Un animal siempre reputado de ponzoñoso y terrorífico es sin duda el alacrán o escorpión. Su cuerpo aplanado, con ocho patas, pinzas delanteras y cola articulada nos parece una figura atípica y horrenda, por lo que los humanos nos sentimos atemorizados solo con su vista.
Los nombres alacrán y escorpión han poblado el vocabulario español juntos desde el comienzo de nuestro idioma. Ya en el siglo XII hubo autores que mencionaban una u otra palabra, sin distinguir especies de animales con ellas. La voz Escorpión viene del griego, luego pasó por el latín y llegó al español casi sin cambios, por su parte Alacrán procede del árabe y designa a los mismos animales tan temidos por los humanos.
El horror que tenemos los hombres por estos arácnidos se debe más a su apariencia que a la toxicidad del veneno de algunas especies de alacranes, pues las hay casi inocuas, aunque algunas llegan a tener alta capacidad de emponzoñar.
Sabemos que estos arácnidos clavan su aguijón cuando se sienten atacados, pero en la antigüedad existía la creencia generalizada de que los alacranes o escorpiones picaban sin que los amenazaran, es decir, lo hacían solamente por su propia satisfacción.
En China relataban que un sabio sacó a un escorpión de un río. El arácnido clavó su aguijón en una de sus manos y el sabio, de manera instintiva, lo regresó violentamente al agua. Como veía que se ahogaba, de nuevo lo salvó, y otra vez el alacrán le picó. Un observador que por ahí pasaba le reclamó al hombre sabio su terquedad, pues además de que ya lo había pinchado, él se empeñaba en salvarle la vida. Debería saber el buen hombre que los alacranes aguijonean solamente por gusto. El sapiente varón le respondió que, en efecto, estos animales atacan sin ser provocados, y esa es su naturaleza, pero también la índole de los sabios es ayudar a los demás, por eso volvió a rescatar al arácnido del peligro. Esta ilustrativa leyenda expresa la necesidades ayudar al prójimo a pesar de que su carácter podría ser perverso, pero esa peculiaridad no es obstáculo para que el hombre ejerza su natural bondad aun con los más siniestros sujetos.
Escorpión no es solamente un animal, pues en el cielo podemos ver una constelación así llamada. El infinito contiene doce constelaciones bien conocidas por su nombre y periodo del año en que aparecen. La Constelación de Escorpión rige al principio del otoño, entre el 23 de octubre y el 22 de noviembre, una vez que se ha desplazado Orión.
Cuenta la mitología griega que Artemisa, la virgen cazadora eternamente joven, fue acosada por Orión, quien incluso intentó violarla. Artemisa consiguió la ayuda de Gea, y entre las dos enviaron a un alacrán para eliminar al libidinoso Orión. El escorpión lo picó en un talón y lo debilitó. Finalmente,Orión murió a manos de Artemisa. Desde ese entonces, Escorpión aparece precisamente cuando Orión se está retirando del firmamento.
En varios lugares de La Biblia encontramos toponímicos que incluyen al alacrán, por ejemplo, cuando Yahvé le dice a Moisés cuáles son los límites de la Tierra Prometida, uno de estos linderos es una línea imaginaria que pasa por un lugar llamado La Subida de los Alacranes, llega hasta Zin, y luego se extiende hacia el sur.
Como sucede con algunos animales que tienen forma extraña para los humanos, también los escorpiones han aparecido en leyendas, pero en el caso de estos arácnidos, los relatos fantásticos se deben a su figura terrorífica, que nos causa repugnancia y temor, más que al peligro de su ponzoña, pues como dijo Paracelso:la mortalidad del veneno depende de la dosis, y no tanto de la naturaleza de la sustancia. Algunos antiguos practicaron la mitridatización, que consiste en la administración gradual de dosis subletales de un veneno para desarrollar tolerancia, y se asigna su invención al rey Mitrídates VI del Ponto. En la actualidad muy pocos se atreverían a practicar ese fenómeno tan peligroso, pues existen vacunas para contrarrestar los efectos del veneno.
De cualquier manera, si ve usted un alacrán, no le tenga confianza.