El Tumbao celebrará 25 años de cultura con libro conmemorativo
Bajo el sello de Cravioto Editores, el espacio cultural independiente Café Tumbao celebrará sus 25 años con la publicación de un libro conmemorativo. Se trata de un volumen nutrido con testimonios de escritores, artistas, periodistas y gestores culturales sobre este lugar emblemático de la calle Galeana. La presentación se llevará a cabo en el recinto ubicado en Galeana 167 Sur el próximo jueves 18 de diciembre, en punto de las 20:00 horas.
En entrevista, Germán Cravioto, editor del libro, indicó que esta iniciativa acude a la memoria para recordar la importancia cultural que el Café Tumbao tiene en la región. Hace unos meses se lanzó una convocatoria abierta en redes sociales para recolectar textos que versasen sobre este espacio. Se recogieron anécdotas, crónicas, cuentos, experiencias sobre la creación artística. Tras un proceso de edición, los textos se enviaron a imprenta y hoy el Tumbao desemboca su legado en un material literario.
“Lo que más me llama la atención del Tumbao es que es un espacio… además de haber cruzado generaciones, el tema está en la cultura independiente. La cultura independiente es la sustancia vitral de la pertenencia y la permanencia, en general, yo creo que en el más amplio sentido que se pueda generalizar, como lo que constituye al Tumbao en su punto más esencial”.
En poco más de cien páginas, distintas voces narran la historia del Café Tumbao. Esa pluralidad narrativa habla de personajes, de las características arquitectónicas del inmueble, de las historias surgidas tras sus muros. Se trata de un álbum formado por palabras que forjarán en los lectores más de un recuerdo, sobre todo en aquellos que son asiduos a este espacio cultural.
“El Tumbao, a su manera, es un espacio autónomo de gestión y eso facilita mucho darle la vuelta a la burocracia. Las anécdotas que están ahí, de las personas que quieren recordar cuando participaron en algún evento artístico, destacan la amabilidad de Chilo, la sencillez y la voluntad que tiene en apoyar los proyectos de los artistas de la Comarca Lagunera”, cerró Cravioto.
FRAGMENTOS DE HISTORIA
Isidro Hernández, mejor conocido como Chilo, fundó el Tumbao como un simple café en el centro de Torreón. Ahora escarba entre los archivos del recinto que fueron recopilados por el desaparecido dramaturgo Jorge Alcorcha. Entre sus manos sostiene los carteles de los primeros eventos culturales y artísticos, recortes de periódico, algún que otro cacho de memoria. Tumbao, dice, fue una mera casualidad.
En un principio, el Café Tumbao iba a ser un estudio de video. Era el año 2000 y Chilo había reunido recursos para rentar el espacio sobre la calle Galeana y comprar herramientas para proyectos audiovisuales. Metió una grúa, un dolly, otros aparatos. Era la transición de lo análogo a lo digital. Ya no había oportunidad de reinvertir para actualizar el equipo. Entonces, el dueño del inmueble le dio una idea: ¿qué tal si abría un café donde pudieran realizarse eventos de distinta índole?
Chilo trabajaba como tramoyista en el Teatro Garibay. La idea del café lo sedujo. Recuerda que con lápiz, goma y libreta hizo bocetos de cómo sería el lugar. No obstante, los trazos no le convencían; quería algo diferente. Borró y volvió a borrar, hasta que el proyecto del Tumbao apareció frente a sus ojos.
“Una noche me enojé y borré todo. Eran las tres o cuatro de la mañana. Me quedé dormido ahí en el escenario (del Garibay) donde estaba dibujando. Y en la mañana que me levanto, como a las siete u ocho que entraba a trabajar, vi el borrón, quité todo para volver a empezar otra vez y apareció el Tumbao, porque con la goma borré las patas (de las sillas) y todo se bajó al piso; las sillas se hicieron almohadas, y ahí nace, de pura casualidad”.
Además de su viejo edificio, otra característica del Tumbao es que sus asientos están en el suelo. Bastan unos cojines y una alfombra para formar cada mesa.
“Yo dije: ‘¡Es esto!’. Y ahí en el teatro teníamos alfombras, cojines, mesas pequeñas. Empecé a hacer una muestra. Invité a mis amigos a tomar café y esa de ‘estira aquí’, ‘estírate acá’. Y dije: ‘Funciona’. Tres días después me corren de mi empleo y vengo para acá, pero ya con el diseño en la mano. Me puse a hacer presupuesto y casi me dio los treinta y tantos mil pesos que tenía. Así nace”.
El Tumbao ha sobrevivido a la época de violencia, a las bajas ventas por la construcción de la Plaza Mayor, a la especulación inmobiliaria de la zona, a la gentrificación, a la pandemia por covid-19, al estruendo de diversos bares que se han instalado a lo largo del Paseo Morelos. Sigue ahí, en resistencia, como una alternativa cultural donde se albergan desde obras de teatro, talleres y presentaciones editoriales, lecturas de poesía, exposiciones artísticas, conciertos.
“La violencia fue un momento difícil. Subsistimos porque abrimos la terraza. Ya no llegaba nadie, entonces abrimos la terraza”.
Por un momento, antes de la pandemia por covid-19, el Tumbao tuvo que mudar su sede a otra casona de la avenida Allende. La zona se estaba encareciendo y para Chilo fue imposible pagar las nuevas rentas. Pero luego de un par de años, se regresó al lugar de origen.
Chilo celebra llegar a los 25 años de cultura independiente, rodeado por amistades. Esa camaradería se ha visto reflejada en la confección del libro conmemorativo. Además, los propios amigos del Tumbao han hecho llegar toda una serie de fotografías con las cuales es posible leer las memorias de años pasados.
“El libro ha sido bien acogido por mucha gente. No nos esperábamos tanto… la historia, juntarla y poder hacer el libro, que ahora se convirtió en algo mucho más visual”, concluyó Chilo.

