
Derecho a la vida
El derecho a la vida es sin duda el más fundamental de los derechos humanos. Un gobierno puede despojar a una persona de sus propiedades o de la libertad de expresión, son golpes muy fuertes; pero cuando le quita la vida o permite que alguien lo despojede ella, el golpe se convierte en tragedia, porque la vida no es un bien que pueda recuperarse después de perderse.
Una buena noticia que hemos recibido del INEGI recientemente ha sido la cifra de defunciones para el primer trimestre de 2025. En México se registraron 211 mil 894 muertes en ese período. La cifra es un poco menor a la del mismo trimestre del año pasado, a pesar de que la población sigue creciendo, y es mucho menor que las 374 mil 162 de los primeros tres meses de 2021, cuando la pandemia estaba en pleno apogeo.
La principal causa de muerte en nuestro país, ahora que hemos dejado atrás el covid, son las enfermedades del corazón. Le sigue la diabetes mellitus, un padecimiento en buena medida producto de una ingesta excesiva de carbohidratos y azúcar, pero a la que losmexicanos somos propensos por razones genéticas. En tercer lugar, se encuentran los tumores malignos, o sea, las distintas formas de cáncer.
Es muy importante que las enfermedades gastrointestinales, las cuales durante mucho tiempo fueron una de las principales causas de muerte, especialmente entre niños de comunidades rurales, han disminuido de manera muy importante. Ya no se encuentran entre las 10 principales causas de defunción. Ya no tenemos enfermedades de país pobre, pero las de país rico están causando estragos.
Hay una estadística entre nuestros fallecidos que llama poderosamente la atención y que no es un problema de nación rica. Las agresiones, los homicidios, aparecen como la octava causa de muerte en México, y en el caso de los hombres se elevan al sexto puesto. Si profundizamos más, encontramos una realidad inquietante: para los adultos —hombres y mujeres— de 25 a 44 años, loshomicidios son la principal causa de muerte, y quedan en segundo lugar, después de los accidentes —otro motivo de preocupación al que hay que dedicarle también una reflexión—, entre los jóvenes de 15 a 24 años.
Estas cifras reflejan una realidad dramática. La violencia se ha convertido en una ocurrencia cotidiana en muchas regiones. Es una realidad que afecta a todos, pero especialmente a los jóvenes, que son quienes pueden aportar más a la sociedad.
La principal responsabilidad del Estado es salvaguardar los derechos fundamentales de los gobernados. Entre ellos hay que subrayar la vida y las propiedades. Las familias no pueden contratar policías propios para defenderse de los agresores. Es responsabilidad del gobierno hacerlo.
En nuestro México, sin embargo, el Estado parece más interesado en convertirse en empresario: en construir trenes, comprar aviones comerciales, construir refinerías. Quizá busca repartir contratos privilegiados entre sus allegados para que se vuelvan millonarios sin tener que competir en los mercados. Pero mientras el gobierno juega al empresario con dinero de los contribuyentes,el país sigue teniendo tasas de homicidios que se encuentran entre las más altas del mundo.
Las cosas no deben ser así. Las naciones que han logrado prosperar dejan que los negocios los hagan los empresarios y dedican buena parte de los recursos públicos a garantizar la seguridad de la población. Su prioridad es proteger el derecho más fundamental: el derecho a la vida. Para hacerlo en México, necesitamos que los políticos cambien radicalmente de mentalidad.
Twitter: @SergioSarmiento