogares tienen una extrema falta de alimento y otras necesidades básicas, donde la hambruna, la muerte y la miseria son evidentes, según la organización Concern Worldwide US. Esta fase representa los niveles más altos de hambruna y desnutrición en la región.
La hambruna, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), aparte de hacer sentir los efectos del hambre en sus habitantes, debilita el sistema inmune y lo deja vulnerable a enfermedades como la cólera, malaria, tuberculosis y covid-19. En los niños sus principales impactos son un menor tamaño, impacto en el desarrollo del cerebro y problemas crónicos de salud.
Y sus efectos pueden extenderse a las generaciones siguientes, con consecuencias en la salud a largo plazo que incluyen diabetes tipo 2, esquizofrenia e hipertensión.
El 12 de mayo pasado, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas alertó que 470 mil persona en la Franja enfrentaban la fase cinco, una hambre catastrófica y tenía previsto que 71 mil niños y más de 17 mil madres necesitarían tratamiento urgente por desnutrición aguda.
En julio, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en su reporte de Países que necesitan ayuda alimentaria externa manifestó que las operaciones miliares en curso, los cierres de fronteras y el colapso de los sectores económico y agrícola siguen socavando el acceso a los alimentos.
Entre mayo y septiembre se prevé que todos los habitantes de Gaza enfrenten niveles de inseguridad alimentaria aguda, fase tres o “crisis”, incluyendo más de un millón la fase cuatro o “emergencia” y 470 mil la fase cinco, “catástrofe”.
Actualmente, un cuarto (alrededor de 30) del total de muertes por hambruna documentadas (112) en Gaza desde el inicio del del genocidio, han ocurrido en los últimos tres días, como reportó el periodista Prem Thakker.
“Este es el punto donde si la gente se vuelve un poco más hambrienta, sus cuerpos colapsan, porque sus cuerpos simplemente no pueden seguir adelante”.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom, manifestó que la situación de hambruna masiva en Gaza, llevará a un aumento en las muertes por desnutrición y responsabilizó directamente al bloqueo que mantiene Israel por mar y tierra contra la entrada de alimentos.
“El bloqueo impidió el ingreso de alimentos durante casi 80 días consecutivos, entre marzo y mayo”.
Esta semana más de 100 organizaciones humanitarias como Médicos sin fronteras, Save the Children y Oxfam alertaron de la hambruna masiva en Gaza, que estaba siendo sufrida incluso por su personal.
Mientras tanto, la Fundación Humanitaria de Gaza, la única encargada de un defectuoso sistema de distribución, y que es apoyada por Israel y Estados Unidos fue señalada por el comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos por “quitar más vidas de las que salva”.
Medios israelíes revelaron que los guardias de los suministros que distribuye la Fundación tienen luz verde para disparar a los palestinos y hasta finales de junio habían asesinado a más de 500 personas.