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El surrealismo fotográfico de Kinich

En sus imágenes conceptuales, Marisol Coronado ha creado un lenguaje visual que mezcla lo natural y lo sobrenatural, usando flores, libélulas y criaturas fantásticas para explorar emociones, tabúes y la condición femenina.

Cartas al interior.

Cartas al interior.

ALESSA RODRÍGUEZ

El surrealismo fotográfico es heredero directo del movimiento artístico y literario del siglo XX fundado por André Breton, que buscaba expresar el funcionamiento verdadero del pensamiento, libre de la intervención reguladora de la razón, la moral o la estética. Es una exploración de lo onírico, el inconsciente, lo absurdo y lo irracional.

En su forma contemporánea, y especialmente a través de la lente de creativos como Marisol Coronado, esta corriente se refinamediante la mezcla de la fotografía conceptual con la ilustración digital. 

En la fotografía conceptual el artista no sólo documenta, sino que parte de una idea abstracta —una emoción, una crítica social,un estado mental, etcétera— que busca materializar. Cuando se comienza el proceso para este trabajo, la captura inicial regularmente sirve como el elemento central que establece el tono y la narrativa de la obra. Luego viene el fotomontaje, considerado una técnica surrealista clave que ha sido actualizada por los recursos digitales. Se define por la superposición de múltiples imágenes,provenientes ya sea de uno o varios escenarios. Su objetivo es dar vida a una nueva realidad visual, la cual resultaría imposible o carente de lógica dentro de un plano físico normal. Mediante este método se logra plasmar la sensación de un sueño al alterarelementos como la escala, el tiempo y el espacio, generando encuentros inesperados.

La ilustración digital permite que la expresión artística alcance su máxima libertad. A través del software de edición se añaden texturas o elementos que provienen de la imaginación pura. Entre los recursos comúnmente utilizados está la manipulación extrema de la luz y el color, o la integración de patrones y líneas que rompen con la ilusión de la realidad fotográfica, llevando la obra a un territorio híbrido entre la fotografía y la pintura digital.

Estas técnicas permiten construir mundos inventados de apariencia realista, trascendiendo la limitación de la cámara para acceder al subconsciente. El resultado no sólo seduce estéticamente, sino que también lleva al espectador a cuestionar su percepción de lo que le rodea.

La representación del miedo.
La representación del miedo.

KINICH

Marisol Coronado presenta su trabajo bajo el seudónimo de Kinich, un nombre que establece un puente entre lo terrenal y lo mítico, ya que es el dios del sol en la cultura maya. Kinich, entonces, es el portal a un universo donde lo sobrenatural, los tabúes y la emocionalidad conviven y toman forma. Marisol utiliza el surrealismo fotográfico como un vehículo para dar rostro a lo inefable, materializando aquello que la razón intenta ocultar. Su trabajo se asienta sobre cimientos profundamente existenciales. De forma recurrente aborda los ciclos de la vida, así como el contraste entre la soledad y la tristeza, y la resiliencia y la esperanza. Su estética visual es inconfundible, pues crea una atmósfera que es simultáneamente melancólica y mágica. “Me inspiro en algunas pinturas renacentistas, góticas y también del arte sacro”, afirma.

Esta influencia se traduce en composiciones dramáticas, a menudo con una iluminación tenue y una disposición de los sujetos que evoca a los lienzos clásicos. Cromáticamente, su universo se define por los colores cálidos, con el rojo como elemento predominante, inyectando intensidad emocional a sus escenas.

Oculto entre la sombra del pensamiento.
Oculto entre la sombra del pensamiento.

SIMBOLOGÍA Y BELLEZA DE LO MONSTRUOSO

Un pilar en la obra de Kinich es la combinación de lo natural con lo sobrenatural. Su fascinación por lo anómalo se manifiesta en la creación de monstruos, entendiendo que la monstruosidad no siempre implica maldad, sino una manifestación de complejidades  internas o tabúes sociales.

Para equilibrar esta oscuridad, la artista recurre a dos símbolos naturales clave:

Las flores. La elección cuidadosa de especies, como los lirios, le permite incorporar un lenguaje a sus imágenes, dependiendo del significado asociado a cada tipo de flor.

Las libélulas. Un símbolo de profunda resonancia personal y familiar, que encarna la transformación, la sabiduría, la conexión espiritual y la esperanza. Su aparición actúa como un faro de luz en las atmósferas melancólicas.

Al fusionar el dramatismo del arte gótico, la paleta cálida y la rica simbología de las libélulas y las flores, Marisol ha forjado un lenguaje visual único. Sus fotomontajes no son solo ejercicios técnicos; son ventanas poéticas a un inconsciente donde la emoción toma la forma de criaturas, sueños y pesadillas.

Bendita eres entre todas las mujeres.
Bendita eres entre todas las mujeres.

EL ANTIRROMANTICISMO MATERNO

Bendita eres entre todas las mujeres aborda la maternidad desde una perspectiva deliberadamente arromántica e incómoda, un terreno pocas veces explorado públicamente. Kinich se rebela contra el mito social de la madre perfecta y “santa”. La pieza surge de una reflexión más amplia sobre la feminidad y cómo se traduce en una atadura social llena de expectativas contradictorias:“puedes ser débil, pero no tanto; puedes llorar, pero no quejarte, y nunca te puedes equivocar”.

El mensaje principal es el efecto emocional y psicológico que provoca el juicio constante de la sociedad, representado en la imagen por los “ojos invisibles” que, según la artista, “te observan todo el tiempo sin descanso”.

La obra parte de una fotografía de estudio que establece un tono de retrato formal, que luego contrasta con el caos de la edición posterior. La figura central de la mujer, con drapeados que recuerdan a la iconografía mariana (el manto azul y el vestido blanco),emana una profunda tristeza. Su rostro, con lágrimas visibles, y su expresión de agotamiento y dolor, son fundamentales para la narrativa. La postura de cargar al neonato, si bien clásica, se ve subvertida por la carga emocional y los elementos surrealistas.

El título y la composición general son una referencia directa a la oración “Santa María” y al arte sacro católico. Kinich usa esta alusión a la santidad o solemnidad culturalmente impuesta a las madres como un punto de partida para su contraparte crítica:  demostrar que la maternidad es imperfecta.

El proceso de fotomontaje digital es el vehículo surreal para expresar el tabú, integrando elementos que transforman la escena en un paisaje de la psique:

Los ojos flotantes. Estos son los “ojos invisibles” de los que habla la artista, que representan el juicio y la vigilancia incesante de la sociedad, convirtiéndose en una presencia física y opresiva.

Las manos que se aferran a la mujer. Este detalle visual evoca la demanda constante de la maternidad, la ineludible carga física y emocional que la madre soporta.

El neonato. Aunque parece real, tiene una palidez y una pose que, combinadas con el contexto general, sugieren no solo la vulnerabilidad del recién nacido sino también el peso de su existencia para la mujer.

Las flores rojas. En el contexto de los colores cálidos predominantes en el trabajo de Kinich, el rojo puede simbolizar la pasión, el dolor, la vida o incluso la sangre asociada al nacimiento y el sacrificio. La inclusión de los ojos dentro de las flores refuerza la idea de que incluso la belleza natural puede ser un vehículo para el juicio social.

La libélula. Aporta un destello de transformación y esperanza. Su presencia ligera contrasta con la pesadez del resto de la composición.

La ilustración digital es crucial para fusionar estos elementos dispares en una escena cohesiva y perturbadora. Los efectos de luz y sombra, junto con el fondo oscuro y brumoso, imitan el dramatismo del arte gótico y sacro, pero aplicándolo a una escena de sufrimiento interior.

Bendita eres entre todas las mujeres es una obra maestra del surrealismo fotográfico contemporáneo. Kinich no solo crea una imagen, sino que da voz a la experiencia femenina que se encuentra bajo la vigilancia opresora de la “mirada invisible” de la sociedad. Así como esta, Kinich tiene otras obras dignas de ser admiradas y meditadas para darnos cuenta, a través de la fotografía surreal, de los temas y problemáticas reales de nuestra sociedad.

jusblssd@gmail.com

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