
Empoderamiento y prevención: resultados del modelo comunitario contra la violencia en Rincón La Merced
Ante el crecimiento sostenido de denuncias por violencia familiar en la región, que le convierte en uno de los principales desafíos sociales, el Consejo Cívico de Instituciones (CCI) Laguna, en coordinación con la Fundación del Empresariado Coahuilense (FEC), presentó los resultados de la primera etapa del Modelo de Intervención Comunitaria para la Prevención de la Violencia Familiar, estrategia impulsada en la colonia Rincón La Merced y desarrollada tras meses de análisis, trabajo de campo y colaboración interinstitucional.
¿Cuáles fueron las acciones?
Desde su origen, el proyecto se enfocó en generar soluciones basadas en evidencia. A través del análisis de datos de llamadas al 911 entre agosto de 2024 y mayo de 2025, el equipo técnico del CCI, junto con los C4 de Matamoros y Gómez Palacio, identificó a Rincón La Merced como una de las zonas con mayor número de reportes por violencia intrafamiliar. Se detectaron patrones alarmantes: el mayor número de incidentes ocurría los domingos, después de las seis de la tarde, y la mayoría de los reportes eran realizados por mujeres.
“El incremento constante en las carpetas de investigación por violencia familiar requiere una respuesta más allá de la denuncia: necesitamos acciones preventivas, sostenidas y articuladas”, señaló Marco Zamarripa, director del CCI Laguna. “Este proyecto buscó entender las causas del fenómeno sin estigmatizar a la comunidad, sino reconstruir con ella soluciones posibles”.
Durante seis meses, se realizaron talleres sobre derechos humanos, nuevas masculinidades, cultura de paz, resolución de conflictos y prevención de adicciones, beneficiando a más de 500 personas. A la par, se organizaron ferias de servicios en las que se ofreció atención psicológica, asesoría jurídica, orientación médica y actividades recreativas para mujeres, niñas, niños y adolescentes, con sede en el centro comunitario de la colonia.
Uno de los hallazgos más relevantes fue la relación directa entre el consumo de alcohol y los episodios de violencia familiar: en más del 50% de los casos reportados, esta fue identificada como la principal causa.
“Conocer el entorno, cuántas escuelas, tiendas de alcohol, espacios públicos o núcleos familiares existen en la zona, nos permitió personalizar la intervención y diseñar medidas que realmente respondieran a las necesidades del barrio”, detalló Zamarripa.
Además de la labor educativa y comunitaria, se levantaron encuestas de percepción ciudadana antes y después de la intervención, lo que permitirá medir el impacto social de manera objetiva y replicar este modelo en otras colonias de alta incidencia. Según los coordinadores del proyecto, este enfoque combina análisis técnico con cercanía humana, generando transformaciones duraderas.
Daniela Meraz, representante de la Fundación del Empresariado Coahuilense, destacó el valor de la colaboración multisectorial: “Cuando la sociedad civil, la iniciativa privada y el gobierno caminan en la misma dirección, el cambio es posible. Este proyecto demuestra que se pueden generar entornos más seguros y esperanzadores”.
El CCI Laguna se prepara para lanzar la segunda etapa del modelo, que se enfocará en la atención a víctimas y también en trabajar con generadores de violencia familiar, con el objetivo de romper los ciclos de agresión.
“Más reportes no significan más violencia, sino mujeres que se atreven a hablar y confiar. Eso habla de instituciones que comienzan a responder con eficacia”, concluyó Zamarripa.