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El espíritu punk: de la revolución al espectáculo

Ver disfraces de punk en supermercados durante la temporada de Halloween, podemos cuestionarnos si acaso esta subcultura ha muerto, lo cierto es que su ciclo de vida demuestra que las propuestas resisten al status quo seguirán surgiendo bajo nuevas forma

Imagen: Unsplash/ Frankie Cordoba

Imagen: Unsplash/ Frankie Cordoba

ABRAHAM ESPARZA VELASCO

Ciertas revoluciones culturales pueden tener ideas tan potentes y ser tan atractivas visualmente que trascienden épocas y fronteras,siendo reinterpretadas y resignificadas en todo el mundo, aunque no siempre de la mejor manera. El punk, movimiento contestatario en su origen, es una propuesta estética que abarca lo musical y lo visual; sin embargo, ha sido engullido por la cultura pop y la sociedad del espectáculo. Pero, como la hidra, sus múltiples expresiones han sabido crecer de nuevo y ramificarse, oponiéndosea ser convertidas en su opuesto.

SITUACIONISMO Y PUNK

El antropólogo social Carlos Granés dedica un apartado de su libro El puño invisible: arte, revolución y un siglo de cambios culturales (2011) al paso “de la revolución al espectáculo”. Ahí habla sobre el movimiento punk y su relación con la Internacional Situacionista(IS), un grupo de artistas e intelectuales fundado en la década de los cincuenta en Francia; su principal objetivo era rebelarse contra la dominación capitalista y el consumismo a través de acciones en la vida cotidiana. Querían conseguir una libertad absoluta y darle un lugar importante al ocio y al placer, esferas humanas que el capitalismo tiende a instrumentalizar en pos de la producción desmedida y el rendimiento.

Quienes integraban este colectivo solían hacer performances disruptivos en el espacio público. Así, en la IS el espectáculo se resignifica al ser convertido por el revolucionario en arma y herramienta de protesta. Y es que el status quo en “la sociedad del espectáculo” — término acuñado por el filósofo Guy Debord— es darle prioridad a “parecer” y a “tener” por encima de “ser”. En un contexto así, los medios y las mercancías —no las acciones genuinas— definen las interacciones sociales.

Con el Mayo del 68, una cadena de protestas universitarias y sindicales que dio lugar a la mayor huelga general de la historia de Francia, Guy Debord estaba listo para sepultar al situacionismo, una vanguardia a la que había dedicado su vida. Sin embargo,del otro lado del Canal de la Mancha se le estaba dando un giro inesperado a sus ideas: el punk.

Sex Pistols, una de las bandas punk más influyentes. Imagen: Mubi
Sex Pistols, una de las bandas punk más influyentes. Imagen: Mubi

Malcolm McLaren, músico y empresario británico conocido por ser el manager de la mítica banda de punk Sex Pistols, fue un estudioso del movimiento situacionista. En 1970, decidió abandonar definitivamente sus estudios de arte en el Harrow Art School para pasar por otras academias. En el Goldsmith College intentó graduarse presentando una película psicogeográfica, un ejercicio común de la IS que consistía en analizar el impacto del entorno urbano en el comportamiento humano.

Pero si la IS buscaba contraponerse a la sociedad del espectáculo, McLaren prefirió aprovechar esa fuerza para crear un nuevo espectáculo en Inglaterra, uno que se sublevara ante la cultura de masas que se proponía volver a toda la juventud en empleados pasivos.

Para ello tomó algunos de los planteamientos del situacionismo, por ejemplo, la destrucción de la civilización y la invasión de los bárbaros, de una juventud convertida en “escoria” (traducción literal de “punk”), como la fuerza aterradora que habría de oponerse a los regímenes autoritarios de la época. Para cambiar una sociedad corrupta, era necesario desmontarla desde sus cimientos.

La rebeldía performática del rock sería llevada a su siguiente nivel: irrumpir en la cultura pop para incomodar y hacer reclamos sociales desordenados, acompañando todo con una declaración de principios estético-musical. La idea básica era la misma de la IS:utilizar el espectáculo y resignificarlo… por lo menoshasta ser consumido por el espectáculo mismo.

No Future es un lema típicamente punk que indica a una sociedad en crisis. Imagen: Banksy
No Future es un lema típicamente punk que indica a una sociedad en crisis. Imagen: Banksy

ESTÉTICAS DEL DESECHO

Las expresiones contraculturales surgen, en parte, como una respuesta a los grandes relatos. Cuando los proyectos globales como el capitalismo o el estado del bienestar entran en crisis, despiertan nuevos intereses y visiones alternativas en diversos sectores de la población.

El objeto de estudio de McLaren era la calle Oxford y sus rutinas de consumo. El filme mostraría el recorrido de las personas por el barrio y la manera en que el consumismo las reunía ahí, como si de un templo se tratase.

Los temas que proponía la obra eran el aburrimiento, la falta de perspectiva y una visión pesimista del futuro. De ahí nació el lema “No futuro”, hoy ligado inexorablemente al punk, transformando la perspectiva transgresora del situacionismo en una frase sintetizada que reunía todo un sistema de pensamiento.

En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial aparecieron, por ejemplo, subculturas juveniles —los teddy boys, los mods,beatniks, skinheads y, por supuesto, los punks— como respuestas a un orden dominante que había provocado el desastre en la sociedad. La alteridad, la agresividad y la provocación se convirtieron, entonces, en elementos presentes no sólo en la mente, sino en los estilos de vestimenta, oponiéndose a ese status quo tan cuestionable.

El ensayista y activista Servando Rocha, en su libro Agotados de esperar el fin (2008), analiza grupos anarquistas y subculturas como el skinhead y el punk, centrándose en el “desecho” como principal motivo estético. “Busco en la basura solución”, dice una canción de la banda española Eskorbuto.

Las “políticas del desecho” abordadas por este autor español se refieren a la manera en que la cultura dominante desecha aquelloque ya no le sirve. La maquinaria consumista es veloz y deja fuera, muy rápido, estéticas que son catalogadas como algo “pasado de moda” o, simplemente, marginal. Sin embargo, las contraculturas se reapropian de este tipo de estéticas y las resignifican, convirtiéndolas en símbolo de resistencia, diferenciación o, al menos, de una identidad que se define como crítica: una declaración de principios, una forma de habitar la sociedad.

Muy aparte del principio DIY (“hazlo tú mismo”, por sus siglas en inglés) —es decir, la reparación y confección manual de objetos yprendas para su uso cotidiano—, el desecho es definitorio estéticamente hablando. Lo “rezagado” es, pues, un modo de verse y mostrarse a sí mismo.

Contradiciendo la premisa del “no futuro”, ese donde todo parece agotado o definido, la reapropiación implica un nuevo futuro, una propuesta fresca que de manera velada atraviesa el panorama social. Así, las estéticas del desecho reclaman un porvenir.

Del DIY punk se desprenden indumentaria, fanzines, grabaciones,
etcétera, todo con bajo presupuesto y en oposición al consumismo.
Imagen: Reddit
Del DIY punk se desprenden indumentaria, fanzines, grabaciones, etcétera, todo con bajo presupuesto y en oposición al consumismo. Imagen: Reddit

LA CONTRADICCIÓN DEL NO FUTURO

El libro England’s Dreaming (1991), del periodista musical inglés Jon Savage, habla sobre la obscenidad y la furia para llamar la atención, ejemplificando su punto con el comportamiento y los insultos que los Sex Pistols profirieron en televisión contra el entrevistador Bill Grundy, quien los estaba provocando mientras se les insinuaba a las mujeres que la banda llevaba como invitadas. El uso de la obscenidad para aumentar el rating era motivo de indignación para la sociedad inglesa de ese entonces. Sin embargo, hoy en día este tipo de conductas son parte cotidiana del internet. Savage usa la corta y caótica entrevista para señalar que el escándalo era una de las claves del punk: la mercantilización de lo aparentemente obsceno. En los setenta era una estrategia rupturista, pero actualmente estamos más expuesos que nunca al escándalo y hemos adquirido una gran capacidad para soportarlo.Aunque se ejecute una acción aparentemente tabú, esta puede ser rápidamente olvidada, o bien, absorbida por la cultura de masas, que la despojará por completo de su carácter contestatario.

Steward Home, especialista en vanguardias culturales, critica al punk en su libro Acelerados al máximo (2011), donde señala a McLaren como un simple vendedor de prendas de vestir que encontró la forma de mercantilizar la rebeldía. También indica que los estetas y periodistas han sobreanalizado este movimiento, que para él es puramente musical y no tiene una relación ni con el dadaísmo ni con el situacionismo.

De este modo, el punk, se integra a la cultura de masas como idea potente y atractiva, pero también sobrepasa sus propios límites para servir de inspiración, a su vez, a otro tipo de expresiones, algunas más extremas y menos conocidas que otras. Que el punkya no se considere una contracultura no significa que estas no sigan existiendo como un diagnóstico social que habla de las crisis actuales. 

Instagram: @esve_brio

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