En una noche marcada por el fervor, la devoción y la tradición profundamente arraigada en La Laguna, cientos de fieles se congregaron este jueves 11 de diciembre para participar en la tradicional misa de gallo en honor a la Virgen de Guadalupe, celebración que encabezaron los obispos de Torreón y Gómez Palacio y que culminó con las tradicionales mañanitas entonadas a la Morenita del Tepeyac.
Desde inicios de diciembre, miles de laguneros han participado en las peregrinaciones guadalupanas, que este año alcanzaron una cifra histórica: más de 106 mil peregrinos recorrieron las calles de la región para expresar su fe. Ese mismo espíritu se hizo presente durante la misa nocturna, a la que acudieron familias enteras, adultos mayores, grupos parroquiales y decenas de danzantes que, con penachos, tambores y pasos ceremoniales, dieron un marco espiritual y colorido a la festividad, recordando que para el pueblo lagunero la fe guadalupana es identidad y tradición.
La eucaristía fue presidida por el obispo Luis Martín Barraza Beltrán, acompañado del párroco Vicente Cancino Ordóñez.
Cientos de asistentes no lograron ingresar a la capilla y siguieron la celebración desde el exterior mediante una pantalla gigante.
Al concluir la misa, la agrupación La Banda Más D1 interpretó las tradicionales mañanitas, que fueron coreadas por los presentes.
Durante la celebración, el obispo Barraza habló sobre el valor de la devoción guadalupana y el significado espiritual que esta fecha tiene para la comunidad lagunera.

“El corazón de la gente siempre guarda la fe, aunque a veces lamentemos la baja participación en las misas o en los grupos parroquiales. Estas celebraciones muestran que la fe sigue ahí, en lo más profundo”, señaló.
Además, hizo un llamado a los fieles a mantener esa conexión durante todo el año y no solo en fechas señaladas como la Guadalupana, la Navidad o el Miércoles de Ceniza.
Barraza Beltrán reflexionó sobre el mensaje que deja la cercanía de la Navidad, destacando que el nacimiento de Jesús representa “la vida nueva que el ser humano anhela: una sociedad nueva, una convivencia fraterna, la santidad a la que todos están llamados”. Añadió que el portal de Belén simboliza un modelo de unión familiar, docilidad y apertura a los demás, elementos que deberían acompañar al creyente más allá de las festividades.
“Que esta experiencia no se quede en algo fugaz, sino que nos deje una luz para caminar durante el próximo año”, finalizó.
Finalmente, los laguneros reafirmaron una vez más su vínculo con la Virgen de Guadalupe, en una celebración que sigue siendo símbolo en la región.
(EMMANUEL AZUARA)