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El Hotel Sternau, pionero de la hostelería de Torreón

Fue instalado por los hermanos Julio y Carlos Sternau, sobre calle Múzquiz, casi esquina con la avenida Presidente Carranza

Elegante era la clientela que asistía a departir socialmente en las instalaciones del Hotel Sternau, negociación que estuvo ubicada en la calle Múzquiz sur del sector Alianza. Antigua postal con la membresía del hotel. (CORTESÍA)

Elegante era la clientela que asistía a departir socialmente en las instalaciones del Hotel Sternau, negociación que estuvo ubicada en la calle Múzquiz sur del sector Alianza. Antigua postal con la membresía del hotel. (CORTESÍA)

DOMINGO DERAS TORRES

(Primera de dos partes)

Ante el notorio crecimiento demográfico debido al progreso agrícola, industrial y comercial de la entonces Villa del Torreón, las negociaciones hoteleras se hicieron indispensables y fueron apareciendo alrededor de la antigua estación ferroviaria que se ubicaba a un costado del Mercado Alianza, frente a la famosa Casa del Cerro Aquellas pioneras firmas hoteleras fueron el Hotel Francia, Hotel París, Hotel Chino, Hotel San Carlos, Hotel Iberia y el Hotel Sternau.  Eran los lejanos días en que los silbatos de las antiguas y locomotoras de vapor, se dejaban escuchar a diferentes horas del día por toda la población, anunciando las llegadas y salidas de los trenes cargados de mercancías y pasajeros.

Entre los centenares de inmigrantes extranjeros que llegaron a la Villa del Torreón en busca de horizontes de progreso, se encontraban los hermanos de nacionalidad francesa, Julio y Carlos Sternau.

Instalaron un hotel que llevó el nombre de su apellido sobre la calle Múzquiz, casi esquina con la avenida Presidente Carranza (antes calle Iturbide), en su acera poniente.  En la actualidad, en el terreno que dio alojo a dicha firma hotelera se encuentran en funciones varios locales comerciales y un estacionamiento público.

El Hotel Sternau se componía de un edificio construido a base de pisos, muros y techos de madera, como muchas de las antiguas y desaparecidas construcciones que existieron en Torreón a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.  Carlos, se encargaba del manejo del hotel y su restaurante.   Julio, administraba la cantina, la tienda de ultramarinos y los billares.

Contaba con decenas de habitaciones para alojar turistas.  Además, tenía un restaurant donde se preparaban deliciosos platillos de la cocina mexicana y, destacaban sobre todo, aquellos guisos de la alta gastronomía francesa.  Sus expertos cocineros les daban un rico sazón que deleitaba los paladares de su numerosa clientela.

Iban y venían los diligentes meseros entre la cocina y las mesas del restaurante, cargando las grandes charolas que llevaban los humeantes y sabrosos guisados que degustaban los comensales, las viandas eran servidas en elegantes vajillas que los hermanos Sternau importaron de su natal Francia y llevaban grabado el monograma de su apellido.

El Hotel Sternau, además de su acreditado y concurrido restaurante, contaba con billares y una tienda de ultramarinos surtida de una extensa variedad de vinos nacionales y extranjeros.  Tenía un amplio y vistoso jardín con varios juegos de mesas y sillas con sombrillas, donde los clientes se acomodaban para consumir alimentos y bebidas al aire libre, sobre todo en los días de la primavera y el verano.

El ferrocarril eléctrico Torreón-Gómez Palacio-Lerdo, transitaba frente al Hotel Sternau.  La negociación hotelera fue adquiriendo prestigio y notoriedad. A su restaurante acudían viajeros, agricultores, comerciantes y empresarios para conversar o tratar negocios, además de grupos de familias laguneras que eran muy notorios sobre todo en los días del fin de semana.

El área social del Sternau era frecuentemente rentada para celebrar fiestas familiares y rumbosos eventos sociales.    Hubo festejos en donde participaban miembros de la élite que derrochaban dinero a manos llenas, en ocasiones se retiraban los pinos de boliche para colocar en su lugar botellas de champagne para lograr la "chuza".   Corrían a torrentes las monedas y los billetes de las cosechas algodoneras.

Entre la distinguida y elegante clientela que frecuentaba su restaurante, figuraba el matrimonio formado por Francisco I. Madero y su esposa Sara Pérez de Madero, quienes radicaban en San Pedro de las Colonias, Coahuila.  Cuando venían a Torreón, visitaban el restaurante del Sternau para disfrutar su menú.

UN ABUSO DE AUTORIDAD,  EL ORIGEN DE SU CLAUSURA

Francisco I. Madero y Sara Pérez de Madero, eran frecuentes clientes del restaurante del Hotel Sternau. (CORTESÍA)
Francisco I. Madero y Sara Pérez de Madero, eran frecuentes clientes del restaurante del Hotel Sternau. (CORTESÍA)

En aquella muy lejana época gobernaba al país el Primer Jefe, Venustiano Carranza, sucedió que un grupo de carrancistas contrató los servicios del restaurante del Hotel Sternau para organizar una gran comida.

Fueron ordenados trescientos servicios y decenas de botellas de vinos serían descorchadas para agasajar el paladar de los comensales, se acomodaron mesas y sillas para dar alojo a los asistentes, fueron ocupadas las áreas del restaurante y del jardín.

La blanca mantelería, vasos, copas y la losa, lucían pulcramente colocadas sobre las mesas;  en su organización estuvo inserta la elegancia.  El banquete fue en grande.  El gran convite  inició al mediodía y se prolongó hasta las horas de la noche Al día siguiente del que fuera un muy concurrido comelitón, los hermanos Carlos y Julio Sternau, se presentaron ante las autoridades locales para presentar el recibo de cobro del banquete servido; la cifra a pagar era de ochenta mil pesos.

Los carranclanes protestaron porque la cantidad les pareció muy alta, se armó una fuerte discusión entre los hoteleros y sus deudores, la alegata fue larga y no se llegó a un acuerdo sereno y satisfactorio entre las partes.

Las carrancistas pagaron a los Sternau "a su capricho" con puros billetes de los llamados bilimbiques que fueron emitidos por el  gobierno de Carranza, papel moneda que siempre fue señalado de tener poco valor, casi nadie lo aceptaba. La gente prefería el dinero metálico de oro, plata y cobre.

Los agraviados propietarios del hotel hablaban pestes de los pillos carranclanes, quienes al ser enterados de los ácidos comentarios que los señalaban de abusones y ladrones, mandaron clausurar el Hotel Sternau y sus dueños fueron expulsados de Torreón.  Resentidos, humillados y robados, los hermanos Carlos y Julio Sternau regresaron muy indignados a su natal Francia, jamás volvieron a México.  (Continuará el próximo domingo).

analcodomy@hotmail.com

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