
De momento
Las alarmas están prendidas. La incertidumbre empieza a sentarse y ponerse cómoda. Como en cualquier duelo. O preduelo.
Por el momento, me digo. De momento, me repito. Por el momento hay más población viviendo en países no democráticos que en países que presumen serlo. Y esos datos no cuentan, claro, aquellos que lo simulan o que dan síntomas de enfermedad terminal.
De momento hay gobernantes que, electos más o menos democráticamente, ejercen de dictadores o se comportan como monarcas del medioevo o emperadores de la Antigüedad.
La paridad, tan duramente conseguida, no camina por donde imaginamos y, de momento, en medio mundo nos entrega dolorosos resultados; entre otras razones porque, como dice la periodista Nuria Varela, cuando nosotras llegamos al poder, el poder ya está en otro lado.
Elecciones al Poder Judicial que dejó de ser Poder, y que no parecieron elecciones; no por fallos en la organización, sino en el diseño.
Guerras que empezaron no sabemos cuándo, o sí sabemos, pero parece que no van a terminar nunca.
Misiles que vuelan de un lado a otro dejando su cauda de luz, de lágrimas, de dolor, de penurias, de duelos, de injusticias.
El hielo invadiendo calles, como neblina. Me recuerdan a los dementores, esos macabros personajes salidos de la imaginación de J. K. Rowling que, en la saga de Harry Potter, te robaban la felicidad en un suspiro. Entran a casas, fábricas, ranchos, escuelas, separan, esposan, empujan, someten, se llevan. En un suspiro.
Y la desazón se empieza a acomodar, el corazón se duele, la angustia se abre espacio. La incertidumbre se pasea, escoge lugar, se sienta, pide un aperitivo y algo de comer, no tiene prisa ni trazas de irse.
Por el momento, me digo. De momento.
Porque también están ahí, aquí y en todas partes, demócratas resistiendo y argumentando, protestando y exigiendo, defendiendo y sosteniendo.
Porque hay mujeres que están apostando sus mejores ideas y sus más elevados ideales a transformaciones profundas que abran un nuevo relato, y que sostienen la igualdad como principio irreductible. Están aquí, ahí y en todas partes.
Porque también están pacifistas que lo mismo navegan con alimentos y medicinas a la primera línea de guerra, que desobedecen órdenes de represión, que se plantan frente a la muralla de hielo. Esgrimen valores que, aunque parezcan muletas, son pilares.
Porque también están quienes gritan que el emperador está desnudo, o que el genocidio no es combate al terrorismo, o que designación no es lo mismo que elección, o que la superposición de poderes no mejora un poder, o que autocracia y plutocracia, por más que se disfrace, no es democracia.
Sí, por el momento parece que el mundo colapsa. Pero han redoblado el esfuerzo quienes resisten y sostienen.
Por el momento los tambores de guerra resuenan aquí y allá. Pero también las acciones pacifistas y los gritos que desnudan al rey, a los reyes.
Por el momento el hielo inunda ciudades. Pero el amor, la solidaridad y la congruencia también salen a escena.
Por el momento parece que todo está perdido. Pero aquí, ahí y en todas partes oigo voces que cantan como Mercedes Sosa: “¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón. Como un documento inalterable. Yo vengo a ofrecer mi corazón”.