
Elīna Garanča le cantó a Coahuila
Saltillo la cubre con su noche, una noche de octubre, de otoño norteño y viento frío. Pasan de las 20:30 horas. Elina Garanca, considerada la mejor mezzosoprano del mundo, sube a un escenario instalado al aire libre en plena Plaza de Armas. La acompañan el director de orquesta Constantine Orbelian y la Orquesta Filarmónica del Desierto Coahuila (OFDC).
Antes apareció el coro conformado por la Compañía de Ópera de Saltillo y la Ópera de Coahuila. Junto a una orquesta dirigida por Natanael Espinoza, sus voces entonaron a Verdi: Gli arredi festivi, de la ópera Nabucco (1842) y Canzone del velo, de Don Carlo (1867). Casi dos siglos han pasado desde el estreno de esas tragedias líricas y sus partituras continúan vigentes. Es una característica de la ópera: traspasar las murallas del tiempo. Por eso, para Elina Garanca, cada aria es un nuevo viaje.
“Elina Garanca le canta a Saltillo”, así se ha nombrado al concierto, abierto sin costo a todo público. Más de dos mil espectadores. El escenario en medio de la plaza, junto al Palacio de Gobierno y ante la Catedral de Santiago Apóstol que presume su iluminación recientemente renovada.
Entonces la mezzosoprano entona y deja salir Io son l’umile ancella, de la ópera Adriana Lecouvreur (1902), de Cilea. Lo hace desde lo más íntimo de sus cuerdas vocales. Es su manera de presentarse, de tomar la noche y batirse en notas, en su vestido tan verde como los paisajes de Arteaga. Para ella, cantar siempre se ha sentido como el canto de un ave a punto del amanecer. Los fraseos ondulan en el aire. El reloj de la catedral intenta entrometerse con su timbre. “¿Qué músico no ama a los pájaros, al menos cuando inician sus cantos al final de la noche?”, escribe el francés Pascal Quignard en una de sus novelas.
El programa continúa. Constantine Orbelian da la señal a los músicos para interpretar dos piezas de la ópera Samson et Dalila (1877), de Saint-Saëns: Bacchanal y el aria melancólica de Mon coeur s’ouvre à ta voix, donde Elina vuelve a mostrar su dote.El siguiente bloque corresponde a Mascagni: el Intermezzo de Cavalleria Rusticana (1890) y el aria de la misma ópera, Himno de Pascua.
Luego, la pieza de Manuel de Falla, Spanish Dance No. 1 (La vida breve), es el anuncio para el bloque ibérico de la noche. Elina Garanca, que ahora viste de naranja, interpreta dos zarzuelas: Canción de Paloma, de El barberillo de Lavapiés (1874) y Cuando está tan honda, de El barquillero (1900).
Hay acordes familiares. Suena el Coro Toreador, el Prelude de la ópera Carmen (1860), de Georges Bizet. Carmen sin duda ha sido un papel que ha marcado la carrera de Elina Garanca. Lo compartió en una anterior entrevista para esta casa editora: “Carmen me enseñó que abrazar la imprevisibilidad y mantener la vida, el amor, las ideas y el arte frescos, es el secreto para estar verdaderamente viva dentro y fuera del escenario”. Entonces la mezzosoprano entona La Habanera y el amor se convierte en un ave rebelde que nadie puede domar.
Dos arias más de Carmen, Seguidilla y Chanson Bohème, cierran el programa oficial. No obstante, ante el aplauso del público, Elina Garanca comparte unas palabras:
“Los adoro cada vez que puedo volver a México. El público, fantástico, tremendo, caluroso que sois. Me gustaría cantar una pieza más, de zarzuela, de España: Chapí, Carceleras, que es casi casi mi favorita”.
Y el reloj de la catedral vuelve a sonar y Elina pregunta: “¿Esperamos?”. Y el público responde: “¡Sí!”. Y tras unos instantes la partitura de Chapí se levanta y anda.
Ante la ovación de pie, decide también interpretar Granada, de Agustín Lara y cerrar, ahora sí, con O mio babbino caro, el aria que Puccini colocó en la ópera Gianni Schicchi (1918). Tras más de hora y media de concierto, finalmente es despedida con aplausos y flores, para poder decir que Coahuila cubrió a Elina Garanca, en una noche sonora, en una nostalgia de sombra iluminada por su voz.
El Gobierno del Estado de Coahuila, a través de la Secretaría de Cultura, y en coordinación con el Gobierno Municipal de Saltillo y el Patronato de Arte y Cultura de Coahuila, hizo posible este evento gratuito.