Soñar no cuesta nada, reza una frase muy popular, y me viene también a la mente otra que dice “toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”, escrita por Calderón de la Barca en su libro “La vida es sueño”, cuestionando si la vida es una ilusión de la que se puede escapar o si realmente se está a cargo del propio destino.
Indudablemente que, si bien es cierto que el futuro puede estar en nuestras manos, también es cierto que hay circunstancias fuera de nuestro control que lo pueden condicionar o cambiar totalmente, tal fue lo que le sucedió a Santos, que después de sumar siete de nueve puntos en sus últimos tres partidos, se metía en zona de repechaje y dependía de sí mismo para lograr calificar al play-in.
Sin embargo, no contaba con que Necaxa tenía sus propios intereses y se convirtió en una de esas circunstancias, fuera de control, que bajaron a los santistas de su sueño guajiro reubicándolos en su triste y lamentable realidad.
Pero, además, en el juego de la jornada dieciséis, que se jugó en Aguascalientes, en el estadio Victoria, Santos fue víctima de sus propios errores, incapaz de hacer lo que verdaderamente estaba en sus manos, que era jugar bien enfocados y concentrados.
Al Santos lo partió un rayo, y recibió ese tremendo cachetadón necaxista, porque fue un fantasma en los primeros minutos del partido, al grado de que antes de cumplirse el minuto diez ya perdía por dos a cero y su defensa lucía totalmente perdida, y aunque hubo una leve reacción lagunera acercándose en el marcador, al término del primer tiempo el tanteador ya lucía un abrumador tres por uno; y como al frente genera muy poco, la escuadra santista ya no tuvo capacidad de meterse de nuevo al partido.
Aunque en este encuentro Santos logró balancear mucho más las estadísticas en cuanto a posesión de balón, disparos a gol y remates al arco, lo cierto es que fue superado claramente en goles, que no fueron más porque, de nuevo, Acevedo tuvo valiosas atajadas; aunque es justo decir que Unsaín, guardameta rayo, evitó un par de goles laguneros, al detener un penal a Ocejo y atajar un gran disparo de Barticciotto.
Finalmente, la oncena lagunera resultó goleada cuatro por uno porque no supo defenderse con propiedad, le volvieron a apedrear el rancho, y de nada le sirvió tener más el balón que su rival, porque las llegadas que produjo no las tradujo en goles.
Santos cayó ante Necaxa víctima de sus propias limitaciones: una defensa débil, una media cancha endeble y una delantera intermitente y con poco poder realizador, y un cuerpo técnico tan limitado como su plantel; fieles reflejos de una directiva mezquina, tal vez no por deseo propio, sino por decisión su dueño principal.
Todavía se le mueve una patita a Santos, que ahora está fuera de zona de play-in, pero si gana al Pachuca en la siguiente y final jornada del torneo, y se combinan resultados, aún se podría colar al repechaje.
Sin embargo, se antoja más que difícil que suceda, y de ser así, y aún con toda la ilusión, surge la pregunta: ¿a qué le tira Santos si califica al play-in? Seguramente a muy poco, pero todo puede suceder en este futbol nuestro de cada día.