
Embajador Jorge Álvarez Fuentes analiza el acuerdo histórico de Trump para la paz en Gaza
Una frágil etapa inicial del acuerdo de paz presidida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y copresidida por su homólogo egipcio, Abdul Fatah El-Sisi, es solo el inicio de un largo, tenso y delicado proceso que podría conducir a una última oportunidad para la estabilidad en la región de Oriente Medio, analiza el embajador Jorge Álvarez Fuentes.
El también columnista de El Siglo de Torreón enfatizó que del acuerdo redactado y presentado ante dignatarios de América, Europa y Asia, quedan bastantes interrogantes entre sus 20 puntos principales, esto a su vez que la fragilidad del acuerdo podría socavar los intentos de que el tratado se concrete mucho antes de finalizar la primera etapa.
Destacó como una de las mayores preocupaciones de la opinión publica que la Franja de Gaza está reducida a escombros, y si bien la presencia del Ejército de Israel se estaba confinando a sectores específicos del enclave, esto no se traduciría en un fin de las hostilidades hacia la población gazatí.
Anteriormente, el presidente Donald Trump ya había adelantado que podría ordenar la reanudación de los ataques de Israel si Hamás no cumplía con su parte del acuerdo.
Si bien el grupo islamista palestino entregó a los 20 rehenes vivos, los retrasos en la entrega de los cuerpos que aún permanencen en la Franja de Gaza tensa el cese al fuego.
Hamás afirmó que algunos restos de los rehenes estaban en túneles o edificios que luego fueron destruidos por Israel, y se necesita maquinaria pesada para excavar entre los escombros y recuperarlos.
El presidente Donald Trump concretó un histórico acuerdo para un aparente cese al fuego prolongado en la Franja de Gaza.
Durante la firma del acuerdo estuvieron involucrados el propio mandatario estadounidense y su homólogo egipcio Abdul Fatah El-Sisi, el ejecutivo turco, Recep Tayipp Erdogan y el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani.
Dicho acuerdo es el más importante desde los Tratados de Abraham que supuso la normalización y el establecimiento de relaciones diplomáticas entre dos naciones del Golfo, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahréin, y el Estado de Israel, en septiembre de 2020.
El pacto de cese al fuego, en cuya firma no estuvieron presentes el presidente de Israel, Isaac Herzog, el primer ministro Benjamín Netanyahu ni autoridades palestinas o milicianos de Hamás deja una serie de interrogantes sobre cuáles serán los próximos pasos a seguir en caso de que se cumpla concretamente la primera etapa del frágil acuerdo, la cual consiste en la liberación de los rehenes vivos, misma que se concretó el lunes 13 de octubre y la entrega de los cuerpos de los israelíes secuestrados por Hamás.
Para el embajador Jorge Álvarez Fuentes, quien lideró la representación diplomática de México en Egipto en el periodo de 2013 a 2016, la implantación de la primera etapa del plan de paz de Trump es significativa dado a que concretó que tanto Israel como Hamás coincidieran en términos para frenar momentáneamente más de dos años de guerra, misma que ha dejado un estimado de 65 mil personas asesinadas tan sólo en la Franja de Gaza.
Destacó que el acuerdo se llevó “en tiempo y forma, claro, no sin algunas de las complejidades que ello entraña, porque por un lado, los rehenes solamente sobrevivieron veinte, que fueron los que se entregaron y el resto ha sido entregado únicamente los restos mortales de cuatro de ellos”.
El también columnista de esta casa editora recordó que una de las principales interrogantes que surgen es donde residirán los palestinos desplazados y quienes fueron liberados de las cárceles de Israel.
Recordó que la Franja de Gaza está reducida a escombros, y otros liberados, principalmente quienes cumplían condenas de cadena perpetua, fueron deportados a terceros países, lo que complica el proceso de reintegración de la sociedad palestina, pues carecen de vivienda y servicios básicos.
El embajador Jorge Álvarez sentencia que la guerra en Gaza ha llegado a su fin, “por lo menos en esta primera etapa, pero el conflicto no, el conflicto persiste y es muy importante en ese sentido ver los otros componentes del acuerdo”.
Sobre los componentes del acuerdo, recordó que es importante realizar un análisis concreto sobre estos, pues su correcto desarrollo favorecerán que las siguientes fases del plan de paz puedan iniciar, de lo contrario los ataques podrían reiniciar.
De ello, puntualizó el que el ejército de Israel se retire parcialmente la Franja de Gaza, que haya entrada masiva de ayuda humanitaria, “pero sobre todo que se establezca un proceso en donde se conduzca a que Hamás deje de ser la autoridad y deponga sus armas en Gaza, pero también se tenga que atender el conflicto que se ha exacerbado en Cisjordania”, son puntos críticos.
De cumplirse dichos puntos, “efectivamente, no estamos al final de un proceso, vamos al inicio de un proceso, y ese proceso de paz inevitablemente tendría que desembocar en el establecimiento de un Estado Palestino”.
En esa misma línea sostuvo que existe mucho optimismo y escepticismo, pero dejó en manifiesto que el único país que puede ejercer una presión y coacción en Oriente Medio es Estados Unidos.
Durante la cumbre en Sharm El-Sheij, en Egipto, el presidente El-Sisi sentenció que la propuesta de Donald Trump representa “la última oportunidad” para la paz en la región, y reiteró su llamado a una solución de dos Estados, afirmando que los palestinos tienen derecho a una nación soberana.
La Oficina de El-Sisi había comunicado que en la cumbre se aspiraba a poner fin a la guerra en Gaza e “inaugurar una nueva página de paz y estabilidad regional”, en sintonía con la propuesta de Washington D.C.
Abordar dichos problemas de fondo supusieron una complicación en la cumbre, principalmente por la ausencia de los líderes de Israel y de las facciones de Hamás.
Álvarez Fuentes coincidió con las palabras del mandatario egipcio al subrayar que “describe bien lo que se ve hoy en la región, después de dos años, esta no ha sido una guerra que sea limitado a la Franja de Gaza, los territorios palestinos ocupados, sino que es una guerra que se ha extendido a otros frentes, a Líbano, Siria, Irak, Yemen, Irán. Entonces, cuando se señala que es la última oportunidad, yo creo que se pone el énfasis en que ha llegado el momento de cambiar el curso de la historia presente en el Oriente Medio”.
Por ello, recordó que “nadie pone en duda, Israel es el país más poderoso de la región, con el ejército más poderoso, con una economía de vanguardia, digital en gran parte, pero al mismo tiempo están ahí algunos de los países que tienen todavía un papel muy importante en este cambio de época”, como lo son Arabia Saudí, Marruecos y Bahrein, quienes “ya habían establecido o normalizados relaciones con Israel”.
Sobre la Autoridad Palestina, el Álvarez Fuentes recordó que nació a partir de otro esfuerzo, los Acuerdos de Oslo, los cuales consistían en un pacto de paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OPL), mismos que terminaron por fracasar, por lo que reconoció que un cambio de liderazgo, uno más joven, es evidente.
La presión para el fin del genocidio gazatíe, el cual no es reconocido por autoridades de Israel y Estados Unidos se vio apoyada días previos a la 80a Asamblea General de las Naciones Unidas por naciones historicamente aliadas de Tel Aviv.
Reino Unido, Canadá, Australia, Francia y Portugal, principalmente, encabezaron el reconocimiento palestino como Estado, acciones que enfurecieron a Tel Aviv y Washington, no obstante sirvieron como presión para el acuerdo de paz de inicios de octubre.
Jorge Álvarez Fuentes detalló que “no hay que hacernos ilusiones para no terminar por ser ilusos, sino que es el momento en donde a nivel de los millones de personas en el mundo que se han pronunciado contra el genocidio en Gaza, que respaldan las aspiraciones del derecho de los palestinos a tener un estado que conviva en forma pacífica con el estado de Israel, se consuman”.
Asimismo, calificó “como una trampa el que sea calificado como antisemita todo aquel que no esté en sintonía con las acciones de Israel que a todas luces son un genocidio” y reconoció que si bien el interés real del presidente Trump por este acuerdo es el ser galardonado con el Nobel de la Paz, muestra, parcialmente, que Estados Unidos “está de regreso en ese papel mediador”, pese a que el país se encuentra enfrascado en una guerra interna contra los migrantes, así como global con los aranceles.