Crisis por gusano barrenador golpea directamente a comunidades rurales
El sector ganadero atraviesa una de sus etapas más difíciles en décadas debido a la reaparición del gusano barrenador, plaga que ha obligado al cierre de fronteras y ha frenado la exportación de ganado hacia Estados Unidos. La situación, que afecta directamente a productores y comunidades rurales, se suma a los estragos de la sequía y amenaza con profundizar la vulnerabilidad social en la región.
José Miguel Campillo Carrete, productor ganadero y expresidente de la Unión Norte de Engordadores de Ganado, explicó que la imposibilidad de exportar representa una pérdida histórica para Durango y para el país.
"Estamos dejando pasar una oportunidad única, porque en Estados Unidos los precios del ganado están en niveles históricos. No poder vender allá significa perder ingresos que nos permitirían enfrentar la difícil situación que ya vivimos por la sequía", señaló.
Con las fronteras cerradas, la venta de ganado se ha limitado al mercado local, donde los precios son considerablemente más bajos. Campillo Carrete estimó que los productores están recibiendo hasta un 25 por ciento menos por cada cabeza de ganado respecto a lo que podrían obtener en el mercado internacional.
Este ajuste golpea directamente a las familias ganaderas, que dependen de la venta para sostener su economía. En comunidades rurales, donde la ganadería es la principal fuente de ingresos, la reducción de precios significa menos recursos para alimentación, educación y salud.
"Afortunadamente tenemos dónde vender nuestro ganado, pero el sector engordador también está siendo afectado porque la movilización entre estados se ha complicado mucho", agregó.
El productor reconoció que las medidas de control sanitario son estrictas y necesarias, pero advirtió que la burocracia y los requisitos excesivos complican la operación diaria de los ganaderos.
"Entendemos que es parte del proceso, pero debería existir un esquema confiable que facilite la movilización a quienes cumplen con todos los requisitos. Hoy la tramitología es pesada y eso genera más pérdidas", comentó.
La escasez de ganado en ciertas regiones también afecta a las engordas, que dependen de un flujo constante de animales para mantener su producción. El encarecimiento de la movilización repercute en toda la cadena productiva, desde los pequeños productores hasta los grandes centros de engorda.
El gusano barrenador no es nuevo para México. Hace más de 50 años, el país enfrentó la misma plaga y logró erradicarla gracias a un programa de liberación de moscas estériles, producidas mediante radiación. Durante más de 25 años, México estuvo libre de casos, hasta que el programa se detuvo y las plantas productoras cerraron.
"Ahora estamos viviendo otra vez las consecuencias. Es un problema que ya habíamos superado, pero al suspender el programa regresó y nos está costando muy caro", lamentó Campillo Carrete.
El riesgo no se limita al ganado bovino. Animales silvestres y domésticos también pueden ser portadores del gusano barrenador, lo que amplía la amenaza a ecosistemas y comunidades rurales.
"Un perro, un ave o cualquier animal salvaje puede traerlo. Por eso debemos estar atentos y reforzar los controles", advirtió.