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El vademécum: una historia de remedios

Se trata de una recopilación de todos los medicamentos disponibles, especificando sus usos, dosis, contraindicaciones, etcétera, para consulta de los profesionales de la salud.

El vademécum: una historia de remedios

El vademécum: una historia de remedios

FABIO PÉREZ VÁSQUEZ

El vademécum es un compendio de información al servicio de la salud. La palabra está formada por dos elementos latinos: vade (ven) y mecum (conmigo).

Si bien se refiere a cualquier libro o manual apropiado para extraer de él una rápida referencia, en medicina actúa como guía para la prescripción y el uso adecuado de medicamentos.

Los avances científicos y técnicos en materia de farmacología han permitido ampliar el espectro de fármacos disponibles para lidiar con los problemas de salud, desde padecimientos físicos, como las enfermedades estomacales, hasta males neuronales, como la depresión, y aliviar el sufrimiento de los pacientes.

El vademécum facilita un uso apropiado y eficaz de la medicación en aras de garantizar la seguridad de los medicados. Después de todo, el suministro de fármacos constituye una intervención clínica que necesita supervisión y evaluación profesional constante.

Además, no debe olvidarse que, para tratar bien a un paciente, se requiere adoptar una mirada integral de él, que contemple todas las dimensiones (social, económica, cultural y más) que lo constituyen.

El vademécum permite indicar medicamentos de forma certera, en las dosis y con la frecuencia más adecuada. Imagen Unsplash Nappy
El vademécum permite indicar medicamentos de forma certera, en las dosis y con la frecuencia más adecuada. Imagen Unsplash Nappy

CONTENIDO

El vademécum contiene una descripción de casi todos los medicamentos en el mercado: nombre, definición o fórmula farmacéutica, dosis, indicaciones terapéuticas, farmacocinética (aparición, duración e intensidad de sus efectos) y farmacodinámica (sus efectos bioquímicos y fisiológicos), contraindicaciones y precauciones generales para su uso. Así, los profesionales de la salud tienen claro para qué es y para qué sirve cada uno de los fármacos que recetan.

Se trata de información que debe utilizarse siempre que se comprendan claramente los términos médicos y técnicos con los que se describen las características de las drogas.

Es revelador indagar el modo en que se han recopilado los datos reunidos en el vademécum, cómo hemos llegado a saber que esta fórmula mitiga un dolor en específico, mientras que aquella es la apropiada para aliviar un determinado malestar físico.

HISTORIA

La farmacología es una disciplina muy antigua. Hablamos de experimentar con organismos como las plantas o sus raíces, los hongos y algunos animales, para observar sus efectos en las personas.

En todas las culturas del mundo, el conocimiento de las propiedades curativas de los productos de la naturaleza tuvo un comienzo empírico, la dinámica del ensayo-error, y los saberes adquiridos se transmitieron de generación en generación.

Farmacología es un término que proviene del griego pharmakos (medicamento o droga) y logos (estudio). Ha seguido la ruta que va del curandero o chamán, al naturalista y luego al fisiólogo. Los avances acumulados siglo a siglo propiciaron las investigaciones formales sobre las propiedades químicas de las sustancias con las que se experimentaba. Con ello, vino la síntesis en laboratorio de productos artificiales, muy semejantes a los naturales y con la misma función.

En 1805, el alemán Friedrich Sertüner consiguió aislar la sustancia alcaloide del opio. Probó su efecto con algunos amigos suyos y en sí mismo. Todos experimentaron síntomas de envenenamiento severo con opio durante varios días. El compuesto fue llamado morfina, por Morfeo, dios griego del sueño.

Trece años después, otro químico alemán, Friedrich Whöler, se convirtió en el primero en sintetizar una sustancia química orgánica en el laboratorio y demostrar un fenómeno biológico. Sintetizó urea a partir de elementos inorgánicos.

En 1842, Claude Bernard, médico francés, descubrió que el curare, un veneno extraído de una planta por los nativos americanos, actúa sobre las uniones neuromusculares y así interrumpe la estimulación que un impulso nervioso ejerce sobre los músculos.

Cinco años después, la farmacología alcanzó el estatus de materia científica. Luego se fundó el primer Instituto de Farmacología en Francia, en la ciudad de Estrasburgo.

EVOLUCIÓN

La definición de farmacología ha evolucionado con el tiempo. Hoy día, se limita a la observación y el análisis de la acción de las drogas, el estudio de las sustancias activas (con excepción de los alimentos) usadas o no con propósitos terapéuticos sobre los seres vivos.

Cada medicamento surge de estudiar una sustancia activa que, procedente de una fuente natural, o sintetizada en laboratorio, ejerce cierto efecto sobre un organismo, sea este el paciente o el agente nocivo que produce el padecimiento. Por ejemplo, el metronidazol es recomendado para infecciones intestinales causadas por parásitos protozoarios. Hablamos de un remedio que fue identificado en 1955 y que, a modo de síntesis, podemos decir que impide la replicación del parásito.

Para conocer el mecanismo de acción de una droga son indispensables experimentos que pueden tomar años antes de arrojar resultados concluyentes. Las pruebas necesarias incluyen ensayos tanto in vitro (en un medio artificial fuera del organismo) como in vivo (en el cuerpo vivo de un animal o un humano). Esto último debe ser llevado a cabo bajo estrictas condiciones de monitoreo y vigilancia.

El estudio de las sustancias activas con propósitos médicos puede tomar años antes de comprobar sus efectos y que pueda entrar en el vademécum. Imagen Freepik
El estudio de las sustancias activas con propósitos médicos puede tomar años antes de comprobar sus efectos y que pueda entrar en el vademécum. Imagen Freepik

SEGURIDAD

Cabe mencionar que los medicamentos inscritos en el vademécum cumplen criterios rigurosos. Por ejemplo, el riesgo que su uso implica para el paciente debe ser mínimo y razonable con respecto al beneficio que el tratamiento puede proporcionar.

Para las pruebas con humanos, hay que saber que los criteros de elección de los voluntarios no consideran diferencias de raza, género, condición económica y otros factores parecidos (salvo que sea necesario y apropiado, como en el caso de pastillas anticonceptivas en mujeres).

Es justo afirmar que la farmacología forma parte de la vida cotidiana. Tan común y constante es su uso que apenas se repara en su importancia. Está ahí cuando se padece una enfermedad, cuando se acude al médico, cuando se toma alguna medicina, incluso cuando se prepara un té de manzanilla para un malestar estomacal.

Debe recordarse que cada medicamento es potencialmente peligroso al ser ingerido por cuenta propia. La elección de una droga que proporcione alivio a un padecimiento debe ser tomada por un especialista.

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