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Verdad amarga

Del Día internacional de las mujeres indígenas

ENRIQUE SADA SANDOVAL

Insertos dentro del panorama global, el 5 de Septiembre ha venido a ser instituido nada menos que como el Día Internacional de las Mujeres Indígenas.

Esta fecha como tal es una conmemoración instituida desde 1983, a partir de las jornadas del Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, con la finalidad de enfocar centrar la atención en las mujeres indígenas, su historia, y su situación prevalente en general.

La selección del día fue a manera de homenaje a Bartolina Sisa: líder indígena de la tribu aymara ejecutada el 5 de septiembre de 1782 tras encabezar junto con su esposo, Tupac Katari, una sublevación de nativos.

Desde 1774, ya casada con Tupac Katari, tuvo que soportar la humillación de que su esposo tuviera por amante a su pariente Marcela Sisa, con quien Katari tuvo a su único hijo. En su declaración, Bartolina refiere que vivió años separada de su esposo y que no estuvieron muy unidos hasta la rebelión. De hecho, durante el ataque a la ciudad de La Paz, Katari tenía otra amante llamada María López.

Desde 1780 se planificaba una insurrección indígena bajo las órdenes del controversial José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru) y los hermanos Katari, contando con más de 150,000 indígenas de la región.

Este movimiento llegó a imponer un cerco a la ciudad de La Paz en el Virreinato del Perú, en lo que ahora sería Bolivia (Alto Perú) un año antes, siendo traicionada por personas de su propia etnia, capturada y torturada.?

En un país como el nuestro donde el mestizaje abarca cerca del 92% de la población conocida, el elemento indígena subsiste como parte integral de nuestra identidad, muy independiente de la falsa inclusión y la superficialidad con que el Gobierno en sus tres niveles suele tratar de lucrar en cuanto imagen.

La realidad es que tanto en México como en el resto de Hispanoamérica, las mujeres indígenas suelen ser soslayadas no solo al grado de que se les margine de tomar parte dentro de los procesos sociales y culturales al que el resto de las mujeres en Occidente se encuentran plenamente incorporadas-cuando no sobrerrepresentadas incluso-llegando a ser invisibilizadas de una participación activa al igual que de una auténtica representación ciudadana (lo anterior, en el menos peor de los casos) cuando no son violentadas de manera sistematizada tanto por su propio entorno social inmediato, en sus comunidades o en sus propias familias, llegando a ser abusadas también por el sistema político tanto como por sus instituciones públicas, (ya sea criminalizándolas, negándoles servicios públicos o violentando sus más elementales derechos humanos) lo que constituye por sí solo una afrenta doble.

Lo que se busca en el presente caso, lo que se exige por Justicia en nuestros días y desde nuestra modernidad incluso es que las mujeres nativas de todas las naciones y etnias sean integradas plenamente conforme su dignidad individual lo exige por naturaleza; que todos los gobiernos, instituciones y organismos no gubernamentales pugnen verdaderamente porque esta integración se lleve a cabo apuntalándose desde todos los estamentos y ordenamientos legales-locales e internacionales-trascendiendo la superficialidad ofensiva del mero folclorismo al que se les suele remitir, (como si fueran niñas o infantes a perpetuidad) convirtiéndolas en ciudadanos con plenos derechos y responsabilidades, dejando de romantizar y de lucrar con su hacinamiento tanto como con su condición de miseria, que es lo que ciertos grupos o partidos políticos suelen explotar más ante las cámaras, no para mejorar sus condiciones de vida sino para escalar posiciones públicas o hasta perpetuarse en espacios de poder.

En este caso, más que el solo hecho de ponderar o pugnar por la rehabilitación y el impulso a alguien por la sola condición de ser indígena o nativo, lo que se exige es que este empuje se les brinde no pasando por encima de otros ni exigiendo privilegios que en nada abonan a la pluralidad ni a la justicia-que tampoco ellas buscan ni exigen como tales-sino por el simple hecho de ser reconocidas como lo que son en el concierto de las naciones: como seres humanos cuya dignidad de origen es irrenunciable.

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