Se jugó doble jornada en la semana que recién transcurrió, Santos recibió a la mitad de esta a los Xolos de Tijuana, y logró salir victorioso en un juego en el que fue muy afortunado, pues los canes fronterizos tuvieron más oportunidades de gol que los laguneros, pero como dice el dicho: “el que perdona pierde”; y así le pasó a Tijuana, que no fue capaz de capitalizar ninguna de las que tuvo y en el pecado llevó la penitencia, pues se le fue un juego que pudo ganar.
El triunfo de Santos es muy valioso y también más que bienvenido, porque las victorias siempre se celebran y se disfrutan, pues el gozo que provocan es puro alimento para el espíritu, más allá de cómo se haya logrado.
Sin embargo, festejo aparte, no se puede perder de vista lo que fue el desarrollo del encuentro, en el que Santos fue el cuadro de costumbre, muy poco preciso, demasiado repetitivo y bastante chato, pues ya sabemos que la creatividad, la claridad y la profundidad ofensiva, brillan por su ausencia en el once lagunero, que, como le sucede siempre, generó muy poco en ataque.
Para su fortuna, y ya en las postrimerías del encuentro, en tiempo agregado para ser exactos, encontró el gol en un tiro de esquina que, tras un desvío, cuela a varios defensivos xolos que no atinan a despejar el balón, que llega hasta donde apareció Dájome, que con buen remate lo mandó a guardar.
La historia es la misma en cuanto al desempeño de Santos, pero con la diferencia de que en este partido tuvo la fortuna a su favor, pues su rival falló varias y los laguneros aprovecharon una de las dos que tuvieron y ganaron.
Nadie daba un quinto por Santos en su visita a la Sultana del Norte para enfrentar a los Rayados del Monterrey, pues si hacemos un comparativo jugador por jugador entre los dos planteles, tal vez solo en la portería Santos pudiera competir con el cuadro regio.
Pero los partidos hay que jugarlos, ningún resultado se da a priori, pues la historia de cada encuentro se escribe en el terreno de juego y no en el terreno de las suposiciones.
En ese contexto, Santos saltó a la cancha del Gigante de Acero, buscando dar la sorpresa, pero la tarea era sumamente complicada, los números de ambos conjuntos mostraban dos realidades sumamente contrastantes, no obstante las dos más recientes actuaciones de Monterrey, que sembraron ciertas dudas acerca del cuadro rayado, que inclusive había sido goleado feamente en su última salida, despertando muchas dudas sobre la capacidad de su entrenador, al que parecía quedarle grande el paquete al enfrentar a oncenas poderosas.
Sin embargo, los antecedentes le dan un contexto a un partido, pero no juegan, así que Monterrey hizo patente su superioridad siendo también mejor que Santos en la cancha.
El marcador no indica lo que sucedió en el terreno de juego, pues los regios fueron mucho más que los laguneros, aunque al final del juego los santistas presionaran por un empate que nunca llegó.
Quedan como anécdota el par de goles anulados a Sergio Ramos, que a pesar de ser defensa fue siempre un peligro, lo que da una idea de lo que fue un partido de un solo lado en este futbol nuestro de cada día.