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Dos errores de lo que hay que aprender

Enrique Irazoqui Morales

Dos errores que exponen vulnerabilidades en la presidencia de Claudia Sheinbaum.

La presidencia de Claudia Sheinbaum ha intentado establecer una narrativa de firmeza, cercanía con el pueblo y compromiso con la seguridad. Sin embargo, los eventos ocurridos en la primera semana de noviembre de 2025 revelan fisuras preocupantes en esa imagen. Dos momentos -uno político y otro físico- pusieron a prueba su liderazgo y el aparato que la rodea.

Luego del horrible asesinato perpetrado el sábado por la tarde noche en la persona del alcalde de Uruapan Carlos Manzo, hecho trágico que conmocionó a Michoacán y al país entero por todas sus implicaciones. En la conferencia matutina del lunes 3 de noviembre, Sheinbaum condenó el crimen con firmeza, se pronunció con las respectivas condolencias, pero también cometió un error lamentable: reaccionó con molestia ante las críticas de la prensa y la oposición, acusándolos de "comportarse como buitres" por "politizar el caso".

Aunque su indignación puede entenderse desde lo humano, el tono confrontativo desvió la atención del mensaje central: garantizar justicia y reforzar la seguridad. En lugar de proyectar empatía y liderazgo, la presidenta pareció a la defensiva, lo que debilitó su postura institucional. La ciudadanía espera respuestas, no reproches, especialmente ante hechos vinculados al crimen organizado. Responder desde la postura partidista radical, esa que tanto se empeñó imponer su antecesor Andrés Manuel López Obrador y que, entre otras cosas, ha dividido a la sociedad mexicana, no es precisamente la respuesta inteligente que se espera de la jefa del Estado Mexicano.

Sin embargo, un día después, la presidenta reflexionó y dio un giro a su postura ante el tema del asesinado del edil Manzo. Respondió con mesura y lanzó la iniciativa para intentar pacificar Michoacán. En tanto, y luego de darse cuenta del impacto negativo de su desempeño el día anterior, decidió dar un recorrido alrededor de Palacio Nacional para mostrarle a todo mundo su aceptación del pueblo en general en aras de reconstruir rápidamente su imagen. Entonces vino el segundo error - mucho más grave que el primero-Mientras caminaba por el Centro Histórico rumbo a un evento en la SEP, un hombre en estado inconveniente logró acercarse a Sheinbaum, la tomó por la cintura y le hizo tocamientos inapropiados. La presidenta reaccionó con serenidad: mantuvo la compostura, se retiró con discreción y evitó una confrontación pública. Su actitud fue ejemplar, demostrando autocontrol y respeto por el entorno.

Cuerda aparte merece el asunto de abuso sexual que sufrió la mismísima presidenta. Condenable lo que hizo el sujeto de nombre Uriel Rivera, detestable tipo. Y que bueno que el hecho sirva para seguir abonado en la agenda pública para que se cree todo el andamiaje necesario para evitar y en su caso, sancionar toda conducta abusiva en contra de las mujeres por cuestiones en este caso de género

Empero, el incidente expuso una falla grave en su equipo de seguridad. El agresor logró acercarse, tocarla y vociferar sin que los escoltas intervinieran de inmediato. La detención ocurrió minutos después, cuando el daño simbólico ya estaba hecho. Este tipo de vulnerabilidad no solo pone en riesgo la integridad física de la mandataria, sino que también envía un mensaje de debilidad institucional. De asco los motivos que alentaron al abusador a perpetrar su acto, pero imaginar que sus intenciones hubieran sido otras ¿cuánto daño más hubiera causado?

Claudia Sheinbaum demostró fortaleza personal ante una clara y execrable agresión física, pero su equipo de seguridad falló en su deber más elemental. Por otro lado, su reacción emocional ante el asesinato de Carlos Manzo mostró que, en momentos de presión política, aún debe trabajar en el manejo del discurso público. La presidencia exige no sólo temple, sino también una estructura sólida que respalde cada palabra y cada paso.

Estos dos episodios, aunque distintos, comparten una lección: la imagen presidencial no se construye sólo con discursos, sino con respuestas estratégicas y protección eficaz. La ciudadanía observa, y cada error por mínimo que parezca - aunque el permitir que cualquiera se le acerque así la Jefa del Estado Mexicano puede tener consecuencias profundas.

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Escrito en: Drenaje Pluvial

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