Que complicado se ha vuelto tratar de escribir un comentario después de los juegos de Santos sin caer en lo repetitivo, porque la historia es prácticamente la misma partido tras partido, cada juego nuevo es casi una copia del anterior, sin importar quien sea el rival, porque el cuadro lagunero juega igual de mal contra rivales poderosos que contra los que en apariencia no lo son, pues los guerreros son tan inoperantes que hasta sus oponentes débiles crecen de tal manera que los golean en su propio terruño, como ocurrió con San Luis, que después de apabullar a los santistas en el Corona no ha vuelto a ganar ni un solo partido.
Cualquier equipo que ha enfrentado a Santos, lo ha sometido a un tiroteo tan implacable, que aún en los tres juegos que ha ganado, incluido el tres a cero contra Pumas, sus rivales han tenido más disparos a gol y mayor posesión del balón.
En ese contexto, pensar que la visita al América pudiera resultar diferente era solo una quimera, el conjunto verdiblanco fue una copia al carbón de los que hemos visto a lo largo del presente torneo, y yo me atrevería a decir que desde varios más atrás.
Santos es un equipo tan limitado que América no tuvo muchos problemas para adueñarse del partido y controlar las acciones desde mucho muy temprano, sometiendo a los laguneros a la metralla habitual: veintiocho tiros sobre la meta comarcana realizaron los de Coapa, quince de ellos con adecuada dirección de portería cuajando tres que Acevedo no pudo detener, pero que de no haber sido por sus atinadas intervenciones Santos se trae cuero como para poner una talabartería.
El colmo de la situación de Santos es que el técnico santista, Francisco Rodríguez Vílchez, siga con su mismo discurso fracaso tras fracaso, su misma sobada letanía de que Santos compite bien; y contra América no ha sido la excepción, de nuevo, El Chanchi Rodríguez habló de un buen primer tiempo de su equipo, en el que según sus palabras “hemos competido bien en la primera mitad”, aunque la terminó perdiendo uno por cero, porque según él, luego del segundo gol americanista todo se puso cuesta arriba y ya no se pudieron recuperar.
La óptica de estratega lagunero resulta muy extraña, pues él ve partidos que otros no vemos, o tal vez confunde los términos, porque no es lo mismo competir que resistir, que es lo que hace Santos mientras no recibe gol, porque soportar que tu rival te esté apedreando el rancho sin mucha respuesta no es competir, recibir casi una treintena de disparos a gol por solo cinco respuestas es solo intentar sobrevivir, pero con muy pocas posibilidades de éxito.
Y tampoco está muy atinado al afirmar que se tiene que ir paso a paso y que hoy le toca a Santos ser un equipo humilde, y que ya el próximo torneo estará donde su afición quiere, porque tristemente olvida que su trabajo no se ha visto en la cancha, pues Santos no muestra ningún avance o mejoría bajo su tutela, más allá de las evidentes limitaciones del plantel santista.
Las penurias de Santos en este torneo no se esfumarán con discursos trasnochados e irreales, sino con una actitud de autocrítica verdadera en este futbol nuestro de cada día.