EL SIGLO DE TORREÓN / Mary Vázquez
Rodeados de tiraderos de basura cielo abierto se encuentran prácticamente todas las comunidades rurales de San Pedro y conforme siguen creciendo los centros poblacionales el problema de contaminación se agudiza, ya que los pobladores manifiestan que tiene años que no pasa un camión recolector y hay lugares en donde dicen que nunca han contado con el servicio.
En área conurbada de Luchana y Santa Teresa, una de las más importantes del municipio, los vecinos comentan que desde hace tres o cuatro años que les suspendieron el servicio, incluso aunque cuentan con instituciones educativas desde preescolar hasta universidad, un Centro de Salud, una clínica del ISSSTE y una estación de Policía y Bomberos.
Pero reiteran que aunque se supone que es una zona ejidal “importante” no cuentan con un servicio tan elemental, por lo que aunque están conscientes de que el depositar los residuos en predios que están cercanos a las escuelas o viviendas, manifiestan que no tienen otra opción.

Los desechos se observan en ambos lados de la carretera de acceso y dicen que hace alrededor de dos meses acudieron unas personas para retirar los montones de basura que había, pero otra vez se está acumulando, pese a que muy cerca hay lugar designado “oficialmente” como tiradero, el cual está junto a las vías del ferrocarril y detrás del viejo despepite.
Mencionan que, a tras de la Universidad Politécnica y el Cecytec, se encuentra otro punto para depositar basura, a la salida de Luchana, entre el monte hay otro lugar que por muchos años se ha utilizado como “relleno sanitario”, pero en todos los casos, debido al crecimiento, los basureros ya quedaron a un lado de las viviendas, por lo que es evidente el foco de infección.
En Luchana manifiestan que, por la salida a la comunidad había un enorme pozo, pero recientemente un particular adquirió la parcera que está a un lado, por lo que contrató maquinaria para “confinar” parte de los desechos y emparejar con tierra para evitar que el aire “aventara” la basura hacía su parcela.
Reconocen que probablemente hay otros lugares en terrenos despoblados, pero repiten que no hay opción, ya que si el camión recolector de basura no pasa, “ni modo de amontonarla” en los patios de sus casas.
“Aquí ya tiene años que no pasa la basura, yo creo que tiene unos tres años que dejaron de venir. Lo que, si es que a veces pasa un camión por aquí, como cada quince días, pero no sé si es de alguien que trabaje en la presidencia y que viva por aquí o que venga nomás a recogerá a una de las pequeñas (propiedades), porque hay muchos ranchos en los alrededores, pero aquí no vienen ni por la basura de las escuelas, acá en la secundaria el director la junta y la lleva a tirar en su camioneta”, dijo la señora Chila.

En Santa Teresa, tres señoras que esperaban el transporte público y dijeron que desde que “se acuerdan” nunca ha pasado un camión de basura, incluso pese a que en su momento en Luchana si tenían el servicio, no se consideraba a su comunidad en el recorrido.
A pocos kilómetros se encuentra el ejido Primero de Mayo y Alejo González, en donde la situación en el manejo de los residuos no es diferente. En la segunda comunidad, conocida también como Bilbao la rodean dos canales de riego y en ambos lados están los tiraderos. Comentan que, las autoridades ejidales les dijeron que multaría a aquellos que tiraran la basura donde sea y les dieron la oportunidad a unas vecinas para que se encargaran de recolectarla, pero a cambio de una cooperación, ya que los fondos recaudados serian para organizar la celebración por el Día de la Virgen de Guadalupe.
“Desde que yo vivo aquí nunca ha pasado un camión de basura, nosotros la tiramos de aquel lado de los canales, aunque ya ahorita según nos multan si la tiramos, porque hay gente que la tira onde le da su gana. Orita ya tiene que esperar uno a que lleguen las señoras y pos' ya les das una cooperación, pero quien sabe si vayan a andar todavía por que ellas andaban por lo de las danzas, son las que andan en la iglesia”, expuso Delia.
Comenta que, antes de que les permitieran a las señoras encargarse de la recolección de basura, lo hacía un joven que tiene una camioneta, ya que distribuye material para construcción, pero vive en Luchana, por lo que los desechos se los lleva al tiradero de ese ejido, pero repitió que el comisariado ejidal no les ha dicho si seguirán las señoras o el hombre que tiene el vehículo.

La zona donde se encuentra los ejidos Rosita, Concordía y Urquizo, es prácticamente una pequeña ciudad, ya que hay una gran cantidad de negocios, escuelas y clínicas de salud. Una de las personas platicó, que todavía la pasada administración contaban con el servicio de recolección, ya que les mandaban el camión los domingos y a “media semana”, pero al inicio del año lo dejaron de hacerlo y ahora acuden cada 15 días, pero solo a Rosita y a los otros dos ejidos “rara vez van”.
Cerca de esas comunidades están San Rafael, El Estribo y el Retiro, en donde al igual que al resto también “avientan” los desechos donde sea.
En esa zona hay cuatro basureros; uno que está en el entronque de la autopista Torreón-San Pedro y el bulevar, a un lado de donde estaba la maquiladora Wrangler, otro por las instalaciones de la Termoeléctrica, por la autopista, a pie de carretera, antes de llegar al Cuartel Militar hay otro, una más por el camino a San Rafael, donde están “Las marraneras” pero reconocen que seguramente hay más tiraderos a los alrededores.
La misma escena se observa por la carretera federal, pero a la altura del ejido 20 de Noviembre, los montones basura al lado de la cinta asfáltica y en ocasiones las personas les prenden fuego para “compactar” los sólidos.

OPORTUNIDAD DE NEGOCIO
La falta del servicio de recolección de residuos en el área rural ha generado un área de oportunidad de negocio para los lugareños, pues a todos los ejidos a los que El Siglo de Torreón acudió, los habitantes coincidieron en que hay vecinos que recorren los ranchos, ya sea en camioneta, triciclo o carrito de mulas y se ofrecen a tirarla.
Sin embargo, la tarifa es de 40 a 50 pesos por contenedor, por lo que en promedio les cuesta 150 pesos por “viaje”, ya que son al menos tres bolsas de plástico grandes o costales los que se generan de basura una o dos veces por semana, dependiendo el número de integrantes en cada familia.
